Cela contra Franco
Por desgracia, no hay hechos escandalosos, sino s¨®lo esc¨¢ndalos, de manera que en este mundo hecho de mil verdades distintas para cada cosa y gobernado por la publicidad, la demagogia y el sentido del oportunismo lo que importa nunca es lo que haces o no haces, sino si lo que haces se ve o se esconde, se denuncia o se silencia. Ahora mismo, por ejemplo, acaba de convertirse en un esc¨¢ndalo p¨²blico la exhibici¨®n en la Fundaci¨®n Camilo Jos¨¦ Cela del garrote vil con que, posiblemente, fue ajusticiado en 1974, en la c¨¢rcel Modelo de Barcelona, el anarquista catal¨¢n Puig Antich. El siniestro garrote estaba en una sala de la Fundaci¨®n dedicada a La familia de Pascual Duarte y los parientes del preso ejecutado lo consideraban una ofensa intolerable a su memoria, una opini¨®n que ha sido secundada por la mayor¨ªa de los grupos pol¨ªticos catalanes, CiU, UDC, Iniciativa per Catalunya-Verds y ERC. Algunas personas estar¨¢n de acuerdo con la postura de los herederos de Puig Antich, gente que piensa que a nadie le gustar¨ªa ver expuesto el cuchillo con que fue asesinada su mujer o el coche que atropell¨® a su hermano. Otras personas tendr¨¢n la opini¨®n de que la historia merece ser recordada y dir¨¢n que los museos de todo tipo est¨¢n llenos de im¨¢genes y objetos macabros que le costaron la vida a personas tan respetables como Puig Antich. ?Por qu¨¦ no cerrar, por ejemplo, todos los museos del Ej¨¦rcito?
De todas maneras, hay algo que llama la atenci¨®n en este asunto: ?por qu¨¦ resulta tan perturbadora la exposici¨®n en Iria Flavia del garrote vil y se toleran con tanta alegr¨ªa las vergonzosas estatuas de Francisco Franco que hay en Madrid, en Nuevos Ministerios, o en Santander, y el resto de los much¨ªsimos s¨ªmbolos fascistas que quedan en toda Espa?a, a¨²n cruzada de norte a sur, incluso, por oscuras calles dedicadas a los generales golpistas? No s¨¦ si es verdad que el PSOE pact¨® hace muchos a?os con la derecha el asunto de la estatua ecuestre del Funeral¨ªsimo -como lo llamaba siempre Rafael Alberti- en Nuevos Ministerios: se dice que el acuerdo fue respetar el monumento al dictador a cambio de poner en sus cercan¨ªas el dedicado a Indalecio Prieto.
Sea como sea, para millones de ciudadanos no es menos indignante y ofensiva esa estatua de Franco que el garrote vil con que el propio Franco hizo matar a Puig Antich. Ni son menos hirientes el Arco del Triunfo de Moncloa, el yugo y las flechas que se puede ver en la avenida central de la Universidad Complutense o el repulsivo Valle de los Ca¨ªdos que ensombrece con su negra cruz blanca toda la sierra de Madrid. ?Por qu¨¦ eso es algo de lo que nadie habla, un caso archivado? Claro que no va a hablar de ello el Gobierno del PP, el mismo al que tanto le ha costado condenar en el Parlamento el golpe de Estado del llamado caudillo -?caudillo de qui¨¦n?-, mientras que vive con alegr¨ªa la canonizaci¨®n de Escriv¨¢ de Balaguer o la subida a los altares de los m¨¢rtires del bando franquista, mientras le niega una ayuda econ¨®mica y otros reconocimientos a los soldados de la Rep¨²blica, se niega a ayudar econ¨®micamente a los familiares de los asesinados por los nacionales que quieren abrir las fosas comunes en las que se amontonan las calaveras de sus maridos, sus mujeres o sus padres y etc¨¦tera, un largo y doloroso etc¨¦tera. No, ese mismo Gobierno no va a hacer nada de eso, pero ?y los dem¨¢s grupos pol¨ªticos?
Cela no era un santo, aunque vista la cantidad de ministros del PP que hubo en su entierro no descarto que en el futuro lo canonicen; total, ya puestos... De hecho, si de algo estuvo cerca el autor de La colmena fue de Franco y del franquismo, y no perdamos el tiempo en recordar sus deslices de delator y su c¨®moda vida de ni?o d¨ªscolo durante el r¨¦gimen. Pero es que Cela escribi¨® La colmena, Oficio de tinieblas n? 5, San Camilo 1936 y La familia de Pascual Duarte, una novela que denuncia toda la brutalidad de la pena de muerte y una obra que, aparte de ser la m¨¢s traducida de toda la literatura espa?ola despu¨¦s del Quijote, se merece un museo por su calidad y su importancia en nuestras letras. Una novela, tambi¨¦n, en la que el garrote vil es un elemento fundamental, un arma del diablo que, una vez vista fuera del libro, hace que el libro sea a¨²n m¨¢s impactante. Los argumentos de los allegados de Puig Antich son, en cualquier caso, muy comprensibles. Tan comprensibles que si los llevamos al mundo grande y terrible de los represaliados por Franco nos hacen preguntarnos: ?No ser¨ªa magn¨ªfico empezar nuestro ajuste de cuentas con la Historia y la Justicia por arriba?
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