24 horas en la vida de unos tipos
Recientes decisiones de impacto econ¨®mico han demostrado que el llamado fen¨®meno de la globalizaci¨®n es, sobre todo, una tendencia social h¨¢bilmente manejada desde el marketing pol¨ªtico, con enormes inconsistencias internas. Mcdonald's se extiende a lo largo de un mundo con brutales diferencias, evidentes en el contraste entre Luxemburgo y Nicaragua, pero tambi¨¦n presentes en el comportamiento interno de los grandes bloques de la opulencia: EEUU y Europa.
Con una diferencia de 24 horas, el Banco de la Reserva Federal (FED) ha reducido su tipo de inter¨¦s b¨¢sico hasta el 1,25%, mientras que el Banco Central Europeo (BCE) y el Banco de Inglaterra (BoE) han mantenido los suyos, respectivamente, en el 3,25% y el 4%; decisiones que han provocado la santificaci¨®n del presidente de la primera instituci¨®n, Greenspan, y la condena de los gobernadores de las dos restantes, Duisenberg y George. Pero como sabemos, el cielo y el infierno son discutibles.
Conviene recordar en estos d¨ªas que, en diciembre de 1996, Alan Greenspan alertaba del peligro de la burbuja financiera configurada alrededor de la "nueva econom¨ªa". Sin embargo, no motiv¨® un endurecimiento de la pol¨ªtica monetaria, v¨ªa subidas de tipos de inter¨¦s, hasta 1999 y 2000. Desde un enfoque de laxitud monetaria, es decir, sin querer correr el probable riesgo de "pinchar la burbuja", transit¨® a una rectitud ortodoxa que llev¨® a una ulterior e indeseada contracci¨®n de los mercados. Desde marzo de 2000 hasta ahora, Wall Street ha perdido cerca de 8 trillones de d¨®lares y ha obligado a Sir Alan a sacar, de golpe, el resto de su munici¨®n monetaria para reactivar la econom¨ªa, cumpliendo con su plural responsabilidad, incompatible con las del BCE y el BoE, de promover el crecimiento, el empleo y, en suma, la estabilidad econ¨®mica.
Se dice que la misi¨®n de los bancos centrales es la de "retirar el bowl del ponche cuando la fiesta empieza a animarse", es decir, enfriar el sistema cuando el output gap (diferencia entre el PNB real y el potencial) se acorta por presi¨®n de la demanda y aparecen riesgos inflacionistas. Pero en EE UU esta brecha es significativa y es la causa fundamental de la aparente crisis. Con una tasa de utilizaci¨®n de la capacidad productiva en el entorno del 75% y con una inflaci¨®n del 2%, el riesgo no es la inflaci¨®n, sino, en todo caso, la deflaci¨®n (ca¨ªda acelerada de los precios). Con niveles de precios excesivamente bajos, la capacidad de las empresas para aplicar pol¨ªticas de m¨¢rgenes es pr¨¢cticamente nula, con lo que los beneficios se contraen y, por ende, la inversi¨®n y el empleo. En base a todo ello, y dado que el consumo supone dos tercios del PNB de EEUU, el recorte de 0,5 puntos en el tipo de inter¨¦s practicado por Greenspan aligera el endeudamiento de las empresas y los hogares, permite que la refinanciaci¨®n de hipotecas libere cash-flow, concede a Wall Street m¨¢s de lo que hab¨ªa descontado y alivia el s¨ªndrome de Jap¨®n.
Tras la decisi¨®n de Greenspan, parecer¨ªa que la autoridad monetaria habr¨ªa pasado el relevo al equipo econ¨®mico de la Administraci¨®n como garante de la estabilidad econ¨®mica. Pero no se observa que en este campo exista especial preocupaci¨®n. EE UU tiene la mayor competitividad del mundo. Su tasa de paro, incluso con los masivos despidos de los ¨²ltimos meses, est¨¢ en el entorno del 5,7%. El PNB crece al 3%. La inflaci¨®n es menor del 2%. El d¨¦ficit p¨²blico, a¨²n con el reciente recorte fiscal extendido durante los pr¨®ximos diez a?os, se sit¨²a en el 1.5% del PNB. La productividad aumenta en el entorno del 2%-2.5%, etc. Si a este panorama a?adimos una mayor¨ªa republicana en las dos c¨¢maras del Congreso, no es de extra?ar que los problemas para la Administraci¨®n tengan m¨¢s que ver con el orden geopol¨ªtico (Irak, seguridad nacional, judicatura) que econ¨®mico. Es cierto que muchas de las decisiones que toma el FED afectan con mayor intensidad al ciudadano medio, sea este alem¨¢n o chileno, que las que son tomadas en los escenarios de su proximidad geogr¨¢fica. Es cierto tambi¨¦n, que los mercados burs¨¢tiles internacionales adquieren actividad real a partir de las 9.30 hora de Nueva York y terminan a las 16.00.
Esa asimetr¨ªa econ¨®mica, anecd¨®ticamente expresada, tiene su origen no s¨®lo en la unicidad de mercado y moneda de los EEUU, aspectos coincidentes en el 90% de UE, sino tambi¨¦n en la disposici¨®n de "una sola Casa Blanca, un solo Congreso y un solo Presupuesto", lo que posibilita medidas pol¨ªticas de visi¨®n ¨²nica. En la UE existe excesiva diversidad, que siendo inevitable desde el plano hist¨®rico, y conveniente desde el cultural, es problem¨¢tico cuando la aplicamos a la econom¨ªa. Los sistemas de opting out solo complican esta situaci¨®n, llev¨¢ndola al l¨ªmite de lo imposible con la designaci¨®n de Val¨¦ry Giscard d'Estaing como rapporteur de las propuestas constitucionales para el Consejo de la UE.
De ah¨ª la importancia del Pacto de Estabilidad, y de ah¨ª la gravedad de su quiebra. La misi¨®n de Duisenberg no es la de reducir el coste de la financiaci¨®n de los d¨¦ficits presupuestarios alem¨¢n, franc¨¦s o irland¨¦s. Ni la de fomentar el abaratamiento de la inversi¨®n en vivienda. Ni la de competir con ciertas autoridades de los pa¨ªses de la Uni¨®n en aras de crear empleo.
El BCE y el BoE tienen como misi¨®n controlar una inflaci¨®n que, en estos momentos y en la UE, supera en promedio el 2% marcado por el Pacto de Estabilidad. El "cocktail macroecon¨®mico" que perdura entre los estados miembros, aconseja actuar con la prudencia de Duisenberg. El BoE, desde su independencia, no es refractario a las cinco condiciones econ¨®micas dise?adas por el canciller del exchequer, Gordon Brown, para que la incorporaci¨®n de la libra al euro sea sometida a refer¨¦ndum.
En fin, el "¨ªndice de miseria" de la Uni¨®n (inflaci¨®n m¨¢s paro) supera al de EEUU, lo que exige soluciones diferenciadas. La heterogeneidad en Europa desaconseja mimetismos tendenciales con los EEUU. Sin embargo, ambas ¨¢reas econ¨®micas pueden estar compartiendo una suerte de in¨¦dita "exuberancia irracional" pivotando a corto plazo alrededor de la burbuja inmobiliaria y, a medio, por la generaci¨®n de d¨¦ficits fiscales. Dado que toda burbuja pincha, m¨¢s pronto o m¨¢s tarde, algunos pol¨ªticos deber¨ªan recordar que una de las causas del declive conservador, en beneficio del laborismo en el Reino Unido de comienzos de los noventa, tuvo su origen en un descenso del precio de la vivienda del 30% en tan solo dos a?os. Por otro lado, si el discurso del Estado de Bienestar en Europa o del capitalismo compasivo en EE UU, no tienen continuidad mediante la disciplina fiscal, estaremos dejando una explicaci¨®n ciertamente embarazosa para los l¨ªderes de la segunda decena de siglo, cuando muchos baby boomers les reclamen su derecho a una pensi¨®n y a su seguridad social.
Ser¨ªa deseable que el BCE continuase haciendo valer su independencia institucional y que la Comisi¨®n retomase actitudes basadas en la seriedad y el rigor. Las reformas estructurales que requiere el fomento del crecimiento y de la cohesi¨®n en la UE se encuentran en otros dominios del poder.
Jos¨¦ Emilio Cervera es economista y ex eurodiputado por el CDS. jecervera@mixmail.com
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