Tener y no tener
Pamesa y Real Madrid expusieron el s¨¢bado sobre la cancha madridista los motivos de lo mucho que se habla de ellos, aunque por razones bien distintas. Desde el principio se pudo observar en todo su esplendor los m¨¦ritos de un equipo formado por jugadores hechos y derechos, un colectivo pensado y fichado con coherencia (y dinero) y que en estos principios de temporada confirma los mejores augurios. El Pamesa, claro.
En la otra acera, un equipo que en la novena jornada de Liga y sin querer ser derrotista, empieza a dar s¨ªntomas de agon¨ªa. En su juego, en sus recursos, en ese punto de apresuramiento que parecen impregnar sus acciones, en el ambiente de desconfianza que se respira en la grada y en la propia desconfianza que muestran sus jugadores, a los que les falta ese plus de fe, ese valor a?adido espiritual que a veces resuelve tantas inc¨®modas papeletas. El Madrid, claro.
Pero tampoco hace falta irse a asuntos m¨ªsticos para explicar las diferencias observadas. Podemos darle 27 vueltas a conceptos como la confianza, la motivaci¨®n, la seguridad que dan las victorias, las dudas que generan las derrotas o el tiempo que necesita un equipo para hacerse. Incluso se podr¨ªa teorizar sobre el sexo de los ¨¢ngeles o si el hecho de que toda la plana mayor del madridismo est¨¦ en Tokio ha podido tener algo que ver en el desamparo exhibido por los blancos, acostumbrados a la presencia del presidente y de Valdano en el palco. Pero al final, las diferencias las marcan los jugadores, y resulta que a d¨ªa de hoy, los jugadores del Pamesa son mejores que los del Madrid. As¨ª de f¨¢cil y sencillo.
Empezando por los hombres interiores, fiable bar¨®metro del poder de un equipo. Si en un lado tienes a Tomasevic y a Oberto y en el otro a Tarlac y Alston, el asunto no tiene que ver con otra cosa que no sea una tremenda diferencia de talento, compenetraci¨®n y actitud. Los dos yugoslavos escenificaron individualmente peque?as muestras significativas de lo que fue la obra colectiva. Mientras Tomasevic representaba Todo lo que puede hacer un p¨ªvot por su equipo Tarlac pon¨ªa en escena El hombre invisible II o c¨®mo pasar inadvertido midiendo 2,13 y pesando 120 kilos, secuencia ya vista la temporada pasada e inexplicablemente financiada de nuevo por quienes sufrieron en sus carnes el desastre de la primera parte.
Sin duda el trabajo t¨¦cnico y t¨¢ctico es importante. La estrategia, la defensa, todo eso est¨¢ muy bien, pero al final, el juego es de los jugadores, de sus talentos y capacidades. Y el Pamesa tiene, y tiene mucho. Y al Madrid le falta, lo que complica su arreglo. Tener y no tener, ¨¦sa es la cuesti¨®n.
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