La derecha francesa se enfrenta al primer conflicto por la reforma social
La huelga de controladores paraliza el tr¨¢fico a¨¦reo en Francia
El miedo de los trabajadores de las empresas estatales a la privatizaci¨®n y al recorte de pensiones se reflej¨® ayer en las manifestaciones que recorrieron Par¨ªs, Toulouse, Marsella y otras ciudades "en defensa del servicio p¨²blico", en una jornada de paralizaci¨®n del tr¨¢fico a¨¦reo. La jornada puso en evidencia el aislamiento del Partido Socialista: tres ex ministros tuvieron que retirarse de la marcha de Par¨ªs en medio de fuertes abucheos.
Este incidente evit¨® que el desgaste pol¨ªtico recayera sobre el Gobierno. Cuando arranc¨® la manifestaci¨®n de Par¨ªs aparecieron Daniel Vaillant, Elisabeth Guigou y S¨¦gol¨¨ne Royal, antiguos ministros de Interior, Asuntos Sociales y de la Familia, respectivamente, de Lionel Jospin, e intentaron unirse a la cabeza. Hab¨ªan advertido de sus intenciones amistosas, pero se retiraron ante el griter¨ªo y las actitudes amenazadoras de algunos. Guigou hubo de ser rescatada por el servicio de orden.
Fue el ¨²nico incidente de una manifestaci¨®n integrada principalmente por ferroviarios, a la que se unieron grupos de otras empresas p¨²blicas. En total, 80.000 manifestantes, seg¨²n los sindicatos, o 30.000, seg¨²n la polic¨ªa, que realizaron un largo recorrido por barrios de la orilla izquierda del Sena hasta disolverse cerca de Matignon, el palacio del primer ministro, quien ayer estaba en Espa?a.
La marcha parisiense fue dirigida por Bernard Thibault, secretario general de la Confederaci¨®n General del Trabajo (CGT), quien la consider¨® una evidencia de la amplitud del descontento social, al tiempo que cuestionaba "las decisiones presupuestarias" del Gobierno de Jean-Pierre Raffarin, que "pretende reducir los efectivos [de las empresas estatales], cuya consecuencia es la reducci¨®n de los servicios p¨²blicos y los atentados a la cohesi¨®n social".
Los sindicatos de ferroviarios son un¨¢nimes en la reivindicaci¨®n de impedir la fragmentaci¨®n de su empresa, la SNCF, proyecto que consideran pre?ado de intenciones de recorte de salarios, condiciones de jubilaci¨®n y de par¨®n a las contrataciones. La movilizaci¨®n de los ferroviarios sirve de catalizador para otras reivindicaciones: los nueve sindicatos de Air France, que se oponen a la privatizaci¨®n, llamaron a apoyar esta marcha y protagonizaron una huelga ampliamente seguida en los aeropuertos de Par¨ªs y de otras ciudades, apoyada desde el control a¨¦reo.
Millares de trabajadores del servicio estatal de Correos se concentraron ante el Ministerio de Econom¨ªa y casi la mitad de la plantilla del grupo semip¨²blico France Telecom (la empresa m¨¢s endeudada) secund¨® un llamamiento a la huelga. El personal de la televisi¨®n p¨²blica France 3, que lleva dos semanas en paro, complet¨® la marcha.
"Medios humanos, materiales y financieros", as¨ª como aumentos de salarios y pensiones y el mantenimiento de sus estatutos particulares, son reivindicaciones muy distintas a las que planea el Ejecutivo. Todos piensan en 2003 como el a?o clave en que el Gobierno intentar¨¢ recortar las pensiones, alargar la edad de la jubilaci¨®n y privatizar empresas p¨²blicas. No hay elecci¨®n alguna en el calendario, la oposici¨®n de izquierdas est¨¢ deshecha -ayer su supo que Jospin ha pedido el reingreso en una secci¨®n socialista de Par¨ªs- y el poder neoconservador se siente fuerte.
Uno de los s¨ªmbolos del cambio es la transformaci¨®n del estatuto de las empresas Electricit¨¦ de France (EDF) y Gaz de France (GDF), hasta ahora p¨²blicas al 100%. "Por supuesto que vamos a oponernos a la apertura del capital de EDF y GDF", afirmaba ayer un delegado sindical de este sector, decidido partidario de "la vuelta al monopolio".
Vivamente denunciada por la izquierda, la combinaci¨®n de di¨¢logo y firmeza exhibida por el Gobierno -el m¨¦todo Raffarin- ha dado sus primeros s¨ªntomas de ¨¦xito en el terreno social. Las amenazas de los agricultores y de los camioneros de paralizar Francia no se han cumplido, y las manifestaciones y huelgas de ayer en el sector p¨²blico, pese a su importancia, no parecen la prueba de una voluntad decidida de movilizaci¨®n general, sino un modo de comprobar la fuerza de cada sindicato ante las elecciones del 11 de diciembre.
Se trata de elegir a los jueces de lo social, arcaico procedimiento usado en Francia para contabilizar la fuerza de cada central sindical y la subvenci¨®n p¨²blica a la que se har¨¢ acreedora. Pero el envite del Gobierno va mucho m¨¢s all¨¢: Raffarin asegura que comprometer¨¢ su responsabilidad pol¨ªtica, en junio de 2003, para sacar adelante la reforma del sistema de pensiones.
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