La hidra
Despu¨¦s del bombazo parlamentario de Zapatero en el debate de presupuestos y de la aparici¨®n del primer empate t¨¦cnico en las encuestas entre PSOE y PP, el partido en el Gobierno ha iniciado el contraataque. Lo hace 'descabezado', porque por mucho que insista su fiel escudero Arenas, Aznar ya est¨¢ en otro juego. El antagonismo, en pol¨ªtica, no s¨®lo exige una perfecta visibilidad de los contrarios; debe posibilitar tambi¨¦n que uno acabe por imponerse al otro. Y esto no se da si uno de los antagonistas no va a participar en el combate decisivo, a la hora de las elecciones. Bien mirado, sin embargo, m¨¢s que de 'descabezamiento' habr¨ªa que hablar de lo contrario, de un exceso de cabezas. Tantas como candidatos a la sucesi¨®n de Aznar. El s¨ªmil para el Aznarato tard¨ªo no es ya -o no s¨®lo- el del 'pato cojo', sino el de la hidra.
Este hecho ha saltado a la luz despu¨¦s de la reuni¨®n de cargos provinciales del PP en Trujillo. All¨ª pudo observarse un primer y claro movimiento aut¨®nomo de algunas de sus m¨¢s sobresalientes cabezas, Mayor y Rato, a la vez que un discurso de fondo com¨²n. No hay disensi¨®n sobre el mensaje b¨¢sico, al que luego volveremos, pero s¨ª en lo referente a los estilos. Parece como si una invisible consigna les permitiera comenzar a jugar un perfil de candidatos virtuales para as¨ª poder exhibir mejor su poder de convocatoria. Sacarles del perenne papel de ministros de diferentes ramos y promocionarles como candidatos en la sombra que combaten en el espacio de las maneras, los gestos y, a la postre, de la popularidad. Al servicio de un mismo fin, mantener el poder del PP, pero promocionando a la vez su propia imagen individual. La t¨¢ctica no es mala, porque si alguna de estas cabezas acabara siendo diseccionada, no ser¨ªa sustituida inmediatamente por otra, como ocurr¨ªa con las de la hidra mitol¨®gica, pero siempre quedar¨¢ alguna viva. Un sutil juego de darwinismo aznarista: la supervivencia del candidato m¨¢s apto al servicio de los intereses generales del partido.
No lo tienen f¨¢cil, sin embargo, porque su capacidad para diferenciarse del discurso com¨²n es m¨ªnima y ah¨ª la consigna parece ser expl¨ªcita. El PP es plenamente consciente de que siempre ha debido su ¨¦xito a la gran cohesi¨®n del partido simbolizada en el firme liderazgo de Aznar. Ahora, ante la indefinici¨®n en el liderazgo y el nuevo tumulto en la c¨²spide, el cemento debe proporcionarlo un discurso claro y coherente. Y por lo visto no han encontrado nada mejor que la unidad nacional. Es ah¨ª donde se atisba el n¨²cleo de su propuesta electoral. Asociada, claro est¨¢, a una correlativa acusaci¨®n al PSOE de haberse entregado a una fr¨ªvola condescendencia con los nacionalismos perif¨¦ricos. El PP quedar¨ªa as¨ª como el ¨²nico partido vertebrador de la unidad y, lo que es m¨¢s grave, el ¨²nico que se toma en serio el modelo auton¨®mico supuestamente sancionado en la Constituci¨®n.
El contraataque de Trujillo, como las mismas declaraciones de Aznar en ?vila, van en la misma l¨ªnea de imputar al PSOE escaso patriotismo espa?olista y divisiones internas en torno al papel del Estado. El fraccionamiento interior del PSOE que habr¨ªan impuesto los intereses de sus barones territoriales cumple tambi¨¦n la importante funci¨®n de ningunear el ya incuestionable liderazgo de Zapatero. Esto ¨²ltimo es una argucia electoralista que habr¨¢ de dejarse al enjuiciamiento de cada ciudadano. Pero la acusaci¨®n impl¨ªcita de deslealtad constitucional es ya una apuesta bien arriesgada e insensata. Porque es dif¨ªcil aceptar en una democracia que los preceptos constitucionales puedan interpretarse en clave partidista; de un ¨²nico partido. Si efectivamente s¨®lo hubiera un partido que defendiera su modelo territorial, lo l¨®gico ser¨ªa entonces proceder a su modificaci¨®n para ajustarla a la perspectiva mayoritaria. Est¨¢n jugando con fuego y alterando el consenso impl¨ªcito que nos acompa?a desde la transici¨®n: que los dos grandes partidos nacionales son, de facto, los aut¨¦nticos vertebradores del Estado. Flaco favor hacen a este fin si pretenden arrogarse esta tarea en solitario.
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