Homenaje al espect¨¢culo
La Real prob¨® su musculatura de l¨ªder con un descomunal esfuerzo ante un Depor accidentado
Definitivamente, la Real Sociedad ha hecho del frenes¨ª un argumento de peso. Juega a 100 kil¨®metros por hora; juega por las bandas; juega al hueco y al pie, alternativamente, convirtiendo cada partido en un vendaval, una especie de tempestad que tiene como primer beneficio borrar del campo a los medios centro cl¨¢sicos, sometidos a una terapia de choque dif¨ªcil de asimilar. Ayer, Mauro Silva, el modelo a seguir en ese puesto, sufri¨® los rigores de la nueva Real. A sus a?os, el frenes¨ª es un h¨¢ndicap, m¨¢s a¨²n si a la media hora de juego, su equipo, el Deportivo, ha perdido a sus dos centrales, Naybet y C¨¦sar, por sendas lesiones musculares y conviene vigilar la huerta propia m¨¢s que asaltar la contraria.
REAL SOCIEDAD 1| DEPORTIVO 1
Real Sociedad: Westerveld; L¨®pez Rekarte, Jauregi, Sch¨¹rrer, Aranzabal; Karpin, Xabi Alonso, Boris (Aranburu, m. 64), De Pedro (Gabilondo, m. 77); Nihat y Kovacevic (Khokhlov, m. 87). Deportivo: Juanmi; Scaloni, C¨¦sar (H¨¦ctor, m. 36), Naybet (Capdevila, m. 18), Romero; Sergio, Mauro Silva; V¨ªctor, Fran, Luque (Duscher, m. 75); y Makaay. Goles: 1-0. M. 27. Rekarte asiste a Karpin y su centro al segundo palo lo cabecea Kovacevic. 1-1. M. 39. Bal¨®n de Fran a Makaay y su centro lo remata Luque, que se aprovecha de una situaci¨®n anterior de fuera de juego. ?rbitro: Medina Cantalejo. Amonest¨® a Nihat, Xabi Alonso y Mauro Silva. Unos 25.000 espectadores en Anoeta.
A la Real le cuesta poco trabajo, aunque mucho sudor, acogotar a sus rivales y convertir los partidos en el bello espect¨¢culo de ida y vuelta que siempre gratifica. Se trata de apelar a los viejos valores -primer toque, juego al espacio y confianza en el remate- con una calidad s¨®lo comparable con su gran tenacidad.
As¨ª que el Deportivo asumi¨® el vendaval con una humildad s¨®lo contravenida por el f¨²tbol soberbio de Fran y la profundidad de Luque en el costado izquierdo. La propuesta de la Real era tan transparente como indefendible para el rival: transiciones r¨¢pidas, vertiginosas, bien ideadas por Xabi Alonso; los extremos, en la cal de la banda, y los laterales en constante posici¨®n de dos contra uno. Todos mirando hacia adelante y muy pocos hacia atr¨¢s. Agobio, en conclusi¨®n; imposibilidad de pensar, de toquetear el bal¨®n, como habr¨ªa querido al Deportivo. Y antes de la media hora, el gol habitual: centro de Karpin y cabezazo del panzer Kovacevic, ayudado por un leve empuj¨®n previo a Scaloni.
Tal y como juega la Real, Anoeta es el campo m¨¢s grande del mundo. Siempre hay espacio libre. Pero tambi¨¦n para el Deportivo. El equipo gallego, asustado por las bajas de sus centrales -Romero y H¨¦ctor, dos laterales ocuparon su lugar-, le cost¨® un gol su inferioridad f¨ªsica y psicol¨®gica en el arranque del partido, pero comprendi¨® que si lograba superar el c¨ªrculo central, es decir llegar a Fran o Sergio, en carrera, hab¨ªa l¨ªo, o sea que hab¨ªa gol. Y lo hall¨® en una acci¨®n inteligente de Fran, por el centro, por el lugar m¨¢s d¨¦bil de la Real, culminada por Luque, que se aprovech¨® de un fuera de juego previo para sacar partido del pase de Makaay.
El partido era bello, pl¨¢stico e intenso. Por momentos, ten¨ªa que ver con la musculatura an¨ªmica del f¨²tbol regional; por muchos m¨¢s momentos, con la estatura de los altos duelos. Un asunto mayor, un encuentro de los que ponen a prueba la exigencia f¨ªsica y t¨¦cnica de los futbolistas.
Y en la pugna gan¨® la Real. A sabiendas de que su defensa flaquea m¨¢s de lo que corresponde a un l¨ªder que se precie, decidi¨® acometer como un toro bravo y sac¨® del campo al Deportivo en la segunda mitad, reducido a la condici¨®n de equipo flaquito para las ambiciones que se le suponen. En la segunda mitad, la Real pas¨® de vendaval a tornado: cerc¨® al Deportivo, le redujo el campo al estrecho tama?o de su ¨¢rea y se fabric¨® una raci¨®n suficiente de ocasiones que esta vez se perdieron por razones geom¨¦tricas. No siempre se acierta, aunque se merezca y aunque el p¨²blico despida el partido con una salva de aplausos s¨®lo comparable a la de una victoria.
Al Depor se le puede agradacer que no perdi¨® la cara en el intercambio de golpes y supo aprovechar el decaimiento de la Real en la fase final del partido para devolver la moneda a su rival. Acech¨® el ¨¢rea y pudo ganar con un disparo al poste de Makaay en posici¨®n dificil¨ªsima.
No habr¨ªa sido justo, si se aplica la teor¨ªa de la suma de m¨¦ritos, pero no habr¨ªa resultado extra?o si se atiende a la calidad individual. A la Real le doli¨® el empate. Al Depor, no, visto su accidentado desarrollo. Al p¨²blico, tampoco, porque el f¨²tbol super¨® el valor del resultado.
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