Gaspart juega contra el Bar?a
Pasa el tiempo y el Barcelona no se mueve, encadenado como est¨¢ a Figo, s¨ªmbolo de un traspaso de poderes que no s¨®lo no consigue revertir sino al que sospechosamente se va acomodando. Han pasado ya dos temporadas de la huida del portugu¨¦s a Chamart¨ªn, dos a?os de las elecciones en el Bar?a y el Madrid, y, sin embargo, a juzgar por cuanto aconteci¨® el s¨¢bado en el Camp Nou, parece como si acabara de ocurrir.
Lejos de serenar a la entidad y darle vuelo, como corresponder¨ªa al presidente, Gaspart se ha bajado al fondo norte y se ha puesto la zamarra de los Boixos Nois, y al paso se ha dejado caer cuando ha podido en los actos de la sociedad civil para darle contenido a un victimismo muy al uso por estos pagos. Aprovechando la complicidad de Florentino P¨¦rez con la administraci¨®n municipal, auton¨®mica y central, el Barcelona ha recuperado su complejo de inferioridad respecto al Madrid, como diciendo, que as¨ª no se vale, que no hay derecho, que no jugamos.
Los gui?os que tiene el f¨²tbol, sin embargo, deparan sorpresas y conceden oportunidades hasta a los m¨¢s peque?os, y el Barcelona no supo aprovechar la que le concedi¨® el Madrid. El equipo blanco lleg¨® al Camp Nou despojado de la universalidad y grandeza de la que presume, v¨ªctima de su propia mercadotecnia, a merced de una tunda futbol¨ªstica que habr¨ªa revalorizado el papel del Bar?a en el campeonato y en los corrillos financieros, pol¨ªticos y sociales. Ocurri¨®, sin embargo, que el Madrid no s¨®lo sali¨® ileso sino que se retir¨® de la cancha como el h¨¦roe que sobrevive a la peor de las batallas.
No extra?an consecuentemente las declaraciones inteligentes desde el bando madridista, tomadas en el otro equipo como propias de un perdonavidas y tambi¨¦n de un provocador. El discurso azulgrana fue un rabioso canto a la impotencia. Impotencia contra el Madrid por no poder abatirle; impotencia contra Van Gaal por rajarse justamente el ¨²nico d¨ªa en que hab¨ªa consenso en ir al ataque; impotencia contra el ¨¢rbitro por negarle un gol legal; impotencia contra Gaspart, incapaz de estar a la altura que se supone a un presidente del FC Barcelona.
Hab¨ªa un caldo de cultivo en la grada que amenazaba con descargar de manera virulenta sobre el primero que se pusiera a tiro. Y Figo, el traidor a la causa cul¨¦, se ofreci¨® como el blanco contra el que los barcelonistas pudieran expresar un¨¢nimemente la frustraci¨®n acumulada sin reparar en que perjudicaban a su propio equipo, lanzado a por el triunfo. Tanto m¨¢s que sorprendente, la reacci¨®n del fondo norte fue esquizofr¨¦nica, desmesurada y reprobable desde la tribuna hasta los laterales pasando por el gol sur, desde donde Figo hab¨ªa botado los saques de esquina sin interrupci¨®n.
Pese a que el partido hab¨ªa estado siempre enchufado a la corriente, la directiva ten¨ªa una salida f¨¢cil al conflicto. Le bastaba con rebajar el suceso, descontextualizarlo, delimitar responsabilidades, darle voz incluso a uno de sus profesionales y excusarse no s¨®lo con el Madrid sino ante sus propios socios. Gaspart, en cambio, encontr¨® la le?a a punto para reemprender su discurso incendiario y agrandar la distancia entre uno y otro club. Justo cuando se precisaba al bombero, apareci¨® el pir¨®mano, que convirti¨® el incendio del fondo norte en una hoguera y el Camp Nou en un escenario irrespirable.
La actuaci¨®n del presidente desmerece a su propio equipo, que se bati¨® con nobleza, y ruboriza al aficionado, que ya no sabe que pensar de Gaspart, igual de irresponsable en un estudio de TV-3, donde hace poco dijo ser v¨ªctima de una encerrona, que en el palco del Camp Nou. Desde hace un tiempo, el Bar?a se va degradando de manera sobrecogedora por culpa de la junta, incapaz de asumir su responsabilidad. Para una entidad que durante cien a?os siempre tuvo respuestas a los problemas, no saber sobreponerse a la marcha de Figo es un s¨ªntoma de rendici¨®n, propio por otra parte de gente que vive del chantaje sentimental y el oportunismo, incapaz no ya de darle grandeza al club sino siquiera de respetar sus se?as de identidad.
Por la misma regla de tres que Gaspart dice que los que atacaron a Figo son una minor¨ªa, igualmente la directiva s¨®lo se representa a s¨ª misma con actuaciones como la del s¨¢bado, que si a alguien reforz¨® fue a Figo y al Madrid. El barcelonismo no tiene nada que ver con ese Gaspart, que de seguir en esta l¨ªnea acabar¨¢ siendo v¨ªctima de la propia pira en que ha convertido el Camp Nou. Gaspart juega contra el Bar?a.
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