Cacao
Hace ahora quinientos a?os, en su cuarto viaje a Am¨¦rica, Crist¨®bal Col¨®n conoci¨® en Nicaragua la existencia del cacao, alimento milenario de los mayas. El Sal¨®n del Chocolate de Par¨ªs lo celebr¨® este fin de semana por todo lo alto: esa vaina de la familia de las esterculi¨¢ceas inund¨® Europa de dulzuras desconocidas, y adem¨¢s nos lleg¨® con rumor afrodisiaco. En Madrid no se han organizado celebraciones especiales porque no hace falta: tenemos cacao permanente; no es s¨®lo caos. Madrid necesita un bomb¨®n, dicho sea sin se?alar.
Porque ya no quedan ni chocolater¨ªas, excepci¨®n hecha de la de San Gin¨¦s, refugio de pecadores y golosos del amanecer. Incluso la propia palabra 'chocolate', de origen azteca, ha adquirido matices jorobados por su clandestina relaci¨®n con los 'camellos', que tambi¨¦n son clandestinos. El t¨¦rmino 'pastilla', tradicionalmente asociado al chocolate, goza asimismo de prestigio canalla en la actualidad por culpa de fren¨¦ticas juventudes y desaprensivos dromedarios metidos en el negocio del bakalao y el desatino.
Pero los ortodoxos sabemos que el chocolate, cient¨ªficamente, sigue siendo el Theobroma cacao, que no significa broma o risa de los dioses, como quisieran los libertinos ignorantes, sino 'alimento de la divinidad', elixir celestial que amaina algunas amarguras. Pertenece al grupo privilegiado de plantas 'estupefactas' que, con sus m¨¢s y sus menos, se han implantado clamorosamente en Occidente hasta el punto de ser legales, como el caf¨¦, el tabaco o la vid.
Distinta suerte ha corrido el cannabis, que sigue siendo maldito en Occidente porque no pertenece, dicen, a nuestra cultura, y porque si lo legalizaran se iban a hundir muchos negocios. Dicen que el chocolatito alivia penas. Tal como se presenta de sombr¨ªo este noviembre, quiz¨¢ haya que atiborrarse cada tarde a chocolatazo espeso con churros, picatostes y mojicones (las porras son belicistas). Tambi¨¦n es buena ¨¦poca para consolarse con setas, que son est¨²pidas pero sabrosas. Pero, sobre todo, ¨¦ste es el tiempo de las casta?eras y, por tanto, de las casta?as. Todo sea para conmemorar el cacao que estamos padeciendo.
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