Las secuelas de vivir una experiencia l¨ªmite
El estr¨¦s postraum¨¢tico afecta al 15% de quienes sufren una situaci¨®n tr¨¢gica o una cat¨¢strofe
Hay heridas que no cicatrizan. Al contrario: pasado el primer golpe, el trauma permanece. Quince de cada 100 personas (20 de cada 100, seg¨²n algunos especialistas), perpet¨²an el sentimiento de dolor, p¨¦rdida o p¨¢nico una vez que el impacto sufrido ha pasado. Experiencias l¨ªmites que ponen en peligro la vida propia o la ajena, agresiones sexuales que dejan a la v¨ªctima destruida y anclada en el pasado y cat¨¢strofes causadas por el hombre o la naturaleza constituyen el caldo de cultivo del s¨ªndrome de estr¨¦s postraum¨¢tico. El dolor deja huella en la mayor¨ªa de los individuos, pero en el 80% de la poblaci¨®n se aten¨²a con el tiempo y no condiciona los sentimientos y el comportamiento posteriores. ?Por qu¨¦, ante los mismos hechos, unos se reponen y siguen adelante y otros permanecen heridos? En parte, sigue siendo un misterio: aunque el s¨ªndrome de estr¨¦s postraum¨¢tico est¨¢ motivado por acontecimientos externos graves, el factor individual es determinante.
Las v¨ªctimas de violaciones, terrorismo y cat¨¢strofes son los principales afectados
El diagn¨®stico de estr¨¦s postraum¨¢tico hay que hacerlo un mes despu¨¦s del hecho que lo caus¨®
'Definir el t¨¦rmino trauma es dif¨ªcil porque se trata de una palabra muy gastada sem¨¢nticamente y a menudo se hace un uso inapropiado de ella. Aunque hay puntos comunes entre dolor y trauma, no son lo mismo. Los sucesos vitales negativos como la muerte de un ser cercano o la separaci¨®n no querida de la pareja causan dolores profundos, pero 'lo que caracteriza el estr¨¦s postraum¨¢tico es la percepci¨®n de una amenaza que pone en peligro la integridad f¨ªsica o ps¨ªquica de una persona', matiza el catedr¨¢tico de Terapia de Conducta Enrique Echebur¨²a.
Adem¨¢s de las v¨ªctimas de violaciones, torturas, terrorismo o guerras, hay que pensar tambi¨¦n en los que sufren violencia familiar, accidentados de tr¨¢fico, enfermos incurables o empleados que padecen acoso laboral grave. Todas estas causas producen da?os f¨ªsicos y ps¨ªquicos que pueden cristalizar en un trastorno de estr¨¦s postraum¨¢tico en funci¨®n de la personalidad de la v¨ªctima y de c¨®mo se encontraba antes de la agresi¨®n o el atentado. En una personalidad depresiva o con un cuadro de ansiedad, el impacto se duplica y llueve sobre mojado.
'Aunque se calcula un porcentaje epidemiol¨®gico del 15% o el 20%, considero que la poblaci¨®n afectada es superior', afirma el catedr¨¢tico de Psiquiatr¨ªa Francisco Alonso Fern¨¢ndez. 'Hay que distinguir entre el estr¨¦s agudo ante una situaci¨®n negativa o catastr¨®fica y el trauma ps¨ªquico causado por una experiencia aguda vinculada con la muerte de forma directa o indirecta', precisa. En el s¨ªndrome de estr¨¦s postraum¨¢tico 'hay grados y escalas y la edad marca diferencias decisivas. Los escolares son los m¨¢s vulnerables porque su personalidad no est¨¢ formada. Los m¨¢s peque?os dependen a¨²n de las reacciones de sus padres, y viven las cat¨¢strofes a trav¨¦s de los ojos y las expresiones de ¨¦stos', dice Alonso Fern¨¢ndez.
M¨¢s de la mitad de la poblaci¨®n sufre alg¨²n trauma a lo largo de la vida, pero, por lo general, el p¨¢nico y la angustia remiten unas semanas despu¨¦s. En otros el malestar empieza justamente entonces, y a veces pasados meses o a?os. 'El diagn¨®stico hay que hacerlo un mes despu¨¦s del hecho que lo caus¨®', aclara Echebur¨²a. Despertarse bruscamente empapado de sudor al revivir el miedo padecido, caminar por la calle y sentir p¨¢nico ante un hombre con un modelo de gafas que le recuerda a su agresor... La reexperimentaci¨®n de las situaciones que desencadenaron el trauma es uno de los s¨ªntomas que acompa?an al trastorno. Una vez incrustado en la memoria, el miedo reiterado se hace tendencia. 'Por sexo, las mujeres presentan una mayor prevalencia ante el s¨ªndrome', asegura Alonso Fern¨¢ndez. 'Y, en general, las personalidades adultas hipersensibles, con baja autoestima, inseguras, es decir, las que tienen rasgos vinculados con el car¨¢cter neur¨®tico. Al igual que las personalidades l¨ªmite o disociadas', agrega.
El estr¨¦s postraum¨¢tico implica sentir fobia a los fen¨®menos o a las situaciones que generaron el s¨ªndrome. A menudo el miedo m¨¢s intenso lo genera la violencia (sufrida o vivida como testigo), los accidentes graves y las cat¨¢strofes. 'Los atentados terroristas dejan m¨¢s secuelas que las cat¨¢strofes naturales, sobre todo en los ni?os', puntualiza el profesor Alonso Fern¨¢ndez, autor de un libro sobre la terrofobia que ver¨¢ la luz pr¨®ximamente en Salvat: Los fan¨¢ticos terroristas. La multiplicaci¨®n de los escenarios de violencia y las desgracias colectivas contribuyen a que, de una u otra manera 'la tercera parte de la poblaci¨®n haya sufrido el s¨ªndrome', prosigue Alonso Fern¨¢ndez. En situaciones de guerra o de conflicto permanente es toda la poblaci¨®n la que se ve involucrada. 'Se puede decir que durante la Guerra Civil y los primeros a?os de la posguerra espa?ola, el 100% de la poblaci¨®n padec¨ªa estr¨¦s', se?ala Francisco Alonso. En ocasiones, es toda una generaci¨®n de ni?os y j¨®venes la que queda destruida, como en Sierra Leona, o en otros escenarios de guerra donde los menores son obligados a ser soldados. De igual modo, M¨¦dicos sin Fronteras ha advertido que la salud mental de la poblaci¨®n palestina en los territorios aut¨®nomos de Cisjordania y la franja de Gaza se halla da?ada por un doble sentimiento de desprotecci¨®n y de estr¨¦s permanente. La matanza del 11 de septiembre tambi¨¦n ha dejado un largo rastro de v¨ªctimas emocionales, adem¨¢s de muertos.
El psiquiatra Luis Rojas Marcos, ex responsable de la red de hospitales p¨²blicos de Nueva York y testigo y superviviente de la tragedia, acaba de publicar M¨¢s all¨¢ del 11 de septiembre: la superaci¨®n del trauma. Recientemente, Manuel Trujillo, director del Servicio de Psiquiatr¨ªa del Hospital Bellevue de Nueva York, tambi¨¦n ha dado a conocer en un libro su experiencia con las v¨ªctimas: Psicolog¨ªa para despu¨¦s de una crisis. En el hospital Julio Matos de Lisboa, donde se trata a las v¨ªctimas o los combatientes de las guerras coloniales portuguesas, Echebur¨²a dice haber visto enfermos que 20 o 25 a?os despu¨¦s segu¨ªan atados al impacto vivido o al sentimiento de culpa si hab¨ªan participado en matanzas. En su pr¨¢ctica diaria conoce tambi¨¦n a v¨ªctimas de atentados terroristas o de accidentes de tr¨¢fico con la personalidad destruida o apagada porque han dejado de ser lo que eran.
Tratamiento de desactivaci¨®n y otras terapias
El reto de la medicina est¨¢ en despojar a las v¨ªctimas no de su pasado, sino del hecho destructivo que les cambi¨® la vida. Una parte clave del tratamiento consiste en desactivar la reexperimentaci¨®n a base de exponer de nuevo al paciente ante el suceso traum¨¢tico. A veces se graba la exposici¨®n, si lo consiente el paciente, para que ¨¦l mismo pueda tener un referente de los sentimientos de miedo, ira, impotencia y venganza que experimenta al revivirlo.No importa que aparezcan insultos o gritos, aunque las v¨ªctimas sean personas educadas: lo que se pretende es revivir la situaci¨®n, no verbalizarla. 'El objetivo es que se habit¨²en al hecho y lo mantengan en su mente en vez de escapar de ¨¦l cada vez que se presenta', explica Enrique Echebur¨²a. A fuerza de saciarse y de agotarse con esa situaci¨®n el sujeto ya no lo revive de improviso. 'Huir de la situaci¨®n o evitarla s¨®lo es negativo si se da al mismo tiempo la reexperimentaci¨®n del suceso', puntualiza Echebur¨²a. 'Si no es as¨ª, es l¨®gico querer escapar de algo desagradable. Si un paciente que ha sufrido abuso sexual de ni?o evita m¨¢s tarde las conversaciones sobre este tema, de acuerdo. El problema surge cuando algunos de estos ni?os ya adultos experimentan bloqueos con su pareja ante manifestaciones de ternura o intimidad'. En el estr¨¦s postraum¨¢tico hay cierto parentesco con la neurosis de ansiedad, pero Francisco Alonso Fern¨¢ndez advierte de que 'mientras que en la neurosis el conflicto que lo determina est¨¢ reprimido', en el estr¨¦s postraum¨¢tico se da 'la reviviscencia del acontecimiento. El car¨¢cter se altera, la persona se retrae y queda polarizada en el suceso vivido. En ocasiones se traduce en cuadros depresivos, insomnio, dolores de cabeza, hiperfagia, etc¨¦tera, por lo que puede repercutir en otros trastornos f¨ªsicos y ps¨ªquicos'. Para reforzar ese yo atenazado y liberarle 'de la esclavitud del pasado', Echebur¨²a ve imprescindible apoyar el entorno social del paciente para que tejan una red familiar y afectiva que d¨¦ seguridad y confianza a la v¨ªctima.Partidario de un tratamiento mixto de f¨¢rmacos y psicoterapia, Alonso Fern¨¢ndez estima que adem¨¢s de fortalecer el yo del enfermo con 15 o 20 sesiones en consulta, este trastorno requiere la ayuda de f¨¢rmacos que moderen 'la hiperactividad derivada del exceso de noradrenalina'. Echebur¨²a tambi¨¦n considera ¨²til, aunque no como primera elecci¨®n, recurrir a antidepresivos para paliar el d¨¦ficit de serotonina que padecen estos pacientes.
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