Hablar en europeo
El aspecto m¨¢s profundo del debate sobre la Constituci¨®n para Europa es ¨¦ste: ?qu¨¦ idioma com¨²n deber¨ªa emplear una comunidad pol¨ªtica europea? Esta columna revela, en exclusiva, la respuesta.
Hace poco particip¨¦ en una charla abierta por Internet con el presidente de la Convenci¨®n Europea, Val¨¦ry Giscard d'Estaing, para discutir su proyecto de tratado constitucional. La charla se llev¨® a cabo en 11 tertulias digitales distintas, una para cada lengua oficial de la UE. Al cabo de media hora, la tertulia en ingl¨¦s se mostraba impaciente porque el presidente no parec¨ªa estar all¨ª en absoluto. 'No nos importar¨ªa, por lo menos, una respuesta de VGE', tecle¨® Foederali. Por fin, Conv_EN1 entr¨® en la discusi¨®n. ?Era el presidente? No, un int¨¦rprete: 'Me he unido a vuestra charla porque estoy aburrido. No tengo ning¨²n trabajo'.
Stuart Mill: 'En un pueblo sin sentimiento com¨²n y con distintos idiomas no puede existir una opini¨®n p¨²blica, necesaria para el sistema representativo'
Hace poco, Giscard particip¨® en una charla por Internet para discutir el proyecto constitucional. Hubo 11 tertulias a la vez, una para cada lengua oficial
Si en 2004 hay 25 Estados en la UE, tendremos alrededor de 20 lenguas, incluyendo el malt¨¦s y el eslovaco, pero sin el turco de Chipre. Peor que Babel
Entonces descubrimos que el presidente estaba hablando sin parar en la tertulia francesa. 'Tengo las dos tertulias delante de m¨ª', escribi¨® Angelos (un griego). 'La diferencia es impresionante'. 'Aqu¨ª estamos, discutiendo y hablando entre nosotros, mientras el presidente habla con los franceses', grit¨® Elmo. A los 40 minutos empezamos a recibir, a trav¨¦s de Conv_EN1, algunas respuestas breves del presidente. Al pasar a la tertulia francesa, vimos por qu¨¦. Los int¨¦rpretes de ingl¨¦s, holand¨¦s y finland¨¦s hab¨ªan traducido unas cuantas preguntas escogidas al franc¨¦s, las hab¨ªan incluido en la tertulia francesa y luego nos estaban transmitiendo las respuestas. Mientras tanto, la gente de la tertulia inglesa hablaba principalmente de cu¨¢l deb¨ªa ser, como dijo uno de ellos, la eurolengua.
El esperanto
Alguien ensalz¨®, en ingl¨¦s, las virtudes del esperanto. Otros propusieron el ingl¨¦s. 'Ante magnum defensorem virtutum patrimoniique communium Europeorum, lingua utar nostra communi', tron¨® Ivanus, en defensa del lat¨ªn. Conv_EN1 habl¨® en nombre propio, no del presidente, para comentar, irritado: 'Y por qu¨¦ no escoger el finland¨¦s? ?O el h¨²ngaro? ?O el wolof? Por qu¨¦ una lengua completamente nueva o una lengua muerta?'. Un catal¨¢n quiso saber cu¨¢ndo iba a ser lengua oficial su idioma. 'Quid cum lingua catalannica', secund¨® Ivanus. 'En esta tertulia', observ¨® Elmo, 'podemos ver las desventajas (?el caos!) de no tener un segundo idioma com¨²n en la UE'.
Por fin lleg¨® una respuesta del propio presidente sobre la cuesti¨®n del idioma. 'La Convenci¨®n no ha debatido sobre la lengua', dijo. En otra respuesta, dada en la tertulia francesa, a?adi¨® que la lengua de cada nuevo Estado miembro en la Uni¨®n ampliada ser¨¢ lengua oficial de la UE. Estupendas noticias para los int¨¦rpretes. La f¨®rmula para determinar el n¨²mero de posibles permutaciones de interpretaci¨®n es n2 - n, as¨ª que las 11 lenguas actuales producen 110 combinaciones. Si en el a?o 2004 hay 25 Estados, tendremos alrededor de 20 lenguas, suponiendo que se incluya el malt¨¦s, que se haga caso a los eslovacos cuando insisten en que su lengua es muy distinta al checo, pero que Chipre no a?ada el turco. El resultado ser¨¢ 380 permutaciones. Al lado de eso, Babel no es nada.
T¨¦cnicamente, es posible reducir el exponente si se traduce a trav¨¦s del ingl¨¦s, aunque eso alarga el desfase en los auriculares. Pero ¨¦ste no es un problema meramente t¨¦cnico. Es cuesti¨®n de orgullo nacional y democracia. A la gente no le gusta que se tomen decisiones importantes sobre su vida en una lengua que no es la suya. No tienen la sensaci¨®n de estar participando plenamente en esa comunidad pol¨ªtica, y pueden rechazar los resultados. 'En un pueblo sin sentimiento com¨²n', escribi¨® John Stuart-Mill, 'sobre todo si lee y habla distintos idiomas, no puede existir una opini¨®n p¨²blica unida, necesaria para que funcione el Gobierno representativo'. ?sa es la norma cuya excepci¨®n pretende ser Europa. ?Pero c¨®mo?
Pues lo siento, Ivanus, pero el lat¨ªn no nos sirve, porque no lo habla nadie m¨¢s que t¨². (Sunt lacrimae rerum, ya me entiendes). El esperanto es rid¨ªculo. El ¨²nico candidato serio es el ingl¨¦s, la nueva lingua franca.
El ingl¨¦s lo habla, al menos, el 55% de los ciudadanos actuales de la UE. Las reuniones informales y de trabajo en la Uni¨®n se realizan ya, sobre todo, en ingl¨¦s, con bastante cantidad de franc¨¦s y un poco de otros idiomas. Las conversaciones reales y en directo entre j¨®venes europeos son, cada vez m¨¢s, en ingl¨¦s. Se pod¨ªa ver en esta tertulia inglesa, en la que la mitad de los participantes parec¨ªan no tener el ingl¨¦s como lengua materna. Es un ingl¨¦s de gram¨¢tica m¨¢s sencilla y palabras extra?as, pero de una fluidez irresistible.
Problema ingl¨¦s
Entonces, ?por qu¨¦ no el ingl¨¦s? El problema est¨¢ en nosotros, los ingleses. Es imposible para el amour propre franc¨¦s, pero tambi¨¦n para otras naciones ling¨¹¨ªsticas europeas, aceptar que la lengua materna de una gran potencia que no deja de gru?ir sobre la UE -?la p¨¦rfida Albi¨®n!- pueda ser la lengua com¨²n de Europa. ?Hay alguna forma de salvar ese escollo? Una soluci¨®n bastante veraz ser¨ªa llamar al idioma com¨²n de Europa americano. Al fin y al cabo, eso es lo que hablan muchos europeos, en realidad, cuando dicen que hablan ingl¨¦s. Pero, dado que, para muchos europeos, la mitad del valor de tener una Europa unida es plantar cara a Estados Unidos, escoger el americano como idioma europeo resultar¨ªa un poco extra?o.
Otra f¨®rmula es la que sugiri¨® en la tertulia Suzanne, de Holanda. (S¨¦ que Suzanne es holandesa por este di¨¢logo que se estableci¨® en Internet: Anfitri¨®n: '?En qu¨¦ pa¨ªs est¨¢s, Suzanne?'. Suzanne: 'Holanda'. Anfitri¨®n: 'Dag Suzanne, spreek je later'). 'El euroingl¨¦s es muy neutral', escribi¨® Suzanne en los intervalos de su di¨¢logo con el anfitri¨®n. 'Tiene muchas diferencias con el ingl¨¦s nativo'. Conv_CE1 respondi¨® con irritaci¨®n: 'El euroingl¨¦s no es neutral, s¨®lo que no es ingl¨¦s'.
Pero Suzanne tiene m¨¢s raz¨®n que Conv_E1 (que me da la impresi¨®n de que tal vez sea un ingl¨¦s euroesc¨¦ptico). Un amigo m¨ªo, checo, dice que existen tres clases de ingl¨¦s: 'El que habla un checo con un espa?ol o un italiano con un finland¨¦s. Es un ingl¨¦s del que se entiende el 100%. El ingl¨¦s americano; se entiende el 50%. Y el ingl¨¦s ingl¨¦s, del que no se entiende nada'. A ese ingl¨¦s internacional, del que el ingl¨¦s ingl¨¦s es un dialecto ex¨®tico y a menudo incomprensible, lo han llamado ingl¨¦s como lingua franca, o ELF.
La lengua com¨²n de Europa deber¨ªa ser el ELF. Pero Europa no lo adoptar¨¢ nunca formalmente mientras el Reino Unido siga siendo una potencia importante en la Uni¨®n Europea. En la charla digital hab¨ªa dos participantes muy insistentes, Milad y Persia, que no dejaron de preguntar a Val¨¦ry Giscard d'Estaing: 'Se?or presidente, ?por qu¨¦ cree que Inglaterra debe formar parte de la UE?'. No hubo ninguna respueta. Conv_EN1 transmiti¨® lo siguiente: 'Para Persia: el Reino Unido es miembro de la UE desde...'. (El mensaje se cort¨®). Ante una respuesta tan entusiasta del se?or Gicard d'Estaing, comprend¨ª de golpe la soluci¨®n al problema ling¨¹¨ªstico de Europa, con la fuerza de una revelaci¨®n.
Si el Reino Unido quiere verdaderamente ser el catalizador de la formaci¨®n de una Europa democr¨¢tica con un idioma com¨²n, tenemos que irnos de la UE, cosa que el proyecto de tratado constitucional de Giscard va a permitir legalmente a cualquier Estado miembro, por primera vez. Hagamos como los antiguos h¨¦roes romanos y arroj¨¦monos sobre nuestra espada por el bien com¨²n. Encabezados por el l¨ªder de los conservadores, Iain Duncan Smith. Cada vez m¨¢s rid¨ªculo, deber¨ªamos caminar hacia el oc¨¦ano Atl¨¢ntico, murmurando -como un famoso h¨¦roe brit¨¢nico que sali¨® deliberadamente a la nieve para morir durante la desgraciada expedici¨®n de Robert Scott a la Ant¨¢rtida-: 'Voy a salir un rato, puede que tarde'.
Entonces, todos los dem¨¢s europeos podr¨¢n utilizar el ingl¨¦s como lingua franca.
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