La hora de Lula
El presidente m¨¢s votado de la historia de Brasil, Luiz In¨¢cio Lula da Silva, ha inaugurado con su victoria lo que ¨¦l mismo llama 'una nueva era'. No lo es s¨®lo para el pa¨ªs m¨¢s poblado de Am¨¦rica Latina, sino para toda la zona. Ha obtenido el 61,3% de votos (frente al 46% de la primera vuelta) y con ellos una ola de esperanza entre los brasile?os a la que ahora deber¨¢ responder con un programa que conjugue crecimiento econ¨®mico y lucha contra una desigualdad social que ha aumentado de forma alarmante en su pa¨ªs y en toda Am¨¦rica Latina. La dimensi¨®n social debe pasar tambi¨¦n a formar parte de la ortodoxia econ¨®mica en esta parte de las Am¨¦ricas.
El ex obrero metal¨²rgico que inici¨® un movimiento sindical en plena dictadura y en 1980 fund¨® el Partido de los Trabajadores (PT) es bien diferente al pol¨ªtico que por vez primera intent¨® alcanzar la presidencia de Brasil en 1989. Y ¨¦ste era a su vez distinto del que ha ganado las elecciones de 2002. Sin renunciar a sus valores b¨¢sicos, ha arrumbado las recetas neocomunistas y populistas en favor del pragmatismo, en un mensaje reforzado por su elecci¨®n como vicepresidente del empresario Jos¨¦ Alencar, del peque?o Partido Liberal. Lula ha puesto en el centro de su promesa pol¨ªtica no s¨®lo el crecimiento econ¨®mico, sino la inclusi¨®n social, la reforma agraria y la lucha contra la miseria.
El PT, experiencia pr¨¢cticamente ¨²nica en Am¨¦rica Latina, ha dado pruebas de buena gesti¨®n en algunos Estados de Brasil, y desde el municipio del famoso Porto Alegre ha puesto en pr¨¢ctica el innovador 'presupuesto participativo', por el que los vecinos deciden de forma casi asamblearia la asignaci¨®n de gastos.
A pesar de los esfuerzos del presidente saliente, el socialdem¨®crata Fernando Henrique Cardoso, el Brasil que hereda Lula es un enjambre de gigantescos problemas, con una deuda p¨²blica dif¨ªcil de gestionar en sus plazos actuales, una econom¨ªa casi estancada, una inflaci¨®n del 21% y una desigualdad social a punto de reventar. ?Sabr¨¢ Lula inventar un nuevo modelo de pol¨ªtica socioecon¨®mica? Si frustra las esperanzas que despierta entre sus bases, Brasil puede dar marcha atr¨¢s, y si no vuelve a reactivar la econom¨ªa, tambi¨¦n. Se va a ver atrapado entre dos fuegos: el del realismo de los mercados, que ayer reaccionaron positivamente pero que est¨¢n al acecho, y las esperanzas de sus votantes, que esperan m¨¢s justicia social. Lula se ha comprometido a cumplir con la ortodoxia presupuestaria del Fondo Monetario Internacional para obtener el pr¨¦stamo de 30.000 millones de rescate de Brasil. La clave para cuadrar el c¨ªrculo brasile?o est¨¢ en una reforma fiscal que consiga realmente que el Estado recaude m¨¢s.
A pesar de su victoria aplastante frente al socialdem¨®crata Jos¨¦ Serra, Lula puede acabar necesitando el concurso de esa formaci¨®n para llevar a cabo sus reformas. El PT, con sus 91 esca?os, se ha convertido en el primer partido, pero en un Congreso atomizado donde no tiene una mayor¨ªa suficiente, como no la tiene en los Estados federados de un pa¨ªs ingobernable s¨®lo desde el centro. Al PT se le han escapado Estados cruciales como R¨ªo de Janeiro, S?o Paulo y R¨ªo Grande do Sul. Una parte de las intenciones de Lula quedar¨¢ desvelada hoy con la formaci¨®n del equipo, previsiblemente de coalici¨®n, que ha de conducir el cambio de Administraci¨®n que culminar¨¢ el 1 de enero de 2003.
Dado su peso y alcance, este triunfo marca una divisoria de aguas en Am¨¦rica Latina, donde la izquierda ha crecido tras una d¨¦cada ortodoxa en buena parte fallida. Como en Brasil, otros procesos democr¨¢ticos han llevado al poder a dirigentes de origen modesto, lo que representa un cambio de envergadura. Ahora bien, no todos los pa¨ªses ni sus gobernantes son iguales. Brasil no es Venezuela, y Lula no es Ch¨¢vez. La apuesta de futuro que han hecho los brasile?os requiere un apoyo internacional. ?ste es un pa¨ªs demasiado importante para toda la zona y para el conjunto de las Am¨¦ricas como para no prestarle la atenci¨®n que requiere, siempre que los brasile?os empiecen por ayudarse a s¨ª mismos, reinvirtiendo en su propio pa¨ªs el dinero que algunos han sacado a raudales. Si dif¨ªcil le ha resultado llegar a la victoria, m¨¢s a¨²n es lo que le queda por hacer para que la hora de Luiz In¨¢cio da Silva llegue a convertirse en lo que algunos ya anuncian como 'la era de Lula'.
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