Dos desgraciados con un fusil
Muhammad y su hijastro Malvo tuvieron una vida errante y fracasada antes de convertirse en criminales
Falta la respuesta a la gran pregunta: ?por qu¨¦? John Allen Muhammad y John Lee Malvo eran dos infelices, dos hombres sin rumbo fijo. Muhammad se divorci¨® dos veces y fue alejado de sus hijos, fracas¨® en todos los negocios despu¨¦s de una carrera militar mediocre y acab¨® convertido en un vagabundo. Malvo, un muchacho jamaicano en situaci¨®n ilegal, conoci¨® a Muhammad cuando ¨¦ste empez¨® a salir con su madre y acab¨® march¨¢ndose con ¨¦l. Si las sospechas de la polic¨ªa son ciertas, la pareja de marginados se transform¨® en un equipo de asesinos. Las causas permanecen a¨²n en el misterio.
John Lee Malvo, de 17 a?os, lleg¨® a EE UU como otros inmigrantes clandestinos: desde Jamaica a Florida, pasando por Hait¨ª, a bordo de la nave de un traficante de personas. El momento en que puso el pie en Miami, en compa?¨ªa de su madre, es incierto. Pero en 1998 se hab¨ªa desplazado ya hasta el Estado de Washington y frecuentaba la escuela de k¨¢rate que Muhammad hab¨ªa fundado en compa?¨ªa de un socio. Muhammad dec¨ªa que Malvo era su hijastro, y se dirig¨ªa a ¨¦l con un apodo cari?oso: 'Sniper', francotirador.
Muhammad, nacido en Luisiana, convertido al islam en 1985, manten¨ªa contactos ocasionales con su primera esposa y su hijo mayor, pero las relaciones con su segunda esposa eran tormentosas. ?sta pidi¨® el divorcio en 1999 y despu¨¦s le acus¨® de secuestrar a sus tres hijos. Cuando la madre los recuper¨®, el juez prohibi¨® que el padre se acercara a ellos. Muhammad hab¨ªa concluido en 1995 su carrera militar, como sargento. Era un veterano de la guerra del Golfo, un buen tirador pero ni mucho menos un especialista, y su ¨²nico talento conocido era la mec¨¢nica. Intent¨® aprovechar su habilidad montando un taller mec¨¢nico, pero su des-organizaci¨®n (en al menos un caso perdi¨® el coche de un cliente) acab¨® con la empresa. Lo mismo ocurri¨® con el gimnasio. Ocasionalmente, vend¨ªa carne congelada de forma ambulante o mendigaba.
Las vidas de Muhammad y del joven Sniper se cruzaron en Bellingham, la peque?a ciudad cercana a la frontera canadiense donde se hab¨ªa instalado Uma James, la madre del muchacho. Muhammad y James iniciaron una relaci¨®n y a finales de 2001 viv¨ªan juntos. Eso parece claro porque la v¨ªspera de Navidad de ese a?o la polic¨ªa tuvo que acudir a su domicilio para acabar con una pelea entre ellos. James y su hijo, que pocos meses antes viv¨ªan separados en refugios para indigentes, fueron detenidos y entregados a las autoridades de inmigraci¨®n, que les dej¨® provisionalmente libres a la espera de que se examinara su probable deportaci¨®n.
A finales de 2001, Salvo rompi¨® con su madre e inici¨® con Muhammad una vida de vagabundeo. Para algunas personas que les trataron, Muhammad, que obligaba al muchacho a alimentarse de galletas, miel y complementos vitam¨ªnicos, aterrorizaba a su 'hijastro' y dominaba su voluntad. Para otros, ten¨ªan una relaci¨®n relajada y normal entre padre e hijo.
Se instalaron unos meses en una casa m¨¢s o menos abandonada, donde practicaron con el rifle Bushmaster XM-15 que constitu¨ªa la ¨²nica posesi¨®n relativamente valiosa del ex soldado (su precio ronda los 800 d¨®lares), vivieron despu¨¦s en varios albergues de beneficencia y en verano se desplazaron hacia el este. En julio, Muhammad visit¨® a su familia en Luisiana. Sus parientes le notaron empobrecido, pero no notaron nada anormal en su humor. El 10 de septiembre, Muhammad compr¨® por 250 d¨®lares un viejo Chevrolet Caprice (que hab¨ªa pertenecido a la polic¨ªa) en Nueva Jersey. El 21 de ese mes, Salvo dej¨® sus huellas en una revista de armas en una licorer¨ªa de Montgomery (Alabama) y se le considera sospechoso del asalto que ese d¨ªa caus¨® la muerte de una mujer y heridas a otra. Se supone que Muhammad estaba con ¨¦l. Desde all¨ª viajaron a Maryland, donde residen la segunda mujer del ex soldado y sus tres hijos. En ese momento, por alguna raz¨®n, comenzaron a asesinar.
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