Fisterra espera entre la rabia y la resignaci¨®n
Los habitantes de la localidad admiten que ya s¨®lo les queda rezar y confiar en que las subvenciones no se demoren
Aqu¨ª el mar no negocia, todo el mundo lo sabe. La segunda marea negra del Prestige se acerca a Finisterre empujada por el viento del oeste, pero al contrario de lo que sucede en las R¨ªas Bajas o en otros pueblos de la Costa da Morte, aqu¨ª nadie busca barreras de contenci¨®n ni fabrica redes gigantescas. "Si el mar quiere entrar", dice Jos¨¦ Mar¨ªa Traba Fern¨¢ndez, "entrar¨¢".
Aunque ya hace d¨ªas que est¨¢ prohibido pescar, Traba Fern¨¢ndez, submarinista y marinero de profesi¨®n, busca el refugio de la escollera y lanza el aparejo. No pasan ni 10 minutos hasta que saca del agua una lubina de medio kilo. "Le voy a decir una cosa que todav¨ªa no le habr¨¢ dicho nadie", anuncia sin dejar de mirar al mar, "aqu¨ª ya se est¨¢n comiendo muchos bocadillos. ?Entiende lo que le digo? Pues que aqu¨ª se vive el d¨ªa, y que ya van para 15 d¨ªas que los barcos no se hacen a la mar".
"Si no nos pagan antes del d¨ªa 15, tendr¨¢n que venir los antidisturbios de Madrid"
Seguramente Traba no pesca por hambre. La raz¨®n est¨¢ m¨¢s cerca de la rabia. Sabe que poni¨¦ndose en la escollera, a la vista de todos, quiz¨¢s el alcalde o el patr¨®n mayor se dar¨¢n cuenta de lo que est¨¢ haciendo y vendr¨¢n a recriminarle, a decirle que vaya ejemplo. Y entonces ¨¦l sacar¨¢ su lubina de su bolsa de deportes negra y les dir¨¢: "Pues s¨ª, aunque nadie lo reconozca por verg¨¹enza aqu¨ª ya se est¨¢n comiendo muchos bocadillos. Pero la culpa no es del Prestige. Todo lo que ha pasado aqu¨ª es por negligencia de los pol¨ªticos. Ninguno de ellos vive del mar, por eso cuando pas¨® aquello", y se?ala un bar del puerto que se llama O Cason, "ninguno tom¨® buena nota y se puso a corregirlo. Y nosotros, en vez de levantarnos contra ellos, les seguimos votando, haci¨¦ndoles el juego".
El Cas¨®n fue un barco cargado con productos qu¨ªmicos que explot¨® en 1987 frente a las costas de Finisterre. Todo el mundo pudo verlo desde el pueblo. La gente huy¨® despavorida creyendo que aquello se parec¨ªa demasiado al fin del mundo. De todo eso queda testimonio en las paredes del bar O Cason, repletas de recortes de aquella ¨¦poca. Ahora, salvo en el factor sorpresa, todo se parece demasiado al pasado. "Eso es lo que me indigna", concluye Traba Fern¨¢ndez, "que entonces la gente se sinti¨® hu¨¦rfana y ahora est¨¢ pasando igual. Le voy a decir una cosa que me puede costar caro, pero p¨®ngalo ah¨ª bien clarito en su libreta: si esto sigue as¨ª, si el d¨ªa 15 no llega el dinero de las subvenciones, si los de la Xunta se siguen riendo de nosotros como si fu¨¦ramos imb¨¦ciles, yo busco un pasamonta?as y... y... y qu¨¦ se yo".
Uno de sus amigos, m¨¢s suave en las formas, dice que Jos¨¦ Mar¨ªa tiene raz¨®n. "Vaya usted all¨ª", aconseja, "y pregunte en el supermercado, a ver qu¨¦ le dicen". Mar¨ªa Jos¨¦, una de las cajeras, dice que no hace falta que sople m¨¢s el viento, que la marea ya est¨¢ aqu¨ª: "Ya se nota que la gente no tiene dinero. Compran lo justo para el d¨ªa siguiente, y quien antes compraba ternera ahora compra cerdo; quien antes se llevaba 200 gramos de jam¨®n, ahora se lleva 100 de mortadela. Tenga usted en cuenta que aqu¨ª se vive al d¨ªa".
Es una expresi¨®n que repite el cura, el alcalde y el patr¨®n mayor. Aqu¨ª todo el mundo vive al d¨ªa. Jos¨¦ Manuel Traba Fern¨¢ndez, de 36 a?os y bi¨®logo de profesi¨®n, no s¨®lo es el alcalde popular de Fisterra. Tambi¨¦n es el bi¨®logo de la cofrad¨ªa de pescadores. Por eso vive la cat¨¢strofe desde los dos puntos de vista. "Aqu¨ª no podemos hacer nada contra la marea negra", admite, "lo ¨²nico que podemos hacer si llega, es recoger el crudo al d¨ªa siguiente". Dice Traba -un apellido muy extendido en Fisterra- que el 47% de sus 5.200 vecinos vive directamente de la pesca, por lo que se puede decir que m¨¢s del 90% de la poblaci¨®n depende del mar. Aunque lo dicen todos los telediarios, el alcalde prefiere pensar todav¨ªa que la marea negra terminar¨¢ por no venir. ?Y si llega? "Entonces todo estar¨¢ perdido".
Los j¨®venes, teme el alcalde, volver¨¢n a irse a la emigraci¨®n, que aqu¨ª siempre ha pasado por la marina mercante o por la hosteler¨ªa o la construcci¨®n en Canarias. Y para los que no puedan levantar el vuelo s¨®lo quedar¨¢ el subsidio. "Lo m¨¢s curioso", a?ade Traba Fern¨¢ndez, "es que aunque Mux¨ªa est¨¢ aqu¨ª al lado, la gente ve la cat¨¢strofe por televisi¨®n y le parece m¨¢s lejana". Por ahora, admite, "s¨®lo se puede rezar". ?Es aqu¨ª la gente muy religiosa? El alcalde sopesa la pregunta y responde: "Antes se sal¨ªa en procesi¨®n para pedirle al Santo Cristo que lloviese, pero hace cinco a?os que se dej¨® de hacer". ?Qu¨¦ pas¨® entonces, se perdi¨® la fe? "No", sonr¨ªe, "terminaron la depuradora".
No es el alcalde el ¨²nico que bromea. Nadie que se paseara sin preguntar por Fisterra se percatar¨ªa de la tragedia que se avecina. Jos¨¦ Manuel Mart¨ªnez Escariche, m¨¢s conocido por Manolete, el patr¨®n mayor de la cofrad¨ªa de pescadores, cree tener la soluci¨®n. "Ser de Fisterra", dice, "es distinto a ser de otro sitio. Es un orgullo, pero a la vez es una espada de Damocles. El mar nos lo da todo, pero tambi¨¦n nos lo puede quitar. Por eso existe esta especie de resignaci¨®n".
S¨ª admite el patr¨®n mayor que si el d¨ªa 15 no est¨¢n aqu¨ª las subvenciones prometidas por la Xunta -unas 200.000 pesetas al mes para los pescadores y 600.000 para los armadores- entonces "tendr¨¢n que venir los antidisturbios de Madrid". Mart¨ªnez Escariche vuelve a referirse enseguida al problema que supone para los pescadores vivir al d¨ªa. "Pero es una cultura", explica, "si cobran 60 se gastan 60, y si cobran 100, 100. As¨ª fue siempre y as¨ª seguir¨¢ siendo. No me extra?a que a estas horas alguno est¨¦ pensando ya en pedir un cr¨¦dito a cuenta de las subvenciones". De la cofrad¨ªa de Fisterra dependen 80 barcos, todo de bajura, y hay censados 320 marineros y unos 60 mariscadores legales.
Ah¨ª, en la separaci¨®n entre legales e ilegales, puede radicar otro conflicto. Todo el mundo dice saber aqu¨ª que el pescado y el marisco que se comercializa legalmente apenas supone el 40% del total. "Por eso", dice el alcalde, "el problema lo pueden tener quienes no tengan un papel que justifique sus actividades. A mi ya me ha venido gente al ayuntamiento para pedirme que le pague un recibo...".
Por todo eso, y porque seg¨²n los franceses el Prestige no deja de escupir veneno, en Mux¨ªa ayer se manifestaron m¨¢s de 1.500 personas bajo un lema muy claro. "Nunca m¨¢s".
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