El Rata, la versi¨®n paraguaya de Gil
La pol¨¦mica y el af¨¢n de portadas acompa?an a Osvaldo Dom¨ªnguez, el presidente del Olimpia
Osvaldo Dom¨ªnguez Dibb dirige el Olimpia con mano de hierro desde hace 25 a?os. Pero ¨¦sta es s¨®lo una m¨¢s entre las muchas actividades que realiza, y por las que dice estar preparado para convertirse en el pr¨®ximo presidente de su pa¨ªs. Dotado desde muy joven de un car¨¢cter emprendedor, acumula riqueza y poder en el mundo empresarial. Posee la mayor tabacalera del pa¨ªs, varios medios de comunicaci¨®n, una ganader¨ªa, y por la castigada capital paraguaya suele rumorearse que El Rata, como se le conoce, est¨¢ detr¨¢s de cualquiera de los pocos negocios boyantes de un pa¨ªs inmerso en una dur¨ªsima crisis econ¨®mica. Poco se sabe de sus or¨ªgenes. ?l se limita a decir que es el t¨ªpico ejemplo de hombre hecho a s¨ª mismo, que tiene 62 a?os y que no es argentino, como dicen sus muchos enemigos.
Dom¨ªnguez est¨¢ detr¨¢s de los pocos negocios boyantes del pa¨ªs y aspira a presidirlo
Las im¨¢genes que revelan su desmedido af¨¢n de protagonismo y su estilo desafiante dieron la vuelta al mundo apenas cinco minutos despu¨¦s de que su club ganara la Copa Libertadores al Sao Caetano, brasile?o, en agosto. Protagoniz¨® un forcejeo f¨ªsico con un directivo de la CONMEBOL, organizadora del torneo, cuando trat¨® de saltarse todas las reglas del protocolo y recoger el preciado trofeo antes de que lo tocara el capit¨¢n del equipo. "S¨®lo quer¨ªa darle un besito a la Copa. He invertido m¨¢s tiempo y dinero en el f¨²tbol que cualquiera de esos directivos vividores que comen de ¨¦l, y que no me dejaban alzar un trofeo que me hab¨ªa ganado a pulso", manifest¨®.
Tras el partido de ida de la final, en el que el Olimpia perdi¨® en casa, Dom¨ªnguez carg¨® contra sus jugadores: "Estos sinverg¨¹enzas cobran demasiado y prefieren amanecer con prostitutas en los bailes de m¨²sica tropical antes que cuidarse para jugar. Estoy harto. Dejo el club". Pero una semana m¨¢s tarde apareci¨® por sorpresa en el hotel paulista donde se alojaba el equipo para disputar el encuentro de vuelta, exhibiendo un malet¨ªn lleno de billetes de cien d¨®lares como prima por ganar. Su trato con los futbolistas suele rayar la falta de respeto. El plantel acude a Tokio inquieto porque se les adeudan importantes cantidades de dinero, y en los ¨²ltimos meses su presidente ha vuelto a criticar a algunos jugadores: "Hoy las chicas van a buscar a los futbolistas adinerados. Mi padre sol¨ªa decir que cuando aparece la tentaci¨®n hay que escupirle al diablo, pero estos se tragan toda la saliva".
Su trato con la FIFA no es mucho mejor: "Es un cambalache. Largaron del Mundial a Italia y a Espa?a para que Brasil ganara y hubiera carnaval". De hecho, present¨® una demanda contra la FIFA en los tribunales ordinarios por un litigio sobre los derechos de traspaso de dos jugadores, pero la retir¨® ante la amenaza de que el Olimpia quedara excluido de la Copa Intercontinental. Un partido que, seg¨²n Dom¨ªnguez, no deber¨ªan tener derecho a jugar Ronaldo y Cambiasso porque no ganaron la Copa de Europa con el Madrid.
El pr¨®ximo d¨ªa 22, Dom¨ªnguez se presenta a las elecciones primarias del Partido Colorado (en el poder desde hace 50 a?os) de las que saldr¨¢ el candidato a presidente en los comicios de 2003. "Quiero dedicarle mis ¨²ltimos a?os ¨²tiles a mi pa¨ªs para que salga de la miseria", dijo en un mitin al que acudi¨® con el trofeo de la Libertadores. Y, por supuesto, tiene muchos enemigos. Le acusan de ultraconservador. Un hermano suyo, ya fallecido, se cas¨® con la hija del dictador Stroessner y se le supone un fuerte v¨ªnculo con el general golpista Lino Oviedo, exiliado en Brasil. Desde ese pa¨ªs vecino, se le acusa de estar detr¨¢s del pr¨®spero negocio del contrabando de tabaco, y una de sus empresas fabrica ilegalmente una conocida marca de cigarrillos brasile?os. Ha pasado varias veces por los tribunales como imputado o como acusador, como cuando demand¨® a uno de sus hermanos por estafa. El Rata se sentar¨¢ junto al impert¨¦rrito Florentino P¨¦rez en un palco en el que su actitud suele ser similar a la de un hincha exaltado.
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