Aclaraciones
En el ¨²ltimo mes, un editorial (EL PA?S, 11 de octubre) y una columna firmada por Prudencio Garc¨ªa (EL PA?S, 25 de octubre) han criticado con vehemencia la anulaci¨®n de la sentencia que conden¨® a tres militares y a un sacerdote a penas de 30 a?os y 20 a?os, respectivamente, por el asesinato del obispo guatemalteco Juan Gerardi. Sin entrar a discutir la opini¨®n de cada quien, ambos textos contienen errores que revelan un conocimiento superficial y sesgado de un proceso judicial sumamente turbio y complejo.
1. En primer lugar, los tres militares no fueron condenados en calidad de 'autores materiales de la preparaci¨®n y ejecuci¨®n del crimen' como se?ala el se?or Garc¨ªa. Un vistazo a la sentencia le permitir¨ªa leer que al coronel se le adjudica una 'labor de vigilancia' y que 'no qued¨® acreditado que ¨¦l haya ejecutado materialmente la comisi¨®n del hecho' (p¨¢gina 133). El capit¨¢n y el sargento, dice el fallo, llegaron a la parroquia despu¨¦s del asesinato para filmar y alterar la escena. El sacerdote Mario Orantes, ayudante de Gerardi, fue sentenciado como 'c¨®mplice'. Es decir, los autores materiales e intelectuales siguen siendo una inc¨®gnita, lo cual significa, simple y llanamente, que el asesinato del obispo sigue en la impunidad.
2. El se?or Garc¨ªa asegura que 'los estudios periciales' excluyeron que monse?or Gerardi hubiera sido atacado por el pastor alem¨¢n del sacerdote Orantes. Tampoco es cierto. Los informes de cuatro expertos, entre ellos el doctor Jos¨¦ Manuel Reverte, de la Escuela de Medicina Legal de la Universidad Complutense de Madrid, y un reconocido odont¨®logo contratado por la propia defensa del sacerdote afirman categ¨®ricamente que el cad¨¢ver del obispo presentaba, adem¨¢s de los m¨²ltiples traumatismos, mordeduras de ese perro.
3. Es igualmente err¨®neo que el crimen se imputara inicialmente 'a dos indigentes que pernoctaban en la casa parroquial'. Esos dos indigentes se presentaron, de hecho, como testigos. Y uno de ellos, Rub¨¦n Chanax, reconoci¨® y acus¨® sucesivamente a un alcoh¨®lico y a un delincuente que no ten¨ªan nada que ver con el asesinato. Este mismo personaje, cuyo papel en el crimen sigue siendo muy oscuro, es la pieza clave que sirvi¨® para detener y condenar a los hoy procesados. Para ello, cambi¨® su testimonio en cuatro ocasiones, todas, por cierto, bajo juramento.
4. La versi¨®n de Chanax (cuya idoneidad ha sido cuestionada incluso por fiscales que participaron en la investigaci¨®n) qued¨® apuntalada con una serie de 'testigos' que van surgiendo oportunamente para llenar los vac¨ªos del expediente. Entre ellos est¨¢n un estafador y un asaltante que redimieron sus condenas a cambio de sus declaraciones.
5. Tampoco est¨¢ de m¨¢s se?alar que Chanax implic¨® a los cuatro procesados el 17 de enero de 2000, tres d¨ªas despu¨¦s de que asumiera la presidencia Alfonso Portillo, candidato del Frente Republicano Guatemalteco y ahijado pol¨ªtico del general Efra¨ªn R¨ªos Montt, que hab¨ªa hecho del caso Gerardi una bandera electoral y que lleg¨® a condicionar su permanencia en el cargo al esclarecimiento del crimen.
Una semana despu¨¦s de llegar al cargo ya ten¨ªa en la c¨¢rcel a los 'autores'. Y un a?o y medio m¨¢s tarde se congratulaba por la sentencia condenatoria.
6. Con ese fallo, Portillo quiso presentarse ante la comunidad internacional como un adalid de la lucha contra la impunidad y hacer creer que, bajo su mandato, en Guatemala 's¨ª se hac¨ªa justicia', lo que, dicho sea de paso, le ven¨ªa tambi¨¦n muy bien al general R¨ªos Montt para aligerar la presi¨®n de la demanda interpuesta en Espa?a contra ¨¦l por Rigoberta Mench¨². Quiz¨¢s por eso la anulaci¨®n del fallo ha provocado el disgusto de diversos funcionarios gubernamentales y de algunos magistrados de la Corte Suprema afines al oficialismo.
7. La sentencia (que llega al extremo de alterar las actas del juicio para extirpar contradicciones e inconsistencias de algunos testigos) fue criticada en su momento por juristas y abogados, que pronosticaron su irremediable ca¨ªda. Al ordenar un nuevo juicio, la Corte de Apelaciones intenta corregir los graves vicios que han empa?ado el proceso.
8. En resumen: sin entrar a dirimir la culpabilidad o inocencia de los acusados, lo cierto es que la instrucci¨®n y la sentencia del caso Gerardi erizar¨ªan la peluca a los m¨¢s curtidos magistrados europeos. Lo que el columnista define como 'magn¨ªfica, incre¨ªble y esperanzadora excepci¨®n' no fue sino un siniestro espejismo del sistema judicial guatemalteco, que todav¨ªa sigue obedeciendo a consignas pol¨ªticas. En ese sentido, hace bien Prudencio Garc¨ªa en apoyar los leg¨ªtimos reclamos de Rigoberta Mench¨² ante los tribunales espa?oles.
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