Desaparecidos
El inter¨¦s que estos d¨ªas est¨¢ despertando en la opini¨®n p¨²blica la exhumaci¨®n e identificaci¨®n de cientos de cad¨¢veres de republicanos asesinados durante la Guerra Civil es la prueba de que algo en nosotros ha sufrido una sana transformaci¨®n, de que nuestra memoria va encontrando su madurez y su acomodo y de que, adem¨¢s, el estupor que aquellas matanzas provocaron hace m¨¢s de sesenta a?os puede ser, por fin, restituido con la dignidad debida, con ese gesto solidario de reconciliaci¨®n.
Despertar de esa ceguera es muy recomendable, sobre todo cuando en los ¨²ltimos veinte a?os hemos derrochado sensibilidad ante espect¨¢culos tan propagados como los desaparecidos de Argentina o de Chile, ignorando a nuestras anchas que en las tierras de este pa¨ªs, bajo el polvo de sus cunetas, sus barrancos o en el olvido de sus fosas comunes, m¨¢s de 40.000 espa?oles ped¨ªan desde sus restos un lugar entre los suyos. Y la pregunta que cabe hacerse ahora es a qu¨¦ se debe ese inter¨¦s repentino por desenterrar a los nuestros, por denunciar el asunto en novelas y ensayos, por dedicarle amplios reportajes en medios visuales y escritos, por crear, incluso, una Asociaci¨®n para la Recuperaci¨®n de la Memoria Hist¨®rica... Curiosa pregunta que puede tener, entre sus muchas respuestas, la que Javier Cercas me apuntaba hace unos meses en una de sus misivas: 'Bien pensado, Jos¨¦ Luis, quiz¨¢ s¨®lo gente de tu generaci¨®n (es decir, de la m¨ªa) puede hacer algo as¨ª'. Y no andaba muy desencaminado el autor de Soldados de Salamina cuando ven¨ªa a sugerir que s¨®lo los nietos de aquellas v¨ªctimas, alejados por imperativo generacional tanto de la hagiograf¨ªa como del ajuste de cuentas, pod¨ªan acometer una labor de semejante envergadura: romper definitivamente el silencio, recuperar el testimonio de los olvidados y devolver la dignidad a tantos muertos (civiles en su mayor parte) que permanecen todav¨ªa bajo nosotros, bajo tierra y sin duelo, sin el derecho elemental a una simple despedida.
Estoy convencido de que este momento es bueno para paliar los desmanes. El tiempo de los h¨¦roes ha pasado y ya iba siendo hora de ocuparse de sus v¨ªctimas.
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