Irlanda, esta vez s¨ª
Los irlandeses han salvado el Tratado de Niza, que han aprobado en segundo refer¨¦ndum, tras rechazarlo en junio de 2001. Los dem¨¢s pa¨ªses ya lo han ratificado. La UE ha suspirado de alivio -algunos, con la boca peque?a-, al haber evitado as¨ª una crisis que hubiera echado a pique las esperanzas de los diez candidatos que est¨¢n a las puertas de la Uni¨®n. M¨¢s que a Niza, los irlandeses han apoyado esa ampliaci¨®n. Pero hacer referendos sucesivos cuando el primero sale mal no sirve a la democracia, ni mejora la imagen de una construcci¨®n europea que a menudo resulta incomprensible para la mayor parte de la ciudadan¨ªa. Ya pas¨® en Dinamarca con las dos consultas sobre el Tratado de Maastricht. Y ahora ha vuelto a pasar en Irlanda.
En el primer refer¨¦ndum gan¨® el no por un 54% frente al 46%, sobre todo debido a la baja participaci¨®n (34%). Esta vez, el Gobierno de Bertie Ahern ha echado el resto, consiguiendo movilizar al electorado, aunque ha votado menos de la mitad de los irlandeses. En junio de 2001, en Irlanda triunf¨® el lema 'Si no sabes, vota no'. Esta vez, tambi¨¦n sin saber, Irlanda ha votado lo contrario. El holgado triunfo del s¨ª (63%) no tapa el hecho de que s¨®lo 3 de cada 10 integrantes del censo electoral han aprobado el Tratado. Tras el a¨²n elevado no -el 37%- se esconde un miedo a la p¨¦rdida de la neutralidad, especialmente en el ambiente preb¨¦lico frente a Irak; el temor de la derecha cat¨®lica a que Irlanda abra las puertas al aborto, o el fin del milagro irland¨¦s de una d¨¦cada de crecimiento del 10% anual, al que no resultan ajenas unas transferencias directas de las arcas comunitarias del orden del 4%-5% del PIB anual, que van tocando a su fin.
Lo ocurrido pone de relieve la necesidad de encontrar otras f¨®rmulas que permitan reformar los textos b¨¢sicos de la UE sin que, como ha sido el caso de Irlanda, la suerte de 470 millones de europeos en una Uni¨®n ampliada dependa tanto de la opini¨®n de un pa¨ªs de cuatro millones de habitantes. El sistema federal de EE UU, por ejemplo, resolvi¨® esta cuesti¨®n estipulando que para la entrada en vigor de las reformas constitucionales basta la ratificaci¨®n de tres cuartas partes de las legislaturas de los Estados. La Europa de 25 o 30 no se podr¨¢ labrar a golpes de unanimidad. Es de esperar que el pr¨®ximo Tratado Constitucional sea comprensible para la generalidad de los ciudadanos y resuelva esta cuesti¨®n. La Convenci¨®n sobre el Futuro de Europa que lo est¨¢ preparando ha cobrado una importancia central. Tanto, que el ministro de Asuntos Exteriores alem¨¢n, Joschka Fischer, ha decidido representar personalmente a su Gobierno en este foro (como Ana Palacio al espa?ol). En parte, como efecto colateral de los referendos irlandeses, los Gobiernos est¨¢n entendiendo que lo que salga de esta Convenci¨®n resultar¨¢ dif¨ªcil de cambiar despu¨¦s.
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.