El Madrid sigue en el agujero
Nuevo resultado negativo de los blancos, que ante el Roma pusieron de manifiesto su fragilidad defensiva
El Madrid sigue con su preocupante proceso, entre dudas y errores, con resultados que reflejan el estado de un equipo que no logra encontrar el camino correcto. Malos resultados, en definitiva, como ¨¦ste frente al Roma en un partido que puso de manifiesto la fragilidad defensiva del Madrid. Como no anda sobrado de juego, y las figuras tampoco marcan diferencias, el equipo tiene que acudir a la heroica, lo que ocurri¨® en el ¨²ltimo trecho del partido. Pero no es eso, o al menos no es lo que se espera del Madrid, que ha entrado en crisis.
REAL MADRID 0| ROMA 1
Real Madrid: Casillas; M¨ªchel Salgado, Hierro, Helguera, Roberto Carlos; Cambiasso (Guti, m.86), Makelele; Figo, Ra¨²l, Zidane (Solari, m.77); y Ronaldo (Morientes, m.77). Roma: Antonioli; Panucci, Samuel, Aldair (Zebina, m.90), Candela; Caf¨², Tommasi, Emerson, Delvecchio (Lima, m.88); Totti y Montella (Batistuta, m.72). ?rbitro: Hugh Dallas (Escocia). Mostr¨® tarjeta amarilla a Tommasi (m. 42), M¨ªchel Salgado (m. 43) y Emerson (m. 57). Goles: 0-1. M. 27. Disparo de Montella que rechaza Hierro y el bal¨®n lo remata Totti desde la frontal del ¨¢rea grande. Partido de la quinta jornada de la primera fase de la Liga de Campeones, grupo C, disputado en el estadio Santiago Bernab¨¦u ante unos 65.000 espectadores. El Real Madrid, pese a la derrota, se clasifica ya matem¨¢ticamente para la segunda fase, pues en el peor de los casos, en un triple empate a puntos, entre el equipo madridista (si pierde con el Genk en la ¨²ltima jornada), el Roma y el AEK griego (que deber¨ªa ganar en la capital italiana), el cuadro de Fabio Capello ser¨ªa el eliminado por peor coeficiente.
La paradoja del Madrid es que su opulencia retrata m¨¢s que nunca sus partes m¨¢s precarias
La paradoja del Madrid es que su opulencia retrata m¨¢s que nunca sus partes m¨¢s precarias. Nunca como ahora se advierte tanto la contradicci¨®n, que habla de un desequilibrio manifiesto en un equipo donde la mitad de la gente no defiende, y los que defienden viven entre la evidencia de las limitaciones y el desamparo al que est¨¢n sometidos. Todo esto se explic¨® ante el Roma, que no dio una gran sensaci¨®n, pero que aprovech¨® las concesiones del Madrid en el cap¨ªtulo defensivo, donde se provocaron fuegos por cualquier cosa. Que el equipo tiende a partirse por el eje, es cosa vieja. Que el Madrid sufre frente a delanteros livianos y ¨¢giles, de los que se acomodan en zonas blandas y aparecen como tiros en el ¨¢rea, tambi¨¦n es conocido. Montella pertenece a esa raza de jugadores, un buen delantero, con un punto picante en su juego y una zurda da?ina. Helguera y Hierro se vieron demasiadas veces en situaciones de m¨¢xima alerta frente a Montella y Totti, que mezclaron bien y dieron abundantes problemas a una defensa muy mal sostenida.
S¨®lo Makelele achic¨® agua en una noche deficiente de Cambiasso, que ha perdido el efervescente punto de sus primeros d¨ªas en el equipo. Es una p¨¦sima noticia para el Madrid, que no puede permitirse el lujo de profundizar en sus carencias en el medio campo. Eso sucedi¨® ante el Roma en un partido donde las figuras del Madrid tuvieron una noche discreta o decepcionante. Fue el caso de Figo, cuyas habilidades son imprescindibles en el equipo. Pero no este Figo desactivado por su reciente lesi¨®n, sin velocidad y desborde por ahora. Tampoco Ra¨²l funcion¨® con su eficacia habitual. Y Zidane tuvo m¨¢s detalles que consistencia.
La noticia estuvo en Ronaldo, en el proyecto de Ronaldo que se adivina a lo lejos. No vale la pena recordar sus tiempos gloriosos, porque est¨¢ a una distancia sideral de los d¨ªas en los que dominaba los partidos como nadie. Pero s¨®lo Ronaldo se escap¨® de alguien, por velocidad o regate. S¨®lo ¨¦l dio la impresi¨®n de generar lo imprevisto frente a una defensa experta, pero no apabullante. El Roma tambi¨¦n concedi¨® su cuota de ocasiones, o al menos dos clar¨ªsimas que R¨¢ul no aprovech¨®. La primera un remate sencillo de cabeza, sin oposici¨®n y con el portero rezando el rosario. En la segunda, Antonioli tuvo alg¨²n m¨¦rito en el mano a mano que no logr¨® resolver Ra¨²l.
El Madrid se aboco al tipo de partido que detesta. Su defensa qued¨® expuesta durante todo el encuentro, primero por errores b¨¢sicos -p¨¦rdidas de la pelota en zonas de alto riesgo- y luego por el efecto del resultado. El Roma, que hab¨ªa desaprovechado una oportunidad clamorosa de Montella, anot¨® en otra acci¨®n de su peque?o delantero, que hizo estragos con Helguera. Totti confirm¨® que hace buena pareja con Montella y acudi¨® al rechace para marcar el tanto de la victoria.
Ya antes del gol, el juego ten¨ªa mala pinta para el Madrid, porque el f¨²tbol era de viento racheado. Al ataque madridista, con m¨¢s percusi¨®n que ideas, le suced¨ªan los contragolpes del Roma, en situaciones extremas de uno contra uno que sus delanteros no lograron resolver. Tampoco resolvi¨® la Roma el problema de su alma italiana. Se refugi¨® en su ¨¢rea cuando ten¨ªa mejores soluciones para detener al Madrid, partido por el eje, con el dibujo roto por todos los lados, v¨ªctima de sus desequilibrios y de la ansiedad por igualar el encuentro. Poco a poco, el Roma se dej¨® empujar hasta su ¨¢rea, donde se defendi¨® de mala manera. Es decir, mal. A toque de corneta, el Madrid se lanz¨® a un ataque m¨¢s vibrante que otra cosa, con Solari como principal protagonista. Hizo por la izquierda lo que Figo no pudo lograr por la derecha. Regate¨® y se fue, viej¨ªsima arma que estuvo a punto de desarmar la resistencia del equipo italiano.
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