Sudor rebelde

A pesar de la dudas existenciales que mostraba el cantante J. Molly casi terminado el concierto, Hamlet dej¨® a su parroquia muy satisfecha a base de desgranar ese s¨®lido hardcore mezclado con rap y metal que les ha hecho c¨¦lebres. "No s¨¦ si nosotros lo estamos haciendo bien, pero vosotros lo est¨¢is dando todo", se preguntaba en voz alta haciendo gala de una inseguridad injustificada.

La duda sobraba: el directo de Hamlet es demoledor. A ello contribuye, en buena medida, la voz ronca y forzada de su cantante. No se quedan atr¨¢s las guitarras punzantes y asesinas, y esa contundencia r¨ªtmica que anclan el bajo y la bater¨ªa.

Los textos son himnos juveniles de rebeld¨ªa, a pesar de que la banda ya lleva una carrera de m¨¢s de diez a?os a sus espaldas. Envueltos en sudor, Hamlet plantea sus conciertos como quien va al campo de batalla. Todo -m¨²sica e imagen- se iba a grabar en directo para un futuro disco con acompa?amiento de DVD, as¨ª que la escenograf¨ªa respond¨ªa a esa est¨¦tica de combate: pantalones militares, volumen a tope, vallas que recordaban alambradas en el propio escenario, la bater¨ªa detr¨¢s de ellas, el cantante cruz¨¢ndolas...