Las v¨ªctimas del 'corralito'
Argentina pone fin a una medida in¨¦dita que ha durado un a?o y ha provocado hambre, revueltas y desastres pol¨ªticos
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La decisi¨®n del Gobierno argentino de abrir el llamado corralito financiero y levantar las limitaciones a la disponibilidad de fondos en las cuentas corrientes y en las cajas de ahorro, aunque se mantienen todav¨ªa para los dep¨®sitos a plazo, termina una experiencia in¨¦dita que caus¨® muertos, heridos, enfermos, ruinas econ¨®micas y desastres pol¨ªticos. La medida, en vigor desde el pasado 3 de diciembre de 2001, provoc¨® diecisiete d¨ªas m¨¢s tarde la ca¨ªda del ministro de Econom¨ªa que la aplic¨®, Domingo Cavallo, y del Gobierno que encabezaba el presidente Fernando de la R¨²a. Pero la "bomba de tiempo activada", a la que se refer¨ªa su sucesor, Eduardo Duhalde, s¨®lo pudo ser desmontada de forma delicada, lentamente, "paso a paso" y con "medidas graduales", un a?o m¨¢s tarde.
Entre marzo y diciembre de 2001 se transfirieron al exterior 18.000 millones de d¨®lares
Aqu¨¦l s¨¢bado primero de diciembre de 2001, cuando el entonces ministro de Econom¨ªa del Gobierno argentino, Domingo Cavallo, anunciaba al pa¨ªs las restricciones por 90 d¨ªas, a la retirada de fondos de los bancos como una pol¨ªtica de "defensa frente a los ataques especulativos" y "para preservar el ahorro de la gente", los ciudadanos de a pie no reaccionaron de inmediato ni comprendieron que, diecisiete d¨ªas m¨¢s tarde, la medida detonar¨ªa una de las m¨¢s graves crisis sociales y pol¨ªticas de la historia.
A esa altura del a?o, entre marzo y diciembre, los que dispon¨ªan de informaci¨®n privilegiada ya hab¨ªan transferido al exterior unos 18.000 millones de d¨®lares. El 93% de los ahorradores encadenados a los bancos, que ya no podr¨ªan recuperar su dinero en pesos equivalentes a d¨®lares, eran los que manten¨ªan cantidades estimadas en un promedio de 50.000 d¨®lares, los peque?os, la mayor¨ªa de los que generalmente creen a los ministros y conf¨ªan en las leyes. Menos de dos meses antes, el Parlamento hab¨ªa aprobado una ley que declaraba la intangibilidad de los dep¨®sitos para evitar, precisamente, cualquier intento de confiscaci¨®n por parte del Ejecutivo, como ya hab¨ªa sucedido en 1991, cuando se aplic¨® el llamado Plan Bonex y los ahorros se canjearon por t¨ªtulos de deuda a pagar en a?os.
El malestar creci¨® cuando los clientes comprobaron que se hab¨ªa montado alrededor del sistema financiero un cerco de acero para tratar de impedir la masiva fuga de dep¨®sitos. S¨®lo se pod¨ªan retirar 1.000 pesos al mes de las cajas de ahorro, las de salarios y las corrientes, en cuotas de 250 a la semana. Para pagar cuentas o servicios hab¨ªa que utilizar cheque o tarjeta de d¨¦bito, pero el que cobraba quedaba a su vez atrapado en el sistema porque pod¨ªa depositar el tal¨®n, pero no retirar el dinero.
Todav¨ªa ni siquiera se le llamaba corralito. Miles de ahorristas, jubilados, amas de casa, peque?os comerciantes y clientes desprevenidos hicieron interminables colas frente a las sucursales en condiciones humillantes, bajo el implacable sol del verano austral. El esfuerzo fue in¨²til. En dos semanas la actividad econ¨®mica estaba pr¨¢cticamente paralizada. El consumo se redujo a lo esencial. El dinero circulante era escaso y se conservaba para situaciones de emergencia. Los peri¨®dicos, la radio y la televisi¨®n retransmit¨ªan la angustia de ciudadanos desesperados porque se hab¨ªan comprometido a dejar su casa y no le entregaban la que hab¨ªan comprado, o no ten¨ªan fondos suficientes para afrontar una operaci¨®n de urgencia, pagar sus vacaciones o comprar medicinas.
El drama personal de un popular periodista deportivo, Horacio Garc¨ªa Blanco, se convirti¨® en el caso emblem¨¢tico. Necesitaba sus ahorros para viajar y pagarse una operaci¨®n en Barcelona en la que los m¨¦dicos intentar¨ªan salvar su vida. No pod¨ªa retirar los fondos, no pod¨ªa viajar con m¨¢s de 1.000 d¨®lares, no pod¨ªa transferirlos al exterior. El tr¨¢mite de la demanda judicial se demor¨® y Garc¨ªa Blanco muri¨® pocos d¨ªas antes de que le concedieran el recurso de amparo.
Cavallo aseguraba que s¨®lo se trataba de problemas "operativos" y que, en poco tiempo, todos saldr¨ªan beneficiados con restricciones que, supuestamente, se mantendr¨ªan por tres meses. Dec¨ªa Cavallo: "No hay temor al d¨ªa 91, porque la gente ver¨¢ que es m¨¢s c¨®modo moverse con tarjeta de d¨¦bito. Y adem¨¢s nadie le est¨¢ tocando sus dep¨®sitos, sobre los que tiene libre disponibilidad".
?Podr¨¢ estimarse alguna vez cu¨¢ntos muertos y cu¨¢ntas vidas arruinadas desde entonces deben adjudicarse al corralito? El hurac¨¢n de la bronca comenz¨® a soplar dos semanas m¨¢s tarde, hacia fines de diciembre. Comenz¨® en la periferia del gran Buenos Aires y se desat¨® al fin el mi¨¦rcoles 19. La ola de saqueos fue seguida por una impresionante cacerolada. Los vecinos de los barrios de la clase media de Buenos Aires se reunieron y manifestaron espont¨¢neamente en las calles, luego marcharon hacia la Plaza de Mayo, donde permanecieron golpeando las cacerolas hasta que las emisoras de radio confirmaron la renuncia de Cavallo. Al d¨ªa siguiente ir¨ªan por m¨¢s y el jueves 20 de diciembre, a la mitad de su mandato, el presidente Fernando de la R¨²a se ve¨ªa obligado a marcharse detr¨¢s del ministro que hab¨ªa prometido salvar a su Gobierno.
A De la R¨²a le sucedi¨® el presidente del Senado, Ram¨®n Puerta, hasta que la Asamblea Legislativa design¨® a Adolfo Rodr¨ªguez Saa para que en tres meses convocara a elecciones En una semana, Rodr¨ªguez Saa decidi¨® la suspensi¨®n de los pagos de la deuda p¨²blica. Sin respaldo parlamentario, el ex gobernador renunci¨®. El Gobierno qued¨® a cargo del presidente de la C¨¢mara de los Diputados, Eduardo Cama?o, y en dos d¨ªas la Asamblea Legislativa invisti¨® al senador Eduardo Duhalde como nuevo jefe del Estado.
La revuelta, reprimida ferozmente por la polic¨ªa, se sald¨® con 30 muertos y m¨¢s de 80 heridos. Cavallo es ahora profesor visitante de la Escuela de Negocios Leonard Stern, de la Universidad de Nueva York, pero deber¨¢ regresar a Buenos Aires para enfrentar las demandas judiciales pendientes.

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