Verborrea TV
En Caiga quien caiga, El Gran Wyoming aplica su vertiginosa mordacidad a la actualidad. Wyoming es un prodigio de locuacidad, y ¨¦se ha sido uno de los valores de un programa que ha envejecido, pero que puede presumir de haber mantenido en antena aportaciones tan manicomiales como la del excepcional Pablo Carbonell. Que les quiten lo bailao, pues. Mientras tanto, las canosas cejas de Alberto Ruiz-Gallard¨®n, otro que le da a la labia cantidad (estuvo en El tercer grado y La mirada cr¨ªtica: est¨¢ de promoci¨®n), intentaban salvar la cara m¨¢s humana del PP.
Velocidad
Leo que, en EE UU, est¨¢ de moda que los personajes de las series hablen deprisa y con m¨¢s palabras por minuto para transmitir una sensaci¨®n de inteligencia. La inteligencia, pues, pasa a ser un asunto cuantitativo y no cualitativo. Eso explica que se hayan empobrecido los di¨¢logos de Friends, que abusan de una verborrea gratuita, que permite colocar m¨¢s risas de lata por segundo que las que cab¨ªan en los a?orados episodios de hace seis o siete a?os. El m¨¦rito de Wyoming, en cambio, consiste en hablar deprisa y en ser inteligente. Si esta moda triunfa, Jes¨²s Quintero las va a pasar canutas. Y un caso m¨¢s preocupante: Nacho, de Gran Hermano, que se pasa el d¨ªa ech¨¢ndole discursos a Desir¨¦e, parece m¨¢s inteligente cuando se est¨¢ calladito.
Hable con ella
Todos los consumidores de televisi¨®n deber¨ªamos invertir dos horas de nuestro tiempo en leer el libro de Franco Ferrarotti titulado Leer, leerse (Editorial Pen¨ªnsula). Incluye l¨²cidas reflexiones no s¨®lo sobre la agon¨ªa del libro sino tambi¨¦n sobre las secuelas de la hegemon¨ªa visual: "La televisi¨®n borra la historia. Aplasta a sus espectadores contra el presente. Los aplana. No tiene o¨ªdo para el antecedente. Quema los puentes hacia el pasado. No puede proyectar nada porque promete ya, aqu¨ª y ahora, todo posible futuro. Es local y global al mismo tiempo. Est¨¢ en todas partes y en ning¨²n lugar". Pese a que uno sepa que todas estas cosas son ciertas, no puede dejar de sentir una extra?a complicidad con este artefacto, de aparencia tan inocente y, a la vez, tan peligroso.
Ventana indiscreta
El jueves, el programa La ventana, de la SER, conect¨® con Gemma Nierga, su directora, que estaba en la peluquer¨ªa poni¨¦ndose unas extensiones para lucir en la entrega de los Ondas, donde ejerci¨®, junto a Pablo Motos, de presentadora. De entrada, la conexi¨®n con el sal¨®n de belleza son¨® a descarado alarde de narcisismo endog¨¢mico pero, pens¨¢ndolo mejor, son muchos los programas de televisi¨®n que incluyen im¨¢genes de invitados y presentadores en la sala de maquillaje, mostrando su lado m¨¢s coqueto y frivol¨®n. Es m¨¢s: deber¨ªamos ampliar las posibilidades de este g¨¦nero y, a rebufo de Gran Hermano, ver o escuchar a nuestros l¨ªderes de opini¨®n en el retrete, en la ducha, all¨ª donde de verdad est¨¢ en juego su credibilidad.
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