El Valencia no sabe vivir sin Baraja

El chico para todo, el futbolista total, volvi¨® a sacar al Valencia de un apuro. Baraja fue una vez m¨¢s el recuperador m¨¢s eficaz, el orden t¨¢ctico, el pasador m¨¢s certero, el atacante m¨¢s incisivo y hasta el goleador. Tal vez por eso, pese a que acumula m¨¢s minutos que nadie, Ben¨ªtez no le concedi¨® descanso en Basilea, como a la gran mayor¨ªa. Tal vez por eso no le retir¨® del campo hasta que la victoria ya estaba en el marcador. Y tal vez por eso lo pag¨®. Porque el Basilea aprovech¨® la ausencia del centrocampista en el cuarto de hora final para venirse arriba y empatar. Un resultado que no sella la clasificaci¨®n del Valencia a la segunda fase, dado el triunfo del Liverpool en Mosc¨², pero casi, casi.

El Valencia se enred¨® caprichosamente un partido que no escond¨ªa demasiados misterios. S¨ª es verdad que el Basilea en su estadio es m¨¢s equipo que la fr¨¢gil versi¨®n que se present¨® en Mestalla. Pero no tanto, en todo caso, como para provocar tantos problemas al equipo rocoso y hecho que es el Valencia, cuya jerarqu¨ªa no se discute.

Al Valencia le cost¨® digerir el encuentro. Sobre todo, a Hakan Yakin, un jugador t¨¦cnico y listo que supo levantar dolores de cabeza desde la zona de entrel¨ªneas. De los Santos no encontr¨® la manera de sujetarle y al final el Valencia acab¨® por meterse a su costa en unos cuantos l¨ªos. El definitivo le peg¨® en la cara cumplida la media hora de juego. De los Santos se comi¨® un amague de Yakin y ¨¦ste acompa?¨® su maniobra con una dejada a Ergic, que le dobl¨® por la espalda, y rompi¨® repentinamente todo el sofisticado entramado del Valencia. Al tiro de Ergic, fuerte y ajustado, tampoco encontr¨® respuesta Ca?izares.

El 1-0 provoc¨® un estallido en las gradas, que ya a esas alturas hab¨ªan demostrado vivir el encuentro con m¨¢s pasi¨®n de la imaginada. Pero fue entonces cuando el Valencia se atrevi¨® a dar un pu?etazo encima de la mesa. Habl¨® con toda claridad a trav¨¦s de un zapatazo de Baraja, de largo el mejor de cuantos pisaron el c¨¦sped suizo. Baraja, eso s¨ª, se encontr¨® un amigo en el portero Zuberb¨¹hler, que se comi¨® el remate con unas manos blandas impropias de la altura de la competici¨®n.

El empate deprimi¨® a los suizos, que alcanzaron el descanso tir¨¢ndose de los pelos. El Valencia lleg¨® ileso en el marcador, pero insatisfecho. Las rotaciones -hasta seis cambios en la alineaci¨®n- le hab¨ªan debilitado en exceso, sobre todo en lo que a Albelda -c¨®mo le ech¨® de menos Baraja- y Aimar, sin el que el Valencia pierde la mitad de su talento.

Pero el Basilea, por mucho peligro cierto que representara Yakin, el derroche de los interiores (Varela y Esp¨®sito) y la batalla del punta Gim¨¦nez, no justificaba un Valencia tan plano. Muy al contrario, la defensa suiza, aunque ordenada, era una constante invitaci¨®n a ser atacada. En cambio, los chicos de Ben¨ªtez, por sus obligaciones destructivas, no se arrancaban. S¨®lo lo intentaba, c¨®mo no, Baraja.

Algo cambi¨® en la segunda parte, en la que al menos la pelota comenz¨® a ser mayoritariamente del Valencia. El Basilea redujo todo su fuego a los contragolpes, pero el equipo espa?ol sigui¨® espeso, viviendo de lo que daba de s¨ª Baraja, a quien Zuberb¨¹hler priv¨® del segundo gol con una parada que redimi¨® de su cantada en el primero. Y ciego en punta, zona en la que tanto S¨¢nchez como Mista se reivindicaron para volver al banquillo.

Tambi¨¦n De los Santos, aunque maquill¨® finalmente su mala noche con el pase del gol que adelant¨® al Valencia: un globito, que Curro Torres, tras asomarse dentro del ¨¢rea, baj¨® con el pecho y empapel¨® luego con un toque de puntera. Un tanto que Rafa Ben¨ªtez interpret¨®, pese a que a¨²n restaba un cuarto de hora, como el punto final del partido: decidi¨® concederle entonces un rato de reposo a Baraja. Pero el chico para todo, visto lo visto, no puede faltar.

As¨ª lo entendi¨® el Basilea, que aprovech¨® la concesi¨®n para venirse arriba y dedicarle al rival 15 minutos de apreturas. El Valencia respondi¨® al suplicio con la violencia de costumbre y acab¨®, adem¨¢s de desquiciado y encerrado, con diez. Se fue Ayala y el Basilea encontr¨® premio a su insistencia en un error garrafal del Valencia, que dej¨® solo a Ergic frente a Ca?izares en una falta al borde del ¨¢rea.