La desorientaci¨®n de Praga
Pendientes a¨²n de que concluya la Revisi¨®n Estrat¨¦gica de la Defensa, contin¨²an llegando de Washington y de Praga influjos desorientadores como el del nuevo concepto estrat¨¦gico donde figura la incorporaci¨®n de las Fuerzas Armadas a la lucha antiterrorista. En nuestro pa¨ªs conocemos bien el terrorismo porque hemos padecido su acci¨®n desde hace m¨¢s de treinta a?os. Sabemos que para combatirlo las Fuerzas Armadas son in¨²tiles y en muchas ocasiones contraproducentes. Sirven de catalizador de reacciones adversas cuando lo que se juega es el apoyo de la poblaci¨®n. Basta recordar el encargo que las leyes de represi¨®n durante la dictadura franquista dieron a las Fuerzas Armadas de juzgar en Consejos de Guerra a los reos de terrorismo. Algunos todav¨ªa conservan la memoria de cu¨¢nto cost¨® que los militares abandonaran aquellas tareas impropias y se concentraran en las nuevas misiones definidas por la Constituci¨®n de 1978.
Aquel general invirti¨® la funci¨®n de las Fuerzas Armadas hasta el punto de haberlas convertido en parte de la Amenaza Nacional en lugar de la Defensa, de pretender instrumentalizarlas a favor de la perennidad de un r¨¦gimen de fuerza carente de respeto alguno a la libre manifestaci¨®n de la voluntad de los espa?oles. Quiso erigirlas en baluarte del inmovilismo mediante el conjuro de "todo quedar¨¢ atado y bien atado bajo la guardia fiel de nuestro ej¨¦rcito". Demostr¨® la m¨¢s profunda desconfianza respecto a sus compa?eros de armas, como tiene probado el profesor Gabriel Cardona en su libro Franco y sus generales, la manicura del tigre.
Bajo su peculiar caudillaje, basado en ¨²ltima instancia en el prestigio del terror, propici¨® un sistema de sumar adhesiones, descrito por su primo y ayudante Pac¨®n, basado en la tolerancia del pluriempleo de los oficiales medios y en la distribuci¨®n de prebendas entre el generalato, donde muchas veces funcionaba la ecuaci¨®n de adhesi¨®n inquebrantable=latrocinio inconfesable. En las ant¨ªpodas de la tergiversaci¨®n plasmada en el volumen Hablan los militares de Miguel Plat¨®n, aquel general dej¨® a su muerte unos ej¨¦rcitos en la penuria, con sistemas de armas obsoletos, sin adiestramiento pero, eso s¨ª, unido casi por completo en el culto que le profesaba.
La Democracia naciente tuvo un comportamiento impecable, se abstuvo de depuraciones y rencores, mejor¨® las condiciones del servicio, moderniz¨® los sistemas de armas y convirti¨® a los ej¨¦rcitos en parte activa de la Defensa, concebida como respaldo de la voluntad nacional libremente expresada y referente al servicio de la pol¨ªtica exterior. Cumplidas estas tareas con alg¨²n sobresalto de grave consideraci¨®n como el 23-F, llegan ahora de la Alianza, que durante a?os pasados tantas brisas saludables nos estuvo enviando, propuestas perturbadoras a prop¨®sito de la implicaci¨®n de las Fuerzas Armadas en la lucha antiterrorista.
Las autoridades del Ministerio de Defensa dicen en el Congreso de los Diputados que el compromiso de los Ej¨¦rcitos en ese plano se limitar¨¢ al ¨¢rea exterior. Si as¨ª fuera, la percepci¨®n del p¨²blico ser¨ªa de gran desconcierto. Resultar¨ªa inexplicable que las Fuerzas Armadas espa?olas se comprometieran en la lucha antiterrorista cuando se trate de terrorismo padecido por los aliados mientras se asegura que ser¨ªan dejadas al margen en caso del terrorismo sucedido en nuestro propio pa¨ªs. De esos estragos mentales ya qued¨® rastro cuando compareci¨® alguno de los jefes de Estado Mayor en el Congreso de los Diputados, con episodios subsiguientes de cita en el despacho del ministro y canto de la palinodia.
Adem¨¢s, despu¨¦s de algunos titubeos sobre la pervivencia de la OTAN, la comparecencia del presidente Bush en la cumbre de la Alianza en Praga tiene todo el aire de una confirmaci¨®n y de un llamamiento a la modernizaci¨®n armamentista. Como veremos el pr¨®ximo martes, Espa?a deber¨¢ elegir enseguida.
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