La patria, el inter¨¦s y la chapuza
Jornadas internacionales como la de hoy justifican un debate que no acaba de producirse en el f¨²tbol. Cada cierto tiempo, coincidiendo con el descalabro que les procuran los partidos amistosos de las selecciones, los clubes expresan sus quejas con m¨¢s ruido que determinaci¨®n. Las mismas instituciones que lograron acorralar a la UEFA y propiciaron el actual modelo de la Liga de Campeones, no son capaces de arbitrar alg¨²n tipo de pol¨ªtica para impedir el devastador efecto de unos partidos que s¨®lo sirven como cajas registradoras para las federaciones.
El s¨¢bado se disputa el Bar?a-Real Madrid, que en t¨¦rminos futbol¨ªsticos es uno de los principales acontecimientos del a?o y del planeta. Son dos clubes sometidos a tensiones de todo tipo, vigilantes de una econom¨ªa delicada, due?os de unas n¨®minas gigantescas, actores principales de la industria medi¨¢tica y depositarios del sentimiento de millones de personas. Dos instituciones, en fin, que har¨ªan bien en tener todo preparado para un partido de tanta trascendencia, porque trascendentes suelen ser los efectos de estos duelos, y m¨¢s cuando la actual situaci¨®n del Bar?a y del Madrid les tiene al borde la crisis.
Este acontecimiento de primer orden se disputar¨¢, sin embargo, en las peores condiciones posibles. Veinticinco jugadores de ambos equipos est¨¢n desparramados por el mundo -bastantes de ellos a 14 horas de avi¨®n- porque el calendario registra una jornada de partidos amistosos de las principales selecciones del mundo. Como parece que con los s¨ªmbolos no se juega, o sea, con la patria, y como no hay duda del miedo patol¨®gico a la FIFA, los clubes hacen pucheros, protestan un poco y admiten una situaci¨®n intolerable que da?a exclusivamente sus intereses y los de los jugadores.
Nada justifica una jornada como la de hoy, empezando por el Espa?a-Bulgaria que se jugar¨¢ hoy en Granada. Llega a destiempo y no interesa a nadie, ni a la gente, ni a los jugadores, sometidos a una aniquiladora vor¨¢gine de competiciones y alt¨ªsimas exigencias. ?Para qu¨¦ sirve jugar con Bulgaria? ?Qu¨¦ beneficios producir¨¢ a los futbolistas y a la selecci¨®n? Este partido no sirve para nada y no rendir¨¢ ning¨²n beneficio al equipo. Bien al contrario, acumular¨¢ fatiga sobre unos jugadores exprimidos, con la posibilidad a?adida del habitual parte de lesiones, cuyo desegradable efecto soportan los clubes, que prestan a sus mejores futbolistas a cambio de graves trastornos.
?A qui¨¦n interesa esta jornada? A las federaciones, que hacen caja despu¨¦s de parasitar a los clubes. Hoy s¨®lo funcionar¨¢ el inter¨¦s del dinero f¨¢cil. Poco le importa al seleccionador brasile?o el deficiente estado de Ronaldo, porque de eso no se trata. De lo que se trata es de llevar a Ronaldo hasta Corea del Sur. Con Ronaldo en la cancha, la Federaci¨®n Brasile?a ingresa 750.000 d¨®lares m¨¢s por partido, ganancia que naturalmente no pasa inadvertida a los codiciosos federativos, que no dudar¨¢n en apelar al escudo de la patria, a la emoci¨®n de la bandera, al sagrado peso de la camiseta, para articular un discurso ventajista y falso que no encuentra la merecida respuesta en los clubes. En su debilidad y cobard¨ªa llevan la penitencia.
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