El AEK salva al Madrid de su desprop¨®sito

En el escaparate europeo, descuartizado en todas sus l¨ªneas, el Madrid despach¨® un encuentro espantoso frente a un rival de medio pelo al que dio carrete de forma incre¨ªble.

En el escaparate europeo, descuartizado en todas sus l¨ªneas, el Madrid despach¨® un encuentro espantoso frente a un rival de medio pelo al que dio carrete de forma incre¨ªble. En su competici¨®n favorita, en la que como siempre estaba en juego su prestigio y esta vez el primer puesto del grupo, el equipo madridista fue un mu?eco de trapo en manos de un enemigo p¨ªrrico. Si en Vallecas, hace unos d¨ªas, sus estrellas le rescataron tras un partido penoso, anoche fueron los jugadores del AEK de Atenas los que le dieron un flotador. Su inesperado empate de ¨²ltima hora en Roma sostuvo al Madrid en lo m¨¢s alto de la clasificaci¨®n y le evit¨® enrolarse en una noria diab¨®lica en el sorteo del pr¨®ximo viernes.

Como ya hicieran el AEK y el Roma, tambi¨¦n el irrelevante Genk hizo atragantarse al Madrid, que se abandon¨® de forma lamentable en muchos tramos del partido. Fue puesto en evidencia por un equipo tan mesetario en todo como el Genk, que le arrincon¨® junto a C¨¦sar y le cre¨® una ocasi¨®n tras otra. Sobre todo en el primer tiempo le dio una tunda considerable, por las orillas y por el centro, porque al Madrid le falt¨® consistencia en todo. No pudo domar a un rival que no expuso otra cosa que ardor, a un equipo que se jug¨® el pellejo en cada jugada. Otra cosa no tiene, pero anoche el bast¨® para retratar al campe¨®n de Europa, para desnudar a algunos jugadores colgados con alfileres en la plantilla. Caso de Flavio, Celades y Morientes, con un peso fantasmal en el partido, turbados no se sabe muy bien con qu¨¦ ni por qu¨¦.

El caso de Morientes es el m¨¢s significativo. Su aire de asceta ha contagiado su juego, deprimente como nunca en su carrera en el Madrid. El jugador no se ha recuperado de las turbulencias veraniegas por el desembarco de Ronaldo. Meses despu¨¦s parece sentirse tan ninguneado como entonces. Poco importa que le destierren en Oviedo o le den vuelo en Genk. Hoy por hoy es un jugador cuesta abajo, a la deriva, todo lo contrario que Tote, que ha sido capaz de ganarse un gui?o de Del Bosque cuando no hace mucho era el chico invisible de la Ciudad Deportiva. No es que Tote hiciera el partido de su vida, pero al menos se le vio enchufado al partido. Su actitud chisposa fue recompensada por Moons, un amiguete bajo palos. El meta belga se mare¨® solo en un c¨®rner lanzado por Figo, y tras un remate imprevisto de Pav¨®n, Tote sopl¨® la pelota a la red. Para desconsuelo de Morientes, en dos de las pocas estiradas del Madrid, en un ratito del segundo periodo en el que remend¨® un poquito su actuaci¨®n, su zurda y el poste le dejaron a un palmo del gol. Ni la suerte le acompa?a.

El tanto de Tote fue un hecho aislado, una pura carambola, porque el Madrid siempre estuvo a la intemperie. Sin gobierno alguno pas¨® un trance mal¨ªsimo, al que contribuy¨® en gran medida la confusi¨®n creada por el tobillo derecho de Hierro. El capit¨¢n se lastim¨® en un despeje en el minuto nueve y, tras ser atendido por los cuidadores, se mantuvo veinte minutos m¨¢s cojo sobre el campo, con gestos de dolor al tiempo que frenaba verbalmente el cambio. Ni por esas acertaron los delanteros belgas, hasta que el central Zokora se lanz¨® a la aventura, Flavio se quit¨® del medio y el corpach¨®n de Hierro se desplom¨® al suelo. La jugada no acab¨® en gol, pero, por fin, activ¨® el relevo.

Una situaci¨®n esperp¨¦ntica, en un partido sin gran trascendencia, que ejemplific¨® el desatino total del Madrid, al que el Genk dej¨® escapar con un punto a causa de su baj¨ªsimo perfil. Cierto que el Madrid pudo remediar el asunto en los ¨²ltimos instantes; tan cierto como que el Genk, al que invit¨® a jugar a la ruleta, tambi¨¦n pudo socavar a¨²n m¨¢s el bache del actual campe¨®n. Por cada llegada del Madrid hubo una del equipo belga, que puso de manifiesto la debilidad del sistema defensivo del conjunto de Vicente Del Bosque. Por un momento el empate dio la impresi¨®n de exponer al Madrid a una dura segunda fase, en su posici¨®n de segundo de grupo. Pero en la Copa de Europa siempre hay un rayo de luz para este equipo. Qu¨¦ otra cosa se puede decir cuando el AEK empata en Roma en el ¨²ltimo minuto y deja las cosas como estaban en la clasificaci¨®n.