Un tarradellista m¨¢s
Jordi Pujol desvela su adhesi¨®n al ex presidente de la Generalitat
Jordi Pujol desvela su adhesi¨®n al ex presidente de la Generalitat
Jordi Pujol era tarradellista. "No tanto como Heribert Barrera o como Josep Pallach, pero lo era", desvel¨® el presidente de la Generalitat el pasado lunes por la noche en la Universidad Pompeu Fabra. La transici¨®n era el motivo de la conferencia organizada por la Fundaci¨®n Trias Fargas, en la que el l¨ªder de CiU hizo la inesperada confesi¨®n guardada celosamente a lo largo de 22 a?os de elocuentes silencios sobre el primer presidente de la Generalitat restaurada. Pujol utiliz¨® la adhesi¨®n a Tarradellas para sus objetivos: poner de relieve las distancias que, a su juicio, separaban durante la transici¨®n democr¨¢tica a los nacionalistas (CiU y ERC) de los partidos con lazos en Madrid, los socialistas, comunistas y centristas. El objetivo era llegar a la conclusi¨®n que m¨¢s dividendos ha dado a CiU: aunque el balance de tantos a?os de autonom¨ªa es bueno, puede ser mejor si los nacionalistas -es decir, CiU- obtienen buenos resultados electorales en Catalu?a y son, adem¨¢s, decisivos en Madrid.
?Pujol tarradellista? Pues s¨ª. Porque Tarradellas significaba Catalu?a, seg¨²n el presidente catal¨¢n. Esa es la sabidur¨ªa que da el poso del tiempo, porque las relaciones entre ambos, hist¨®ricamente, no han sido un camino de rosas. Pujol lo reiter¨® para no dar la vuelta completa al mareado calcet¨ªn de la historia. "Tarradellas quiso que yo dimitiese como representante de los partidos catalanes en la Comisi¨®n de los Nueve", mediante la que la oposici¨®n democr¨¢tica negoci¨® con un Adolfo Su¨¢rez a¨²n no legitimado por las urnas, se?al¨® Pujol. Tampoco permiti¨® que la comisi¨®n que redactaba el Estatuto se reuniese en el Palau de la Generalitat.
"Pero recuerdo que en diciembre de 1979 Ramon Trias Fargas y yo mismo fuimos a verle a su casa del Montseny y all¨ª le dijimos: 'Presidente, yo ser¨¦ designado candidato a la Generalitat, pero si usted decide concurrir a las elecciones, yo no lo har¨¦", record¨®. Algunos colaboradores, como Manuel Ort¨ªnez, llegaron a proponer a Tarradellas la creaci¨®n de un partido pol¨ªtico. "De haberlo hecho, como el propio general De Gaulle hizo tras su retorno a Francia, Converg¨¨ncia deber¨ªa haberse sumado a ¨¦l", subray¨® Pujol, entregado al ejercicio de desvelar inc¨®gnitas. En esa noche de confesiones, reconoci¨® que los nacionalistas catalanes, al igual que otras fuerzas pol¨ªticas, hicieron gala, fruto de la virtud y de la necesidad, de moderaci¨®n. "En el debate del Estatuto impulsamos, aunque perdimos porque ¨¦ramos minoritarios, un sistema similar al concierto vasco", agreg¨® Pujol. Y ahora -y aqu¨ª llega la moraleja electoralista- la historia corre el riesgo de repetirse con la reforma del Estatuto si los nacionalistas de CiU no obtienen buenos resultados tras la retirada de Pujol, dijo el presidente. "Catalu?a es una colla castellera que carga y descarga castells de nou, pero nunca ha cargado ni ha descargado uno de deu, el m¨¢s alto", asegur¨® un Pujol que quiere ver coronando ese castell a un anxaneta lo m¨¢s parecido posible a Artur Mas.
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