Terrorismo social
S¨ª, terrorismo social es lo que estamos padeciendo los sevillanos responsables, trabajadores y cumplidores de la ley y el orden.
?Hasta cu¨¢ndo vamos a tener que padecer este c¨¢ncer permanente del atraco callejero, del navajazo, de la estafa comercial, de los robos domiciliarios, del tir¨®n con lesiones personales, de las pu?aladas nocturnas, de los destrozos arquitect¨®nicos, de los fuegos en los contenedores, de las roturas de mobiliario p¨²blico, de los atracos de los gorrillas, de la droga en todo el ¨¢mbito social de la ciudad, donde los traficantes les ense?an a sus hijos c¨®mo ellos ganan en un d¨ªa m¨¢s que un trabajador en un a?o, motiv¨¢ndoles de esta forma en el negocio, creando escuelas marginales y nutri¨¦ndose de ellas?
Soy un enamorado de mi ciudad en particular y de mi regi¨®n en general, he luchado en la calle, he trabajado en las entidades sociales, he colaborado con los vecinos por mejorar la calidad de vida de todos los ciudadanos, pero cuando veo a d¨®nde estamos llegando, lloro de rabia, de impotencia, de nostalgia de aquellos tiempos en que cre¨ªamos que con la democracia ¨¦sta ser¨ªa una ciudad alegre, pr¨®spera, sana y atractiva para que propios y extra?os disfrut¨¢ramos de ella. Pero, por el contrario, s¨®lo vemos un sector de la juventud sin m¨¢s horizonte que el fondo de una litrona, por falta de ideales unos y de trabajo otros. Mientras, los pol¨ªticos que tienen el poder se preocupan m¨¢s de criticar los fallos de sus oponentes que de colaborar en crear los medios para que el legislador articule los instrumentos que puedan acabar con este terrorismo social que estamos padeciendo.
He llegado a plantearme, cuando he visitado algunas ciudades del norte, donde las personas viven sin problemas como los nuestros, la posibilidad de trasladarme a vivir el resto de mis d¨ªas en otro lugar. Pero, c¨®mo puedo, despu¨¦s de tantos a?os de lucha contra las injusticias de la dictadura fascista, abandonar esta tierra de la que tan orgullosos estamos los nacidos en ella.
S¨®lo me queda pedir que, desde las asociaciones de vecinos, tomemos de nuevo las pancartas y las banderas reivindicativas y salgamos a la calle a reclamar aquello por lo que hemos luchado durante tanto tiempo: la paz, el trabajo y la libertad.
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