No 'reciclables' para el terror
Una vez controlado el brutal estremecimiento que produjo el asesinato terrorista de nuestro compa?ero Jos¨¦ Mar¨ªa Lid¨®n, se extendi¨® entre los jueces del Pa¨ªs Vasco una sensaci¨®n de forzada tranquilidad. Se dir¨ªa que, traspasado un cierto umbral de presi¨®n ambiente, la lucidez se abri¨® paso de forma natural. Notamos que cesaba esa sobrecarga de ansiedad que dificulta el entendimiento de la acci¨®n criminal.
?Por qu¨¦ asesinaron a Jos¨¦ Mar¨ªa? Por la simple sinraz¨®n de que ejerc¨ªa honrada y dignamente la jurisdicci¨®n en el Pa¨ªs Vasco, a pecho descubierto, '(...) apreciando sin odio ni afecto las pruebas que se os dieren y resolviendo con imparcialidad si son o no responsables de los hechos que se les imputan'.
No se imaginaba que desde meses atr¨¢s un grupo de fan¨¢ticos, infectados de ideolog¨ªa fascista, anotaba cuidadosamente los rutinarios andares de la pac¨ªfica ejecutoria de una buena persona: a esta hora hacia la Audiencia, un beso a Marisa cuando le despide hacia la mitad del trayecto; a esta otra hora, relajado, entre juicio y juicio, con los compa?eros frente a una taza de caf¨¦; las clases de Derecho Penal en estos horarios, a paso ligero a trav¨¦s de los patios universitarios repletos de juventud, respondiendo sin detenerse a los saludos; siempre, ya perpetuamente, sonriente; hoy es domingo, ha dirigido las lecturas en la celebraci¨®n religiosa de la parroquia, le queda tiempo para practicar su deporte favorito: charlar, preguntar, opinar en grupo, con sus convecinos; en las plazas de ese barrio algorte?o que, quedamente, en el silencio ambiente de las dictaduras sociales, se conmueve al saber que conoc¨ªan al chivato y, con toda probabilidad, tambi¨¦n a los asesinos. Porque estaban entre nosotros, qu¨¦ espanto, el ojo de nuestra vecina, el compa?ero de clase de nuestro sobrino.
?Para qu¨¦ asesinaron a Jos¨¦ Mar¨ªa? Meses antes de que sonaran los disparos en la rampa de Algorta, los jueces con experiencia de ejercicio profesional en el Pa¨ªs Vasco pronosticamos que la campa?a de deslegitimaci¨®n de la judicatura inicialmente promovida por el Sindicato de Abogados Euskaldunes bajo el lema 'Contra los buitres togados', abocaba inexorablemente a la tragedia. Bastaba con leer los textos aprobados en el debate de constituci¨®n de la formaci¨®n Batasuna para saber que el tiempo del crimen totalitario se hab¨ªa acelerado peligrosamente: 'Los miembros de la judicatura son elementos extra?os que han sido impuestos en nuestro pueblo.
Los jueces no conocen nuestro idioma y no comparten nuestra perspectiva nacional, o mejor dicho, mantienen una postura contraria a ella y se sirven de su estatus para difundir e imponer su postura en contra de la construcci¨®n nacional de nuestro pueblo. La justicia de la futura Euskal Herria no puede, en consecuencia, cimentarse en los actuales recursos humanos porque, salvo excepciones, estos elementos no son reciclables'.
Es cierto que Jos¨¦ Mar¨ªa no era reciclable para el terror. Y, por lo tanto, a trav¨¦s de su imagen, apenas adivinada sobre el suelo mojado por la lluvia bajo el improvisado sudario, ETA pod¨ªa insertar una neta consigna de propaganda armada: todos y cada uno de los jueces y magistrados que imparten justicia en el Pa¨ªs Vasco son enemigos existenciales de esa comunidad de intereses a la que, de forma espuria, se atreve a denominar Euskal Herria; deben, por tanto, ser objeto de destrucci¨®n f¨ªsica y moral. Con el asesinato de Jos¨¦ Mar¨ªa Lid¨®n pretend¨ªan amedrentar a los 270 jueces y fiscales destinados en los juzgados y tribunales del Pa¨ªs Vasco.
?Podemos aspirar a seguir siendo jueces en el Pa¨ªs Vasco? Un a?o despu¨¦s, la pregunta sigue repicando en nuestros mentes. Desde detr¨¢s del burka de un estresante programa de seguridad personal, expresamos la imagen viva, y por tanto real, de que, al d¨ªa de la fecha, ETA no ha logrado el desistimiento de los jueces no reciclables al terror. De esos jueces y magistrados que seguimos cotidianamente comprometidos en juzgar bajo la sola sujeci¨®n al imperio de la ley, de forma independiente y con responsabilidad.
Los nombres de los jueces que suscribimos este art¨ªculo, en el mismo orden en que lo hicimos en otro anterior los d¨ªas siguientes al asesinato de Jos¨¦ Mar¨ªa, aparecieron diligentemente registrados en las siniestras agendas incautadas a militantes de la organizaci¨®n terrorista ETA.
Tambi¨¦n ser¨¢n anotados en los libros de la intolerancia los nombres de los jueces de todas las Cortes Supremas de Europa que, en el primer aniversario del crimen, nos acompa?ar¨¢n en el Palacio Euskalduna de Bilbao.
Compartiremos espacio con las autoridades judiciales europeas los jueces, fiscales, abogados y procuradores de los tribunales junto al lehendakari, las representaciones del Gobierno de la naci¨®n y de los ¨®rganos constitucionales. En la seguridad de que s¨®lo esta unidad de los dem¨®cratas garantiza el fracaso del discurso de destrucci¨®n moral de la judicatura vasca promovido por la estrategia terrorista.
En este acto proclamaremos que cuando se deslegitima, se somete a violencia de persecuci¨®n y se asesina a un juez en el Pa¨ªs Vasco, es el completo espacio judicial europeo el que se estremece con el eco hist¨®rico de la barbarie nazi.
Elisabeth Huerta y Juan Luis Ibarra, y diez magistrados m¨¢s destinados en el Pa¨ªs Vasco.
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