Teor¨ªa del columpio
Con el cat¨¢logo que la Fundaci¨® T¨¤pies le dedica a Isidoro Valc¨¢rcel Medina (1937), el artista murciano tiene su retrospectiva, que es una forma de decir que se ha arreglado y ordenado su denso curr¨ªculo como autor conceptual y de saciar la curiosidad que algunos han sentido por lo que ¨¦l ha llamado 'cosas viejas', refiri¨¦ndose a que sus obras no s¨®lo eran depositarias de un sentido, tambi¨¦n, y sobre todo, ten¨ªan una funci¨®n, eran 'meros documentos de algo que ellas no son'.
El libro en cuesti¨®n est¨¢ coproducido por el centro barcelon¨¦s, la sala de Ver¨®nicas de Murcia y el Centro Jos¨¦ Guerrero de Granada, y documenta el escaso material de su obra, 'cabe con holgura en unos cuantos cajones de una peque?a buhardilla', seg¨²n el 'ant¨®logo' Jos¨¦ D¨ªaz Cuy¨¤s; sus relaciones con la ciudad, 'esa industriosa f¨¢brica cuyo principal producto es la realidad que vemos, como m¨¢quina del tiempo' y con lo que ¨¦l llama arquitecturas prematuras, donde se enfrentan los dos sistemas de la l¨®gica com¨²n y utilitaria de la edificaci¨®n y el de la privada y privativa de la construcci¨®n p¨²blica. Fruto de su visi¨®n cr¨ªtica hacia la megam¨¢quina son sus Estructuras tubulares, La Celos¨ªa, basada en la novela de Robbe-Grillet; el libro Relojes, donde se vale de la fotograf¨ªa para relatar un a?o del tiempo de la ciudad de Madrid; Motores, grabaciones que relatan mediante el sonido del motor el trayecto del autom¨®vil entre la capital y El Escorial, adem¨¢s de sus registros fotogr¨¢ficos an¨®nimos, sus anuncios p¨²blicos, diccionarios de uso y encuestas. Sus armarios-cuadros que guardan cosas (la pintura como anaquel) descubr¨ªan en ¨¦l a un autor social que hab¨ªa abandonado la soledad de su cub¨ªculo y se hab¨ªa despojado definitivamente del formalismo inicial de sus cuadros para abrazar la narraci¨®n pura, esquel¨¦tica.
IR Y VENIR DE VALC?RCEL MEDINA
Fundaci¨® T¨¤pies Arag¨®, 255. Barcelona Hasta el 8 de diciembre
Valc¨¢rcel Medina recorre las calles recogiendo datos de uso com¨²n, t¨®picos, signos, pues para ¨¦l, que sigue a Deleuze, la nueva realidad de la megal¨®polis no es la naturaleza, sino la informaci¨®n, que en su caso no puede estar sometida a una raz¨®n que identifique los datos, sino que ¨¦stos han de servir para ser narrados 'seg¨²n su propio orden, seg¨²n el doble sentido de su etimolog¨ªa, como cuento y como cuenta'.
Valc¨¢rcel Medina asegura que siempre se ha negado a las retrospectivas: 'No me gusta mirar hacia atr¨¢s sin la consiguiente ira, no soy un rumiante, ni un carro?ero'. Y si se le pregunta si existe un arte que no sea institucional, responde: 'Pues claro, el arte'. Niega un af¨¢n coleccionista: 'S¨®lo colecciono fracasos'. Pero lo cierto es que para entrar a ver las tres piezas que ha depositado en la planta s¨®tano de la Fundaci¨® hay que pasar por las rotundas salas donde hoy se exhiben algunas de las mejores piezas de T¨¤pies. Valc¨¢rcel Medina presenta una instalaci¨®n limpia, constituida por tres ficheros en hilera de 5,5 metros suspendidos del techo. El fichero central exige del usuario un traslado temporal para su manejo, un 'ir y venir' que le transporta por el tiempo y mediante el viaje por el sentido de las palabras dibuja las trazas de la memoria.
Entre el v¨¦rtigo de la interpretaci¨®n de un artista y la l¨®gica de los hechos del otro, el visitante se puede columpiar. Es el 'ir y venir' de Valc¨¢rcel Medina.
Sala de las Ver¨®nicas. Murcia. Del 10 de enero al 16 de febrero de 2003. Centro Jos¨¦ Guerrero. Granada. Del 10 de abril al 22 de junio de 2003.
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