Un liderato extravagante

La Real Sociedad se ha quedado sola en lo m¨¢s alto. Consigui¨® ayer el liderato en Mendizorroza en un derby extravagante, donde sucedi¨® casi de todo y se vieron detalles poco comunes. En un partido arr¨ªtmico, lleg¨® la expulsi¨®n de Pablo, un futbolista con antecedentes verbales, y dio paso a un segundo tiempo inexplicable. La Real tuvo el triunfo a su alcance, pero se despedaz¨® en defensa, su gran tal¨®n de Aquiles. El Alav¨¦s, con diez, obtuvo la igualada a cuatro minutos del final.

Antes ocurrieron lances extra?os: un penalti inexistente que s¨ª vio Meg¨ªa D¨¢vila y que, para hacer justicia, fall¨® Llorens; un penalti existente de L¨®pez Rekarte a Ibon Bego?a que el ¨¢rbitro no observ¨®; una incre¨ªble falta se?alada a Westerveld por retener el bal¨®n seis segundos y que termin¨® en un gol pol¨¦mico, el del 2-2, en el que Rub¨¦n Navarro lanz¨® el bal¨®n contra el larguero, bot¨® m¨¢s all¨¢ de la raya y el asistente lo vio sin necesidad de moviola. En fin, muchos acontecimientos encadenados y dif¨ªciles de digerir de golpe. El resultado tambi¨¦n es sorprendente. La Real lidera la Liga con un f¨²tbol descosido y el Alav¨¦s sigue ahogado en sus c¨¢balas mientras recibe goles de todos los colores.

El f¨²tbol fue en Mendizorroza un elemento secundario. No se le ech¨® de menos porque hubo otros protagonistas. Pablo G¨®mez fue el primero, poco antes del descanso. Para entonces se hab¨ªan marcado dos goles, uno por cada equipo, pero m¨¢s como fruto de dos casualidades que por m¨¦ritos. El del Alav¨¦s, obra de Astudillo, retrat¨® a la defensa realista, que no est¨¢ ni mucho menos a la altura de un l¨ªder de Primera Divisi¨®n. El de la Real fue un calco de choques anteriores y record¨® que con el bal¨®n en los pies de Nihat, en estos momentos, puede ocurrir cualquier cosa. Tiene un im¨¢n, y ve la porter¨ªa m¨¢s grande que nadie. Ya suma cinco goles en seis jornadas. Adem¨¢s, Abelardo se comport¨® como un amigo.

Pero no hab¨ªa ocurrido nada trascendente, nada que no ocurra en un derby cualquiera, fraternal s¨ª pero horrible en cuanto a juego. Entonces apareci¨® Pablo, todo un veterano, para quien estos partidos no tienen secreto, aunque de vez en cuando y sin raz¨®n aparente tiene reacciones de alev¨ªn descerebrado. Gracias a ¨¦l, el partido entr¨® en el terreno emocional que se echaba en falta. En la disputa de un bal¨®n sin mayor importancia en el centro, con Kovacevic al lado, debi¨® proferir alg¨²n tipo de insulto. Meg¨ªa D¨¢vila, que lo escuch¨® en primera fila, no dud¨® un segundo en mandar al organizador del Alav¨¦s a la ducha. Empez¨® entonces el aut¨¦ntico partido.

El Alav¨¦s, resignado a su suerte, ve¨ªa c¨®mo ten¨ªa demasiado tiempo por delante. Hab¨ªa transmitido cierta seguridad en defensa, pero con los mismos problemas de d¨ªas anteriores: le sobrevienen problemas de concentraci¨®n repentinos que en una jugada dan al traste con todo su trabajo. La Real tom¨® conciencia de l¨ªder y cumpli¨® con su obligaci¨®n. Con el centro del campo despejado por la expulsi¨®n de Pablo, el equipo donostiarra encontr¨® a Xabi Alonso. Subi¨® a la cabina de mando y todo pareci¨® f¨¢cil: el 1-2 de Karpin, la sensaci¨®n de superioridad, la conexi¨®n con Nihat y Kovacevic...

De repente surgi¨® un primer chispazo. El ¨¢rbitro, tal vez compasivo de un Alav¨¦s tan desvalido, concedi¨® un penalti a los vitorianos. Y se desencaden¨® la locura. El fallo del penalti de Llorens, un nuevo penalti -esta vez no se?alado- a Ibon Bego?a y, para rematar, la falta indirecta se?alada al portero Westerveld por retener el bal¨®n. Rub¨¦n Navarro marc¨® el empate, tambi¨¦n con suspense y todos se marcharon medio contentos. El Alav¨¦s por salvar el partido y la Real por un liderato dif¨ªcil de pronosticar hace un mes. Todo muy extra?o. Inimaginable.