Dentro de los palacios prohibidos de Sadam
Los inspectores de Naciones Unidas comienzan hoy su trabajo en Irak. Entre sus objetivos est¨¢n algunos de los recintos presidenciales. ?Qu¨¦ esconde Sadam Husein en esos palacios? Su inclusi¨®n en la lista de la ONU provoc¨® numerosos quebraderos de cabeza a su secretario general, Kofi Annan, durante la anterior etapa de inspecciones. Ahora, la resoluci¨®n 1.441 deja claro el asunto: los inspectores tendr¨¢n "acceso inmediato, incondicional y sin restricciones a los recintos presidenciales". De los 57 palacios repartidos por Irak, ocho despiertan el inter¨¦s de los expertos. El diplom¨¢tico espa?ol Ignacio Rup¨¦rez, encargado de negocios en Bagdad de 1997 a 2001, es uno de los pocos occidentales que los ha visitado.
"Imagine nuestro palacio de El Pardo multiplicado por veinte", dice Rup¨¦rez tratando de dar una idea de las inmensas dimensiones de las fincas en las que se levantan decenas de edificios, desde majestuosos palacios hasta simples almacenes. "Naturalmente no vimos nada; al menos, yo no vi nada", asegura cuando se le pregunta si descubrieron indicios de que en aquellos lugares se escond¨ªan laboratorios prohibidos. El viceprimer ministro Tarek Aziz, que acompa?aba a los diplom¨¢ticos, se permiti¨® bromear al respecto: "Aqu¨ª es donde guardamos las armas qu¨ªmicas", les dijo mientras visitaban el palacio de Tharthar.
Rup¨¦rez visit¨® los palacios de Tikrit, Tharthar, Abu Ghurayb y de la Rep¨²blica. Fue a principios de 1998. Tres a?os antes, los inspectores se hab¨ªan visto sorprendidos por el alcance del programa de armas biol¨®gicas iraqu¨ª y al concentrar su b¨²squeda en los palacios se tropezaron con las puertas cerradas. Annan viaj¨® a Bagdad en enero de 1998 y alcanz¨® un acuerdo para acceder a ellos. Poco despu¨¦s llegaron las invitaciones iraqu¨ªes a los diplom¨¢ticos acreditados.
"Fue una ingenua campa?a de relaciones p¨²blicas", afirma Rup¨¦rez. "Nos citaban a media ma?ana, nos daban un paseo por el palacio correspondiente, nos invitaban a una comida y de vuelta casa". "En la ¨²ltima visita, incluso, nos invitaron con familias", recuerda. "Nadie se sali¨® del gui¨®n", asegura. "Nos hab¨ªan dicho que no pod¨ªamos hacer fotograf¨ªas y nadie hizo una lectura pol¨ªtica", prosigue. "Se pod¨ªa esconder un almac¨¦n grande porque el ¨¢rea lo permite", admite, "pero todos hab¨ªan sido visitados por los inspectores de la ONU con anterioridad, y nosotros no supimos si encontraron algo en ellos o qu¨¦ se llevaron". "Nos mostraron las partes nobles, grandes salones, pero no las zonas privadas, aunque tambi¨¦n vimos algunos dormitorios", relata. Lo que m¨¢s llam¨® su atenci¨®n fue "la cantidad de cuartos de ba?o, llenos de grifos dorados y muchos de ellos con sanitarios espa?oles". "Se ve¨ªa un gran lujo, un tanto pretencioso para el gusto occidental".
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