El brocal del conocimiento
El t¨ªtulo de este libro de Juan Malpartida (Marbella, 1956) obedece a la primac¨ªa de un s¨ªmbolo de inmersi¨®n, el del pozo, entre otros muchos de ¨¢mbitos diversos, el marino en especial. Desde su brocal bajan hasta el fondo miradas y preguntas, y desde el fondo asciende al espejo de la superficie, multiplicado en ecos, el nombre de alguien 'inclinado en el c¨ªrculo de piedra': alguien, en fin, que pregunta por su identidad. Es ¨¦sta una poes¨ªa, pues, concebida como v¨ªa de conocimiento y autoan¨¢lisis. Las escenas del pasado hist¨®rico y del mundo externo desaparecen por el sumidero de los a?os y apenas alivian el tono enigm¨¢tico y claustral de los versos: 'Aquella manifestaci¨®n del setenta y cinco / [...] en la que ca¨ªste bajo las patas / de los caballos, es un ej¨¦rcito de sombras'.
EL POZO
Juan Malpartida Pre-Textos. Valencia, 2002 84 p¨¢ginas. 10,52 euros
Domina en el libro una niebla de calado simbolista, que empa?a la visi¨®n de los fen¨®menos sensibles. La armon¨ªa de los poemas se rompe a menudo por la desvertebraci¨®n r¨ªtmica y las ocasionales asonancias, no s¨¦ si buscadas o s¨®lo no evitadas, cuya incidencia en la l¨ªnea mel¨®dica del conjunto es muy grande: 'El tiempo, voz que cae en la memoria, / alcanza un horizonte que me ignora / y deja, sobre la tarde ¨®sea, / una dura materia oscurecida'. Los poemas, poco sujetos r¨ªtmicamente, ganan cuando hay unos cauces no demasiado laxos (aunque tampoco estrictos en exceso); as¨ª en Ruego, cuyos eneas¨ªlabos contienen todas las combinaciones acentuales posibles, lo que permite compatibilizar armon¨ªa musical y una cierta imprevisibilidad m¨¦trica.
Estructuralmente, el volumen es poco homog¨¦neo, pues los poemas de figuraciones visionarias coexisten con los de discurso reflexivo, con los de sentenciosidad lapidaria, con algunos mon¨®logos dram¨¢ticos. Y se?¨¢lese el riesgo de poner un mon¨®logo dram¨¢tico en labios de un escritor grande: los versos al modo de Pessoa -es s¨®lo un ejemplo- suelen quedar en eso, en esforzadas imitaciones de Pessoa. Cuando prevalece la unidad de entonaci¨®n en una serie po¨¦tica, las composiciones salen ganando: es lo que sucede en los apartados de Marina, donde la amplitud del fraseo favorece la fusi¨®n de pensamiento e imaginer¨ªa pl¨¢stica; o en esa tr¨¦mula confesi¨®n titulada Y sin embargo, aunque la inversi¨®n del t¨®pico quevedesco ('No vivo retirado, ni en paz / con pocos pero doctos libros') se desag¨¹e en los versos ¨²ltimos, faltos de la necesaria contundencia l¨ªrica. ?se es, a mi entender, un rasgo se?alado del libro: abundantes esbozos de calidad que no llegan a resolverse en poemas definitivos. Y ya se sabe que en poes¨ªa no hay versos inocuos: lo que no es imprescindible termina siendo perjudicial.
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