M¨¢s de 150.000 gallegos exigen dimisiones

En el pa¨ªs de la lluvia, nadie recuerda una multitud de paraguas como la que ayer colaps¨® el casco hist¨®rico de Santiago de Compostela. El temporal que parti¨® el Prestige tambi¨¦n conspir¨® contra los que hab¨ªan convocado a la ciudadan¨ªa para proferir un grito de rabia: "Nunca m¨¢is". Pero la lluvia no impidi¨® que la tragedia reuniese la mayor manifestaci¨®n que se recuerda en Galicia. Desde estudiantes de bachillerato de las tierras agr¨ªcolas de Melide, en A Coru?a, hasta los percebeiros de la Costa da Morte; desde j¨®venes anarquistas a mejilloneros de las R¨ªas Bajas que se confesaban militantes del PP, se unieron en una "marea c¨ªvica" de m¨¢s de 150.000 personas, seg¨²n la polic¨ªa municipal, que elev¨® un clamor para exigir responsabilidades pol¨ªticas por la cat¨¢strofe.

No fue un simple conjuro contra la desgracia o un lamento m¨¢s contra los seis buques que en los ¨²ltimos 30 a?os han sembrado la destrucci¨®n en la costa gallega y cuyos nombres fueron recitados como si fueran los personajes de un bestiario. Los manifestantes exig¨ªan algo m¨¢s, y lo dej¨® bien claro el escritor Manuel Rivas, que ley¨® el manifiesto final. "Se lo vamos a decir en el c¨®digo del mar: 'Delta', 'India', 'Mike', 'India', '?scar', 'November'... ?D-i-m-i-s-i-¨®-n!".

La "marea c¨ªvica", en expresi¨®n del propio Rivas, hab¨ªa avanzado sobre Santiago desde primera hora de la ma?ana como contrapunto a aquella otra marea negra que en esos momentos castigaba de nuevo la Costa da Morte. Las entradas de la ciudad se colapsaron en las dos direcciones, la del norte, por donde ven¨ªan los de A Coru?a, y la del sur, el camino para los de Vigo. Los empleados de los puestos de peaje de la autopista no daban abasto para cobrar, y se formaron colas tan largas que, ante las protestas de los automovilistas, tuvieron que acabar levantando las barreras y permitir que la gente pasase sin pagar.

A las 12, cuando part¨ªa la marcha, el centro de Santiago era intransitable a pie. La manifestaci¨®n ten¨ªa un recorrido de unos 1.500 metros, en buena parte por las estrechas callejuelas del casco hist¨®rico, lo que impidi¨® observarla desde una perspectiva general. Cuando los ¨²ltimos manifestantes entraron en el Obradoiro eran casi las 15.30. Rivas se vio obligado a leer dos veces el manifiesto. La polic¨ªa municipal calcul¨® que la plaza se llen¨® y se vaci¨® en seis ocasiones, de lo que deduce que por all¨ª desfilaron entre 150.000 y 200.000 personas.

La marcha fue pac¨ªfica y parad¨®jicamente alegre, aunque abundasen los s¨ªmbolos f¨²nebres: pancartas con las letras "RIP", j¨®venes vestidos con t¨²nicas de pl¨¢stico negras, el humorista Farruco -uno de los m¨¢s populares de Galicia- ataviado como un vendedor de ata¨²des, una figura de un cormor¨¢n crucificado... Pero tambi¨¦n se vivieron algunos momentos de tensi¨®n antes del inicio, cuando grupos de nacionalistas radicales increparon a dirigentes del PSOE y lanzaron huevos contra el secretario general del partido, Jos¨¦ Luis Rodr¨ªguez Zapatero. Para evitar incidentes, Zapatero se retir¨® a un segundo plano y se fue discretamente despu¨¦s de que se leyera el manifiesto final. Miembros del BNG -que promovi¨® la Plataforma Nunca M¨¢is, a cuya convocatoria se adhiri¨® posteriormente el PSOE- trataron de contener al grupo que arremeti¨® contra Zapatero. Pero destacados cargos socialistas aseguran que algunos dirigentes del Bloque participaron tambi¨¦n de los gritos de "PSOE, PP, a mesma merda ¨¦" que se escucharon brevemente al inicio de la marcha.

La pancarta de la cabecera, con el "Nunca m¨¢is", la portaban representantes de los sindicatos y de colectivos de pescadores. En segunda fila, los l¨ªderes del BNG, Xos¨¦ Manuel Beiras, y el PSdeG, Emilio P¨¦rez Touri?o, y cerca de ellos, el coordinador general de Izquierda Unida, Gaspar Llamazares, y el candidato de Los Verdes a la alcald¨ªa de Madrid, Jos¨¦ Mar¨ªa Mendiluce. Antes de perderse entre la multitud, Zapatero hizo para los periodistas un alegato contra el "autoritarismo" y el ejercicio de la "censura" que, seg¨²n ¨¦l, practica el Gobierno de Aznar atentando "contra la dignidad del pueblo gallego". "Dec¨ªan que todo estaba controlado y no lo estaba, que no hab¨ªa marea negra y s¨ª la hay", a?adi¨® Zapatero. Tambi¨¦n Llamazares arremeti¨® contra "el desbarajuste y la mentira" que, seg¨²n ¨¦l, han caracterizado la actuaci¨®n del Ejecutivo. Beiras reclam¨® a Fraga y a Aznar que asuman "la m¨¢xima responsabilidad pol¨ªtica", pero no olvid¨® advertir a los socialistas contra la tentaci¨®n de "pescar en r¨ªo revuelto".

Por detr¨¢s de los l¨ªderes pol¨ªticos, se estiraba la multitud de paraguas y pancartas, muchas portadas por ni?os. Chema, un mariscador de A Coru?a, comentaba como si fuese un veterano de guerra: "Ya voy por mi tercera marea negra. El corredor del Atl¨¢ntico s¨ª que es el eje del mal". Bajo un gran pl¨¢stico negro, se mezclaban, hombro con hombro, militantes anarquistas de piercing y pa?uelo palestino con se?oras en la cincuentena perfectamente endomingadas. De todos los c¨¢nticos, uno sali¨® triunfante: "El chapapote que lo limpie el del bigote".

Ya en el Obradoiro, el actor Carlos Blanco propuso a la multitud una letan¨ªa. ?l daba el nombre de alg¨²n lugar de la Costa da Morte -el cabo de O Roncudo, por ejemplo- y la gente gritaba: "?Chapapote sobre nosotros!". Luego Rivas fue desgranando las reivindicaciones: que dimitan los responsables, que se legisle el tr¨¢fico de mercanc¨ªas peligrosas, que se salde con Galicia la "deuda hist¨®rica de cat¨¢strofes"... "Hoy somos toda la humanidad que grita 'Nunca m¨¢s", agreg¨® antes de finalizar: "Que no se desprecie m¨¢s este SOS de un pueblo cansado de aguantar y sufrir".