El Valencia maravilla en Mestalla

Lo nunca visto en Mestalla: terminada la primera parte, el p¨²blico, puesto en pie, echa humo de sus palmas. Acaba de contemplar una gran exhibici¨®n. Al estilo de aqu¨¦lla con la que arroll¨® al Liverpool, el Valencia hizo trizas al Athletic. O sea: con ese ritmo infernal, lleno de precisi¨®n y de talento, de un f¨²tbol con may¨²sculas, perge?ado por tres hombres en estado de gracia: Albelda, Baraja y Aimar, empe?ado este ¨²ltimo en darle la raz¨®n a Maradona.

Un espect¨¢culo al que tambi¨¦n el rival contribuy¨® lo suyo, por supuesto. Fue un Athletic tierno, inocente y desconcertado. Sin saber en ning¨²n momento a qu¨¦ hab¨ªa venido a Mestalla. A no ser que fuera para observar de primera mano por qu¨¦ el Valencia se ha convertido en un conjunto tan poderoso. Tanto, que se permiti¨® jugar al paso casi toda la segunda parte, pues entendi¨® que la goleada ya era suficientemente convincente.

Dale a Aimar un par de metros y eres hombre muerto. Eso es lo que le sucedi¨® ayer al centro del campo del Athetic, que le permiti¨® al argentino recibir, girarse y pensar. M¨¢s que suficiente para que Aimar, con su soberbio cambio de ritmo, vaya dejando rivales en la cuneta, mire a Lafuente y, tic, le coloque la pelota junto a la orillita izquierda del meta, sin que pueda alcanzarla.

Aimar es mucho m¨¢s r¨¢pido conduciendo el bal¨®n que la mayor¨ªa de sus rivales sin el esf¨¦rico entre los pies. Un placer est¨¦tico para todos, menos para sus adversarios, claro. Jupp Heynckes le hab¨ªa pedido a Oskar Vales que se encargara de Aimar en un marcaje zonal y... ?qu¨¦ pas¨®? Que Vales vivi¨® una de las peores noches de su carrera, vi¨¦ndole casi siempre el dorsal al argentino, quien, adem¨¢s, para rematar a su marcador, le hizo un ca?o en el centro del campo.

Desesperado, Heynckes busc¨® soluciones para un problema irresoluble: adelant¨® a Gurpegi al centro del campo, le dio paso a Javi Gonz¨¢lez antes del descanso sustituyendo al desafortunado Yeste... Nada. ?C¨®mo frenar la magia de Aimar?

Insaciable como estaba, el Valencia sali¨® del descanso con la intenci¨®n de seguir goleando. Transcurrido un minuto, ya dispon¨ªa de un penalti a favor. Y hubo debate. Euf¨®rico por la goleada, el p¨²blico pidi¨® que lo lanzara Baraja, pero Rafa Ben¨ªtez prefiri¨® el golpeo seco de Fabio Aurelio.

Con un 5-0, Ben¨ªtez dio descanso a algunos de sus hombres: Baraja, el primero, despedido con una enorme ovaci¨®n. Y sali¨® el Kily Gonz¨¢lez enrabietado, queri¨¦ndose unir al banquete. Dispar¨® a discreci¨®n. El Athletic asom¨® la bandera blanca: pidi¨® misericordia. Y, en cierta medida, el Valencia tuvo compasi¨®n. Reserv¨® fuerzas. Toc¨® en zonas neutras. Firm¨® la paz. Y lo aprovech¨® Tiko, que acababa de salir, para marcar desde fuera del ¨¢rea el gol del honor bilba¨ªno.