Bush logra en las urnas todo el poder para culminar su programa conservador
El presidente de EE UU logra manos libres en ambas C¨¢maras para gobernar
George W. Bush tiene ya todo el poder. Una noche triunfal para los republicanos hizo que el partido presidencial recuperara el control del Senado, ampliara su dominio en la C¨¢mara de Representantes y mantuviera la mayor¨ªa de los gobernadores. Bush apost¨® su prestigio en las elecciones y venci¨® por un margen que nadie esperaba. Dispondr¨¢ de manos libres para aplicar su programa, muy conservador en pol¨ªtica interna y agresivo en el exterior, durante los dos a?os restantes de mandato. Con ello, asumir¨¢ un riesgo: no podr¨¢ culpar al obstruccionismo dem¨®crata si la econom¨ªa empeora, si hay fallos en la prevenci¨®n del terrorismo o si su enfrentamiento con Sadam toma un rumbo imprevisto. Desde ayer, Bush trabaja con la vista puesta en las presidenciales de 2004.
Bush evit¨® el triunfalismo tras un recuento que se prolong¨® hasta bien entrada la ma?ana y proporcion¨® un crescendo dram¨¢tico a los avances republicanos. Festej¨® la victoria en privado, habl¨® con su guru electoral, Kart Rove, de las buenas perspectivas de reelecci¨®n en 2004 y exhibi¨® su euforia en sus llamadas telef¨®nicas a los candidatos victoriosos. Pero no hizo declaraciones ni pronunci¨® discursos. 'Es una cuesti¨®n de discreci¨®n y elegancia', dijo su portavoz, Ari Fleischer. 'El presidente dedica la jornada a preparar el relanzamiento de su programa, basado en el conservadurismo compasivo'.
El resultado electoral del 5 de noviembre tuvo muchas lecturas: fue un refer¨¦ndum positivo sobre la gesti¨®n de Bush, un fracaso de la tibieza dem¨®crata, una demostraci¨®n de hast¨ªo ciudadano por la par¨¢lisis de un Congreso dividido y un ¨¦xito de las t¨¢cticas republicanas para movilizar a su electorado, copiadas de los dem¨®cratas, anta?o maestros en llevar votantes hasta las urnas. Ni los m¨¢s fan¨¢ticos entusiastas de Bush se atrevieron a insinuar que se hubiera producido un giro ideol¨®gico en la poblaci¨®n. EE UU segu¨ªa m¨¢s o menos partido por la mitad, como hace dos a?os, con un 50% prorrepublicano y un 50% prodem¨®crata, dentro de un contexto conservador.
El republicano Trent Lott, que sustituir¨¢ al dem¨®crata Tom Daschle como l¨ªder de la mayor¨ªa del Senado, consider¨® que las claves no eran ideol¨®gicas, sino 'puntuales'. 'Ten¨ªamos un l¨ªder indiscutible, a diferencia de los dem¨®cratas, y en las cuestiones que m¨¢s preocupan a la poblaci¨®n, como la guerra contra el terrorismo, la seguridad, la defensa y la honestidad en la gesti¨®n econ¨®mica, ¨¦ramos m¨¢s fuertes', explic¨®. Lott asegur¨® que su partido no utilizar¨ªa de forma sectaria la victoria y buscar¨ªa el consenso con los dem¨®cratas. M¨¢s f¨¢cil decirlo que hacerlo: lo m¨¢s previsible era una presi¨®n muy fuerte desde abajo, desde los cuadros intermedios y las bases cualificadas, para que la nueva mayor¨ªa impusiera sus ideas y se vengara de los meses de resistencia dem¨®crata a los nombramientos de Bush, sobre todo en materia judicial. En el Senado hace falta una mayor¨ªa del 60% para controlar totalmente la C¨¢mara, y los republicanos no disponen de ella. No habr¨¢ 'apisonadora'. Pero la derecha dominar¨¢ todas las comisiones y, a efectos pr¨¢cticos, los dem¨®cratas podr¨¢n retrasar, pero nunca frenar, los proyectos republicanos.
Las consecuencias no s¨®lo ser¨¢n inmediatas. En algunos casos, ser¨¢n muy duraderas: la derecha consagrar¨¢ su hegemon¨ªa en el poder judicial y reforzar¨¢ por muchos a?os su mayor¨ªa en el Tribunal Supremo, un ¨¢mbito en el que, en ocasiones, se deciden cosas tan trascendentales como el resultado de una elecci¨®n presidencial.
'El presidente considera prioritario hacer definitiva la pol¨ªtica de impuestos bajos y convertir en realidad sus proyectos sobre seguridad nacional y protecci¨®n frente al bioterrorismo', anunci¨® Fleischer. La rebaja de impuestos aprobada el a?o pasado, por un total de 1,35 billones de d¨®lares, perder¨¢ su fecha de caducidad en 2010 y se ampliar¨¢ probablemente con nuevas medidas destinadas a aligerar la carga fiscal sobre las rentas altas y medianas. ?sa es, por el momento, la ¨²nica receta que se les ocurre a los conservadores para frenar el deterioro econ¨®mico, que puede agravarse de forma sustancial si se confirman los s¨ªntomas de deflaci¨®n y revienta la burbuja inmobiliaria. La Casa Blanca quiere tener listo a principios de 2003 un paquete de medidas econ¨®micas que incluir¨¢ la reducci¨®n o la supresi¨®n de los impuestos sobre las empresas, sobre los dividendos y las plusval¨ªas burs¨¢tiles y sobre las herencias.
La pol¨ªtica social, por otra parte, sufrir¨¢ un endurecimiento: parte de los fondos de la Seguridad Social (pensiones) se desviar¨¢n hacia la Bolsa, y se reducir¨¢n los subsidios de pobreza con una nueva vuelta de tuerca sobre la ley de reforma impulsada por Clinton.
El proyecto de creaci¨®n del superministerio de Seguridad, que permanec¨ªa bloqueado en el Senado, se concretar¨¢ pronto. Ser¨¢ la reforma administrativa m¨¢s importante desde que Harry Truman cre¨® el Departamento de Defensa, tras la II Guerra Mundial. El ex alcalde de Nueva York Rudy Giuliani es el candidato preferido por Bush para encabezar un departamento gigantesco, que aglutinar¨¢ a todas las agencias de espionaje y todos los servicios de emergencia en caso de atentado o ataque en territorio estadounidense.
El dominio parlamentario despejar¨¢ el camino a otros proyectos de Bush, algunos muy controvertidos, como la preferencia oficial por las organizaciones sociales de car¨¢cter religioso, y la reducci¨®n de los controles sobre las empresas, especialmente en el ¨¢mbito ecol¨®gico. Entre las consecuencias definitivas de las elecciones destaca la apertura de la reserva natural de Alaska a la extracci¨®n de petr¨®leo. La vieja ley energ¨¦tica perge?ada en 2001 por el vicepresidente Dick Cheney, con el asesoramiento, se supone, de los hoy procesados directivos de Enron (la Casa Blanca se niega a entregar al Congreso la lista de contactos que mantuvo con las grandes corporaciones), saldr¨¢ del caj¨®n al que la hab¨ªa condenado la falta de vigor pol¨ªtico de los republicanos. Por entonces, Bush era un 'presidente accidental', elegido a pesar de que su adversario, Al Gore, hab¨ªa sido el candidato m¨¢s votado de todos los tiempos y falto de ascendente sobre sus parlamentarios. Despu¨¦s del 11-S y de la victoria del martes, Bush es inmensamente poderoso.
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