Dimite un veterano l¨ªder parlamentario dem¨®crata
El cambio en el Partido Dem¨®crata empez¨® ayer mismo, 24 horas despu¨¦s de que se hiciera oficial la derrota en las elecciones. Dick Gephardt, el l¨ªder m¨¢s veterano en las filas parlamentarias, anunci¨® que dejar¨ªa su puesto como jefe del partido en la C¨¢mara de Representantes. La californiana Nancy Pelosi, del sector m¨¢s progresista, y el tejano Martin Frost, tan escorado al centro que tiende a confundirse con los republicanos, expresaron de inmediato su intenci¨®n de suceder a Gephardt. El l¨ªder en el Senado, Tom Daschle, parec¨ªa mantenerse s¨®lo por falta de alternativas. Y Al Gore, el rey en el exilio, trat¨® de erigirse en l¨ªder moral con un llamamiento a la calma y la unidad.
El fracaso del 5 de noviembre dio argumentos a Gore. La popularidad de George W. Bush y su marat¨®n de actos electorales al final de la campa?a dieron el empuj¨®n definitivo a los candidatos republicanos, pero el mal resultado dem¨®crata empez¨® a fraguarse, seg¨²n todos los analistas, durante el err¨¢tico debate parlamentario que concluy¨® dando carta blanca al presidente para iniciar en cualquier momento una guerra contra Irak.
Gephardt, representante desde 1979, muy conectado con los sindicatos y especialista en temas econ¨®micos pero inexperto en asuntos internacionales, se arroj¨® en brazos de Bush. Todo lo contrario que el ex vicepresidente Al Gore, que carg¨® contra la probable guerra en Irak calific¨¢ndola de 'maniobra de distracci¨®n'. El mensaje de Gore irrit¨® a los dirigentes parlamentarios del partido, pero entusiasm¨® a las bases. Y, en situaciones de crisis, las bases se hacen escuchar con especial fuerza.
Gore no ha dicho a¨²n si volver¨¢ a buscar la nominaci¨®n dem¨®crata en las pr¨®ximas presidenciales de 2004, pero act¨²a ya como un candidato. En sus contadas comparecencias p¨²blicas de los ¨²ltimos meses ha adoptado posiciones relativamente radicales, cercanas al sentimiento de la militancia, y ayer asumi¨® un papel patriarcal: 'Los dem¨®cratas no deben equivocarse acerca de la magnitud de la derrota, es necesario un gran reagrupamiento', dijo en una entrevista exclusiva que la cadena ABC ten¨ªa previsto emitir anoche.
El ala radical
La direcci¨®n ideol¨®gica de los dem¨®cratas ser¨¢ perceptible cuando, a principios del pr¨®ximo a?o, los miembros de la C¨¢mara de Representantes voten por un nuevo l¨ªder. Nancy Pelosi forma parte del ala radical, al menos en temas sociales, tiene la fuerza de los 33 esca?os californianos y ha acumulado experiencia como principal ayudante del dimisionario Gephardt.
Martin Frost es una rara avis: un dem¨®crata con ¨¦xito en el sur. Los dem¨®cratas, que durante m¨¢s de un siglo tuvieron en los Estados sure?os de la antigua Confederaci¨®n su base electoral m¨¢s s¨®lida, son ahora una fuerza casi marginal en la regi¨®n. Necesitan recuperar posiciones en el sur, donde la poblaci¨®n es cada vez m¨¢s conservadora, si aspiran a convertirse en una alternativa real en 2004. Y Frost podr¨ªa orientarles en ese camino.
La hora de la verdad, sin embargo, llegar¨¢ dentro de un a?o, cuando comience el proceso de selecci¨®n del candidato a la presidencia. Puede darse por supuesto que Gore estar¨¢ ah¨ª, como favorito. Dick Gephardt, que nunca ha ocultado sus ambiciones presidenciales y cuya penitencia por el fracaso electoral s¨®lo durar¨¢ unos meses, es otro potencial aspirante. Si Gore encarna a la izquierda del partido, Gephardt representa al centro. Los presidentes, sin embargo, suelen salir de los Gobiernos estatales. Y es muy probable que en alg¨²n Estado haya un gobernador dem¨®crata poco conocido, tan poco como lo era Bill Clinton en 1990, madurando una estrategia mientras la c¨²pula del partido carga con la traves¨ªa del desierto.
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