Los presupuestos y el futuro
En tiempos de discusi¨®n y aprobaci¨®n parlamentaria de los Presupuestos Generales del Estado, y cuando la mayor parte del debate pol¨ªtico tiene un alcance m¨¢s bien coyuntural o en todo caso asociado a cuestiones tales como: el equilibrio presupuestario, el gasto social o el aumento relativo de la inversi¨®n p¨²blica en obra civil, se echa en falta una visi¨®n m¨¢s estructural y a largo plazo de nuestra econom¨ªa y, por tanto, de nuestro porvenir.
Como muy bien recordaba recientemente el profesor Emilio Ontiveros en un art¨ªculo en este peri¨®dico, adem¨¢s del crecimiento a corto plazo y la convergencia en renta per c¨¢pita con la Uni¨®n Europea, otras variables estrat¨¦gicas, tales como las inversiones en tecnolog¨ªas de la informaci¨®n y la comunicaci¨®n (TIC), el esfuerzo nacional en I+D y el nivel educativo de la poblaci¨®n, que apenas merecen consideraci¨®n pol¨ªtica, debieran, sin embargo, ser objeto del m¨¢ximo inter¨¦s p¨²blico; especialmente con motivo de la discusi¨®n presupuestaria.
El esfuerzo nacional en I+D y el nivel educativo de la poblaci¨®n apenas merecen consideraci¨®n pol¨ªtica
Una s¨®lida y revitalizada tradici¨®n del pensamiento econ¨®mico, no demasiado difundida a pesar de su gran inter¨¦s y alcance, relacionada con la investigaci¨®n del desarrollo econ¨®mico, sostiene te¨®rica y emp¨ªricamente que la creatividad tecnol¨®gica y su difusi¨®n econ¨®mica y social son consustanciales con el crecimiento a largo plazo. Desde esta perspectiva epistemol¨®gica, las inversiones en TIC, extremadamente intensivas en innovaci¨®n, resultan paradigm¨¢ticas; apalancan, m¨¢s que cualquier otro factor productivo, el crecimiento sostenido y sostenible de la econom¨ªa. Su sector productivo es el m¨¢s innovador de la econom¨ªa espa?ola, como pone de manifiesto su directa responsabilidad sobre cerca de un 40% del esfuerzo privado nacional en I+D, y sus propias mejoras de productividad, y sobre todo aquellas que induce en los dem¨¢s sectores econ¨®micos resultan factores decisivos para la moderaci¨®n de la inflaci¨®n, la consecuente ca¨ªda de los tipos de inter¨¦s y el crecimiento econ¨®mico.
Dada la incontestabilidad de los argumentos expuestos, casi todos los Gobiernos nacionales, e incluso la propia UE, han terminado por sacralizarlos; aunque luego, por discutibles razones (recu¨¦rdese el caso del UMTS), hayan sido paulatinamente abandonados con el tiempo.
Ahora, en tiempos de ciertas dificultades econ¨®micas y dudas respecto al futuro, es m¨¢s importante que nunca rescatar de su repentino olvido (al menos en nuestro pa¨ªs) el debate sobre la bien llamada Sociedad de la Informaci¨®n y el Conocimiento y el sector que la puede hacer posible.
Si Espa?a est¨¢ viviendo uno de los ciclos de mayor prosperidad econ¨®mica y social que hemos conocido, en un marco de moderaci¨®n de precios y bajos tipos de inter¨¦s, es porque, adem¨¢s de una pol¨ªtica macroecon¨®mica adecuada, el sector electr¨®nico y de telecomunicaciones ha contribuido de manera decisiva a la formaci¨®n de capital bruto (12%), la inversi¨®n en I+D (>16% del total nacional), el crecimiento (m¨¢s del 25%), el PIB (m¨¢s del 7%), la ca¨ªda de los precios (puede que m¨¢s de 0,5% al a?o), y sobre todo, a la mejora de la productividad.
Pero, no obstante, el creciente, elevado y perseverante esfuerzo del sector; el nivel relativo de equipamientos para la Sociedad de la Informaci¨®n en Espa?a se sit¨²a en un 78% de la UE, el gasto en I+D en un 49,3%, y el stock de capital tecnol¨®gico en un 40,8%. En tales circunstancias, parece, desde todo punto de vista, razonable que una de las primeras prioridades nacionales fuera la convergencia con la UE en los indicadores descritos.
Mientras que tales par¨¢metros apenas si forman parte del debate pol¨ªtico, el sector (especialmente en inform¨¢tica y telecomunicaciones) est¨¢ viviendo la peor crisis de su historia, junto con una ca¨ªda sin precedentes de las inversiones, que acent¨²a nuestra divergencia con la UE; crisis en buena parte auspiciada por una excesiva e injustificada intervenci¨®n de los precios, junto con una sobrepresi¨®n fiscal carente de sentido.
La ca¨ªda de las inversiones en telecomunicaciones, casi un 50% entre 2001 y 2002, y puede que a¨²n muy elevada el pr¨®ximo a?o 2003; la destrucci¨®n de empleo, sobre todo fabril; los graves procesos de discontinuidad industrial (de dif¨ªcil y puede que casi imposible reparaci¨®n) que estamos viviendo, y la consecuente disminuci¨®n del esfuerzo en I+D del sector, debieran formar parte de las preocupaciones no s¨®lo de los agentes concernidos, sino de todos quienes tengan alg¨²n tipo de inter¨¦s por el futuro de la naci¨®n.
Cuanto m¨¢s tiempo esperemos para enfrentar la soluci¨®n de los problemas que decidir¨¢n verdaderamente nuestro futuro, m¨¢s dif¨ªcil ser¨¢ hacerlo. Si en la aurora del nuevo siglo Espa?a amaneci¨® llena de ilusiones y claramente incorporada en la vanguardia de pa¨ªses que, merced a las tecnolog¨ªas de la informaci¨®n y la comunicaci¨®n, protagonizar¨¢n el progreso econ¨®mico y social del pr¨®ximo futuro, no debemos ni podemos, en su transcurrir, abandonar sin motivo tan esperanzador porvenir.
Jes¨²s Banegas N¨²?ez es presidente de la Asociaci¨®n Nacional de Industrias Electr¨®nicas y de Telecomunicaciones (Aniel).
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