Fant¨¢stico con mensaje

Ah¨ª queda eso: en un mundo en el que han despertado los dragones, en el que todo ha quedado arrasado por la voracidad ¨ªgnea de las malvadas criaturas. Pero, como en Ast¨¦rix, una aldea resiste, all¨¢ en el profundo sur ingl¨¦s, el atroz reino de muerte y dolor. Y hasta all¨ª llega, y a pesar de que si algo dominan los dragones es justamente el cielo... ?nada menos que un grupo de soldados de Kentucky, helic¨®pteros incluidos, toma ya!

O sea, que de ciencia-ficci¨®n nada, y de fant¨¢stico, menos: a pesar de las maquetas, de los monstruos volantes, del ambiente posdestrucci¨®n masiva, al estilo Mad Max, de lo que aqu¨ª va la cosa es del recordatorio de la necesidad de que dos aliados hist¨®ricos, Gran Breta?a y Estados Unidos, y bajo la direcci¨®n militar (por supuesto) de este ¨²ltimo, se enfrenten al Mal con may¨²sculas, a la destrucci¨®n sin nombre. Habr¨¢ quien quiera verla como un filme de g¨¦nero, y all¨¢ ¨¦l.

De ser as¨ª, tenga presente que la pel¨ªcula es un monumento al quiero y no puedo, una aparentemente lujosa superproducci¨®n que, en realidad, est¨¢ hecha con dos duros, mucho efecto digital y actores en horas bajas (McConaughey, Bale). Que la historia estrictamente guerrera, es decir, el enfrentamiento entre ingleses y americanos, primero, y la necesaria cooperaci¨®n contra El Drag¨®n -porque hay uno as¨ª, con may¨²scula: el padre de todas las destrucciones ?les suena?-, despu¨¦s, es m¨¢s bien parca, por no subir el tono y decir que pat¨¦tica. Y que la historia sentimental, que tambi¨¦n la hay, como mandan los c¨¢nones, es de una pudibundez digna de mejor causa.