El hambre y la desnutrici¨®n amenazan a m¨¢s de 200.000 ni?os en Argentina
Tres chicos mueren cada d¨ªa por desnutrici¨®n o enfermedades vinculadas a la hambruna
Tres ni?os mueren cada d¨ªa en Argentina por desnutrici¨®n o por enfermedades vinculadas con la indigencia, seg¨²n el Ministerio de Salud y la organizaci¨®n Save The Children. El 63% de los nacidos en el ¨²ltimo a?o, unos 222.000 ni?os, son hijos de familias pobres con escasas posibilidades de alimentarse. De los 8,6 millones de ni?os y adolescentes de todo el pa¨ªs que viven en la miseria, unos 2,3 millones tienen menos de cinco a?os. Argentina tiene una poblaci¨®n de unos 37 millones de habitantes y una riqueza agr¨ªcola y ganadera que produce alimentos que exporta a varios pa¨ªses.
El presidente de Argentina, Eduardo Duhalde, convoc¨® ayer al Gabinete social, que integran los ministros de Trabajo, Salud, Desarrollo Social y Educaci¨®n, para poner en marcha el Plan de Emergencia Social, pactado con los gobernadores y los jefes de grupos parlamentarios para afrontar el problema del hambre que devasta Argentina. El ministro de Econom¨ªa, Roberto Lavagna, afirma que el Programa de Emergencia Alimentaria (PEA) y los planes de asistencia social y subsidio a parados "es la prioridad absoluta en la agenda de problemas del Gobierno y su financiamiento est¨¢ asegurado". Sostiene el ministro de Econom¨ªa que la financiaci¨®n de los planes sociales est¨¢ asegurada con independencia de que haya o no "acuerdo con el Fondo Monetario Internacional (FMI), se suspendan o no los pagos a los organismos multilaterales de cr¨¦dito".
Los ni?os muertos por hambre o patolog¨ªas de la desnutrici¨®n se contar¨ªan por miles en el ¨²ltimo a?o si los m¨¦dicos de los hospitales de todo el pa¨ªs certificaran caso por caso. El Ministerio de Salud de la provincia de Misiones admite 49 este a?o. En Tucum¨¢n informan de 359 casos en el primer semestre. Ayer se a?adi¨® a la lista una ni?a de ocho meses, la menor de nueve hermanos, hija de parados, que muri¨® de hambre en el barrio de San Pablo.
Los dirigentes pol¨ªticos coincidieron en "sostener y ampliar los programas sociales y mejorar su aplicaci¨®n para combatir con eficiencia los efectos de la pobreza y la indigencia". En la aplicaci¨®n del Plan de Emergencia participar¨¢n los ministerios nacionales, provinciales, los ayuntamientos, las ONG y la red solidaria, "para detectar, prevenir y asistir los problemas m¨¢s agudos de las poblaciones m¨¢s desamparadas".
Descubrir ahora el hambre
El ministro de Econom¨ªa atribuy¨® el problema del hambre, "que los medios de comunicaci¨®n y algunos argentinos han descubierto esta semana", a una de las "facetas m¨¢s negativas" de la Ley de Convertibilidad, que impon¨ªa la paridad del peso con el d¨®lar, aprobada en el Parlamento a finales de 1991, a instancias de Domingo Cavallo, ministro de Econom¨ªa durante el primer mandato del peronista Carlos Menem. Seg¨²n Lavagna, "la convertibilidad estaba muerta a finales de 1994 y desde entonces se sostuvo con un fenomenal endeudamiento externo. El hambre es un problema que lleva a?os en Argentina y ser¨¢ dif¨ªcil resolverlo. Quiz¨¢s pase el inter¨¦s de los medios, pero no el hambre".
Los indicadores del hambre que se revelan cada d¨ªa son abrumadores, sobre todo en las provincias del norte del pa¨ªs, la Argentina profunda. Seg¨²n datos de los organismos oficiales y las ONG, la mortalidad infantil por cada 1.000 nacimientos alcanza a 21,8 en Catamarca, a 30,4 en Chaco, a 26,3 en Formosa, a 22,5 en Jujuy, a 20,8 en Misiones, a 21,9 en Salta, a 16,9 en Santiago del Estero y a 21,2 en Tucum¨¢n. A las condiciones de indigencia, sin energ¨ªa, agua potable ni cloacas debe a?adirse un clima tropical que eleva ya las temperaturas a m¨¢s de 30 grados, por encima de 40 en el verano austral.
El promedio de paro de la regi¨®n es del 20%.La mayor¨ªa de los que tiene empleo trabaja para la Administraci¨®n p¨²blica, con salarios medios entre 300 y 500 pesos, poco m¨¢s de 100 euros, que se cobran en bonos sin cobertura, emitidos por los gobiernos provinciales y que pierden la cuarta parte de su valor cuando se canjean por pesos para pagar impuestos o servicios.
En algunos municipios del interior de esas provincias el paisaje es desolador. Cientos de familias y ni?os de las villas miseria (barrios de chabolas) o asentamientos rurales viven y deambulan como las tribus abor¨ªgenes, los wichis, chorotes y tobas, que subsisten en las reservas de la regi¨®n. A los m¨¢s peque?os se les ve desnudos, desnutridos, a merced de los insectos y con la mirada extraviada.
Los testimonios pesan, duelen y golpean por los cuatro costados. Todos tienen para contar el caso de un beb¨¦ o un ni?o de entre uno y dos a?os que se les muri¨® de hambre. No hay explosiones de llanto, ni congoja, ni gritos, ni sobresaltos en los relatos de los padres o vecinos. La muerte es parte de la nada, de lo que hay, de lo que tienen. Piden comida, pero antes trabajo. Las mujeres resisten hasta una semana s¨®lo con agua, pero sus hijos no, y van decayendo lentamente. Dejan de caminar, de jugar, de hablar, de re¨ªr, de gatear, caen, se quedan inm¨®viles, los ojos abiertos. Desnutrici¨®n en grado uno, desnutrici¨®n en grado dos, desnutrici¨®n en grado tres y la muerte. Nadie sabe por qu¨¦, pero de pronto se suspende la entrega de bolsas con alimentos o las comidas diarias de los comedores comunitarios. Les dicen "hoy no hay", " ma?ana", "no han mandado". Los padres se acercan a los municipios y no hay nada para ellos, ni trabajo, ni comida. Nada.
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