Los ?ngeles pueden con los Gigantes
Barry Bonds no logra que San Francisco gane a Anaheim en la Serie Mundial de b¨¦isbol
Los ?ngeles pudieron con los Gigantes. Ganaron el partido decisivo por 4-1. Los impactantes nombres con que cabalgan los equipos de los deportes profesionales norteamericanos, definieron lo sucedido en la Serie Mundial de b¨¦isbol, el oficioso campeonato del mundo del deporte de la pelota. La sutileza de Anaheim pudo a la mayor potencia de San Francisco en una final inesperada, pues nadie contaba con los dos equipos californianos para el t¨ªtulo. Ambos pasaron a las fases finales desde la temporada regular s¨®lo con las wild card, el sistema de repescas implantado en 1995, y gracias al que tambi¨¦n ganaron el torneo en 1997 los Marlins de Miami. Por el camino hab¨ªan quedado grandes favoritos, como los m¨¢s multimillonarios y siempre aspirantes Yankees de Nueva York -eliminados por los ?ngeles-, o los no menos ricos Bravos de Atlanta, e incluso los Cardenales de San Luis -que cayeron ante los Gigantes-. La temporada ya tuvo la seria amenaza de huelga por los salarios de los jugadores y confirm¨® su rareza con la llegada a la final de la Liga Americana, ante los ?ngeles, de los Gemelos de Minnesota, un equipo tan hundido que estaba a punto de perder la franquicia. Algo as¨ª como si Las Palmas llegara ahora a las semifinales de Copa.
Por todo ello, la Serie no ha tenido la expectaci¨®n de otras veces, como si de una final menor se tratara. S¨®lo la presencia en los Gigantes de Barry Bonds, el gran plusmarquista de los bateadores, pon¨ªa una orla de grandeza. Y no defraud¨®, aunque no pudo llevar a su equipo al triunfo final. Bonds continu¨® ampliando su gloria al batir el r¨¦cord en fases finales de home run, carreras logradas de un solo batazo al lanzar la pelota fuera del campo, plusmarca que ya posee en una temporada. Logr¨® ocho, cuatro en la Serie, donde brill¨® con los hits, batazos ganando bases, y sembr¨® el miedo siempre que cog¨ªa al bate. De hecho, una de las t¨¢cticas de los ?ngeles fue regalarle las bases prefiriendo sus pitchers -lanzadores- tirarle bolas malas a que les hiciera m¨¢s da?o con su calidad bateando.
San Francisco perdi¨® as¨ª su tercera final desde que los Gigantes se trasladaron a California, tras el humillante 4-0 de 1989 ante otro equipo a¨²n m¨¢s vecino, Oakland, y el apretado 4-3 de 1962 ante a Nueva York. Los Gigantes proced¨ªan de esta ciudad y hab¨ªan llegado ya a 12 finales, ganando cinco. Pero Anaheim, localidad al Este de Los ?ngeles, llevaba desde su fundaci¨®n en 1961 aspirando a estar en una Serie y no ha desaprovechado la oportunidad, aunque con todo el esfuerzo. Ha necesitado tambi¨¦n llegar al s¨¦ptimo partido de la serie para vencer por 4-3, remontando la ventaja de San Francisco, 3-2, que parec¨ªa decisiva.
Los Gigantes llegaron incluso a salvar en el quinto partido al peque?o hijo del entrenador, Dusty Baker, que fue arrastrado por los aires por su jugador Snow cuando consegu¨ªa una de las 16 carreras de su m¨¢s holgado triunfo, 16-4. El peque?o Darren se hab¨ªa entretenido en recoger un bate como es tradicional. Pero a pesar de ello, de resultados aplastantes as¨ª y de Bonds, no pudieron con los aplicados ?ngeles. Aunque ¨¦stos perdieron el primer partido, 4-3, se impusieron en los dos siguientes, 11-10 y 10-4, y parecieron ya perdidos con las derrotas, 4-3 y, sobre todo, la citada 16-4.
Pero su fe era angelical, y ha subido al cielo a Disney, su due?o desde 1995. Su remontada en el sexto partido, de un 0-5 a un 6-5, fue clave. Troy Glaus, autor de siete home run en las fases finales y del doblete decisivo ese d¨ªa, fue elegido el jugador m¨¢s valioso. Oportuno. No Bonds. ?l y los Gigantes cayeron a tierra.
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