El Valencia revalida en Montju?c
Lecci¨®n magistral del equipo de Ben¨ªtez en el mismo campo donde puso la directa al t¨ªtulo
Le da igual que sea en Anfield o en Montju?c, que el calendario le lleve a Basilea o a Madrid. El Valencia va dejando huella en todos los estadios, indicios. Un desaf¨ªo: quien aspire a desposeerle del t¨ªtulo, que se ate los machos. Si se requiere de las intervenciones de urgencia de Ca?izares, ning¨²n problema. Y si no, pues tanto mejor, que el Espanyol, pese a su espectacular mejora, tampoco es el Liverpool. Sucede que este Valencia tiene jugadores, estrategia y una puesta en escena en la que no se advina el m¨ªnimo desliz. No lo destempla ni la consabida resaca europea tras un triunfo tan sonado como el que atrap¨® en Liverpool. Da miedo. Y por encima de todo, ofrece una sensaci¨®n de fiabilidad, hoy por hoy ¨²nica en el campeonato. Ayer gan¨® en Montju?c. Le cost¨®. No pod¨ªa ser menos ante un Espanyol en plena efervescencia, renacido despu¨¦s de los dos triunfos consecutivos con los que hab¨ªa salido de la zona infernal de la tabla y que jug¨® m¨¢s que decentemente. Pero el Valencia lo super¨® y se gan¨® a pulso los tres puntos.
ESPANYOL 0| VALENCIA 1
Espanyol: Argens¨®; Navas, Soldevilla, Domoraud, David Garc¨ªa; Morales (Luque, m.79), Roger; Toni Velamaz¨¢n (Iv¨¢n De la Pe?a, m.54), Maxi, Mart¨ªn Posse; y Milosevic (Tamudo, m.54). Valencia: Ca?izares; Curro Torres, Ayala, Pellegrino, Fabio Aurelio; Albelda, Baraja; Rufete, Aimar (Mista, m.77), Vicente (Kily Gonz¨¢lez, m.65); y Carew (Angulo, m.81). Gol: 0-1. M.73. Fabio Aurelio transforma magistralmente una falta desde el borde del ¨¢rea haciendo pasar el bal¨®n por encima de la barrera con mucho efecto, a media altura y ajustado al palo izquierdo de Argens¨®. ?rbitro: Esquinas Torres, del colegio madrile?o. Mostr¨® tarjeta amarilla a Pellegrino. Estadio Ol¨ªmpico de Montju?c. Unos 35.300 espectadores.
El armaz¨®n valencianista es imponente. Carew es un toro que desarregla cualquier defensa. Y por si Soldevilla o Domoraud no tuvieran bastante con el noruego, de vez en cuando Aimar les pon¨ªa los pelos de punta. Los encaraba a toda mecha, con el bal¨®n bien pegadito a los pies. Y no es porque el Espanyol no tratara de atrapar al argentino muchos metros antes, que en esa tarea se desfond¨® Morales. Pero no hab¨ªa manera de controlar al liviano mediapunta argentino. Ben¨ªtez aline¨® a Vicente por la izquierda. Otra pesadilla para Navas. Y no digamos ya lo de Baraja, que las rasc¨® todas en el tremendo trasiego que se desarroll¨® en el centro del campo. Pero no contento con eso, lleg¨® con facilidad arriba y hasta envi¨® un cabezazo a la cepa del palo. Fue el primer aviso del Valencia. Luego hubo otro bal¨®n de Carew que lami¨® el travesa?o, en una de las muchas acciones en las que su equipo demostr¨® lo peligroso que resulta en el juego a¨¦reo.
El Valencia cuenta con un sistema defensivo que dej¨® ayer a los delanteros del Espanyol sin posibilidad de hablar con Ca?izares. Misi¨®n imposible porque eran frenados tan lejos del dorado portero que s¨®lo hubieran podido hacerse o¨ªr provistos de un meg¨¢fono. As¨ª las cosas, Roger trat¨® de manera repetida de reeditar su golazo ante el Recreativo. Ayer no se atrevi¨® a probarlo desde 54 metros, pero era a unos 30 o 35 metros de Ca?izares donde pon¨ªa el l¨ªmite la defensa valencianista. De all¨ª no pasaban los blanquiazules. Por intentar que no quedara. Roger lo prob¨® desde tan lejos y tambi¨¦n Maxi. El estado de ebullici¨®n del Espanyol daba cuanto menos para tal atrevimiento. El Valencia ajust¨® las piezas en el centro del campo y el partido adquiri¨® un ritmo infernal y pese a que a veces se trab¨®, el juego result¨® admirable y por momentos entretenido.
Moya, el nuevo t¨¦cnico del Espanyol, volvi¨® a intentar lo que tan buen resultado le dio en M¨¢laga. Diez minutos despu¨¦s del descanso, meti¨® en el equipo a Tamudo, que algo renqueante volvi¨® a empezar en el banquillo, y a Iv¨¢n De la Pe?a. La tralla le dio al Espanyol para cinco minutos. Por una vez Ca?izares tuvo un sofoc¨®n. Tamudo, a diferencia de Milosevic, las persigue todas y pilla por sorpresa. Y De la Pe?a puso en un brete a Pellegrino cuando lo regate¨® y enfilaba ya un camino expedito hacia Ca?izares. El central argentino lo derrib¨® y el ¨¢rbitro estim¨® que la tarjeta amarilla era suficiente castigo. Discutible, cuanto menos.
Lo que no es cuestionable es la victoria valencianista. Antes de que Carew enviara por segunda vez al palo ya estuvo a punto de superar a Argens¨® con una vaselina. Y poco despu¨¦s, la pen¨²ltima correr¨ªa de Aimar requiri¨® la entrada en falta de Domoraud. Por si no tuviera suficientes armas letales, all¨¢ que se fue Fabio Aurelio para ejecutar un lanzamiento perfecto: con rosca, duro, por encima de la barrera, junto al palo, inalcanzable para Argens¨®. Fue el golpe definitivo. Ben¨ªtez introdujo cambios de enjundia. Pero daba igual. El Valencia, ya lanzado por la inercia del gol, funcionaba como un reloj. As¨ª revalid¨® el triunfo con el que el a?o pasado, en Montju?c, despu¨¦s de remontar un 2-0 que habr¨ªa dejado en el paro a Ben¨ªtez, meti¨® la directa al t¨ªtulo.
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