La memoria gr¨¢fica de M¨¦dicos Sin Fronteras
Una exposici¨®n muestra la actividad de la organizaci¨®n en 84 pa¨ªses, a los que acuden cada a?o 40 madrile?os Una exposici¨®n muestra la actividad de la organizaci¨®n en 84 pa¨ªses, a los que acuden cada a?o 40 madrile?os
Si la guerra aleja a un pueblo de sus sembrados, la acci¨®n humanitaria se convierte en la ¨²nica fuente de alimentos disponible para los desplazados. El m¨¢s atroz de los conflictos ocurre cuando quienes tienen las armas se empe?an en que esta ayuda no llegue. Aisladas, sin comida y sin atenci¨®n m¨¦dica, poblaciones enteras son condenadas a morir de hambre, de sed o de simples diarreas. Sin testigos y sin denuncias, a la muerte le sigue el silencio y a ¨¦ste, el olvido.
Este lugar de los horrores existe, aunque su situaci¨®n geogr¨¢fica cambia seg¨²n el a?o y seg¨²n la guerra. A principios de 2002, se llamaba Chipindo, en Angola. 18.000 personas, v¨ªctimas de m¨¢s de dos d¨¦cadas de guerra civil, apenas lograban sobrevivir en un destartalado campamento al suroeste del pa¨ªs. Ninguna organizaci¨®n humanitaria hab¨ªa podido llegar a ¨¦l. 20 personas mor¨ªan cada d¨ªa por la desnutrici¨®n.
M¨¦dicos Sin Fronteras fue una de las primeras organizaciones que logr¨® llegar a Chipindo. Su misi¨®n era salvar vidas, pero tambi¨¦n denunciar ante el mundo las violaciones masivas de los derechos humanos que all¨ª se comet¨ªan. ?stos son los dos objetivos que han centrado las actuaciones de la organizaci¨®n, nacida en 1971 y galardonada con el Premio Nobel en 1999. Una exposici¨®n fotogr¨¢fica muestra ahora en San Fernando de Henares las actividades de M¨¦dicos Sin Fronteras en 84 pa¨ªses de todo el mundo. La muestra visitar¨¢ pr¨®ximamente Alcal¨¢ de Henares.
Paula Farias, m¨¦dico, de 33 a?os, nacida en Villaviciosa de Od¨®n, formaba parte de las primeras expediciones que llegaron a Chipindo. "No era un poblado, era un cementerio de zombies. Algunas personas demabulaban sin rumbo fijo; otras esperaban la muerte tumbadas en el suelo. Nadie hablaba; todo estaba en silencio", recuerda Farias.
Como ella, 40 madrile?os acuden cada a?o con M¨¦dicos Sin Fronteras a cualquier rinc¨®n del planeta donde la guerra, el hambre, la miseria o las cat¨¢strofes naturales azotan a la poblaci¨®n civil. La actuaci¨®n es distinta seg¨²n la situaci¨®n del pa¨ªs. La de Chipindo es una de las denominadas "intervenciones de emergencia". Otras iniciativas buscan objetivos a medio y largo plazo: campa?as de vacunaci¨®n, mejora de las redes m¨¦dicas locales o crear centros de apoyo a los m¨¢s desfavorecidos. "En las intervenciones de emergencia, cada minuto que se llega tarde es una vida que se pierde", explica Farias. Los cooperantes tienen s¨®lo unos d¨ªas para instalar un hospital de campa?a, aplicar los tratamientos m¨¦dicos, montar redes de distribuci¨®n de alimentos, contratar y formar al personal local.
La situaci¨®n de partida en estos casos es tan desesperada que la actuaci¨®n de la organizaci¨®n se nota en unos pocos d¨ªas. "La mortalidad desciende y la gente va recuperando su actividad. En Chipindo, a las dos semanas de llegar la gente volv¨ªa a reunirse junto al fuego a hablar y cantar. Al principio no ten¨ªan fuerzas ni para eso", recuerda Farias.
Carmen Mart¨ªn, una enfermera madrile?a que vive en Cuatro Caminos, particip¨® en 2001 en Bolivia en un proyecto destinado a las mujeres maltratadas, a las que se presta apoyo social y psicol¨®gico, pero a las que tambi¨¦n se ense?an oficios.
"Est¨¢bamos en El Alto, una ciudad junto a la capital, La Paz. Es el punto de llegada de la poblaci¨®n rural que emigra a la ciudad. Muchas familias se desestructuran porque primero emigra s¨®lo un miembro del matrimonio", explica Mart¨ªn. La falta de trabajo, la pobreza, el desarraigo, el alcohol... Cuando la vida se endurece, los m¨¢s d¨¦biles son los primeros en sufrir las consecuencias.
M¨¦dicos Sin Fronteras se esfuerza en estos casos en poner en marcha la iniciativa, pero busca que autoridades y poblaci¨®n locales se impliquen en el proyecto y tomen el relevo. As¨ª, la atenci¨®n a los desfavorecidos se mantiene y la organizac¨ª¨®n puede destinar sus recursos a otros lugares.
Los equipos de la organizaci¨®n ense?an a la poblaci¨®n sus derechos y c¨®mo luchar por ellos, pero las lecciones circulan tambi¨¦n en sentido opuesto. "Aprend¨ª mucho de esas mujeres. Ponemos las herramientas en sus manos, pero son ellas las que luchan por salir adelante, las que se entregan a sus hijas, las que les transmiten las ganas de vivir...", a?ade Mart¨ªn.
Esta enfermera est¨¢ ahora en Ceuta, donde MSF pone en marcha un programa de asistencia a los ni?os que viven en la calle. Llegados de Marruecos y otros pa¨ªses africanos, decenas de menores viven sin otro refugio que las escolleras del puerto ceut¨ª. "Intentamos detener el proceso de marginalizaci¨®n en el que se meten. Primero aspiran pegamentos, luego cometen peque?os hurtos... Lejos de sus familias y sin otro proyecto de vida que la pura supervivencia, estos chavales se enfrentan a un futuro sin esperanza", a?ade Mart¨ªn. La receta de la organizaci¨®n se repite: apoyo y formaci¨®n para que los propios chavales tomen las riendas de su vida.
Tras las primeras semanas en Chipindo, donde lo urgente era salvar la vida de unas personas fam¨¦licas, M¨¦dicos Sin Fronteras entreg¨® a los desplazados semillas y herramientas para el cultivo de la tierra. "Los resultados llegan ahora, cuando recolectan sus primeras cosechas...", concluye Farias.
MSF, ?Qu¨¦ es? Hasta el 29 de noviembre, en San Fernando de Henares, Centro Cultural Gabriel Celaya (plaza Fernando VI, s/n). Lunes a viernes, de 16.30 a 22.00. Entrada gratuita. Entre el 5 de diciembre y el 7 de enero, en Alcal¨¢ de Henares, Casa de la Juventud (avenida del Val, 2). Lunes a s¨¢bado, de 9.00 a 14.00 y de 1.00 a 23.00. M¨¦dicos Sin Fronteras: 902 250 902. www.msf.es
Profesionales y voluntarios
M¨¦dicos Sin Fronteras desplaza cada a?o a 3.000 profesionales a los 84 pa¨ªses donde act¨²a la organizaci¨®n. De ellos, 200 son espa?oles, y 40, madrile?os. Son m¨¦dicos, enfermeros, economistas o especialistas en log¨ªstica que han hecho de la acci¨®n humanitaria su profesi¨®n.La organizaci¨®n tambi¨¦n cuenta con un equipo de voluntarios, 80 en Espa?a, que desarrollan tareas de apoyo en la sede o delegaciones de M¨¦dicos Sin Fronteras. Estas funciones son el apoyo a las campa?as de sensibilizaci¨®n y denuncia, en las que los voluntarios transmiten el mensaje de la organizaci¨®n a la sociedad civil. "El objetivo de M¨¦dicos Sin Fronteras es que la sociedad se implique con la organizaci¨®n. As¨ª ganamos peso para dar fuerza a nuestras denuncias y logramos una mayor independencia", explica Nuria Mej¨ªas, portavoz de la organizaci¨®n. La independencia econ¨®mica es la clave para resistir las posibles presiones de pa¨ªses y las organizaciones gubernamentales. Para ello, son clave las cuotas de los 160.000 socios que M¨¦dicos Sin Fronteras tiene en Espa?a o los donativos privados. Estas fuentes dan a la organizaci¨®n el 89% de sus ingresos. El resto proviene de los Gobiernos u organizaciones como la Uni¨®n Europea.
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