Goleada a una sombra

A la vista de la blanca palidez de su juego, andaba el Athletic buscando el rival apropiado para cambiar de tez. El Espanyol se prest¨® voluntario, como indignado por que alguien pudiera ser m¨¢s blando defensivamente que ¨¦l, menos ofensivo que ¨¦l y menos inteligente en el manejo de los partidos que ¨¦l. Ni siquiera el gol -habitual en San Mam¨¦s en todas las jornadas- le cambi¨® la cara. Se dir¨ªa que el m¨¢s sorprendido fue el Espanyol, que hall¨® fortuna en su primer disparo a puerta gracias a la candidez rojiblanca en las jugadas a bal¨®n parado.

A cualquier equipo, el gol de Maxi Rodr¨ªguez le habr¨ªa insuflado vida, le habr¨ªa hecho apretar los dientes, ense?ar el ment¨®n, juntar las l¨ªneas y dedicarse a fomentar el desequilibrio nervioso del Athletic, obligado a la tercera remontada consecutiva en su casa.

Pues no. Tan poca cosa es el Espanyol que el Athletic ni se inmut¨®, arre¨® la tropa, puso en liza al mejor Etxeberria y en un santiam¨¦n hab¨ªa dado la vuelta al resultado sin que su rival supiera qu¨¦ pasaba en San Mam¨¦s, como si mirara caer la lluvia. Bien es cierto que Puentes, un colegiado de los de antes, barrigudo y condescendiente, obsequi¨® al Athletic con un penalti inexistente de Amaya a Etxeberria para fomentar el empate. Luego, el t¨¦cnico blanquiazul, Moya, se autoexpuls¨® por una trifulca con el auxiliar y el Espanyol se vino abajo. Contagiado por el Athletic, concedi¨® en el primer palo un remate bell¨ªsimo de Gurpegui. Y cuando pretend¨ªa reaccionar, con dos cambios ofensivos (Milosevic y Luque), Roger se autoexpuls¨® con el segundo plantillazo del partido.

Frente a diez, el Athletic fue un vendaval, sac¨® lo mejor de s¨ª, bien defendido por Lacruz y dirigido por Alkiza. Los goles cayeron por doquier, premiando a Urzaiz, a Etxeberria, a quien lo intentara. Un fest¨ªn inhabitual en San Mam¨¦s que potencia la autoestima rojiblanca y ratifica la crisis de un Espanyol sin se?as de identidad, ni esquema, ni inteligencia.