Inocentes en la c¨¢rcel
Cinco j¨®venes fueron condenados en EE UU por una violaci¨®n que no cometieron
Fue un caso que conmocion¨® Nueva York: la violaci¨®n brutal de una joven en Central Park por cinco adolescentes. Era 1989 y la ciudad era distinta, an¨¢rquica, insegura, al borde del colapso. Los j¨®venes, cuatro negros y un hispano, fueron setenciados y cumplieron su condena. Ayer, Robert Morghentau, el fiscal del distrito que dirigi¨® entonces la investigaci¨®n, ha pedido retirar todos los cargos. Otro violador, encarcelado por diversos asaltos, ha confesado el crimen 13 a?os despu¨¦s.
El pasado enero, Mat¨ªas Reyes habl¨®. Dijo que hab¨ªa sido ¨¦l. Asegur¨® que en la noche del 19 de abril de 1989 vio a aquella mujer correr tranquilamente por el parque, la golpe¨® y la viol¨®. No era la primera vez, ni la ¨²ltima. Reyes est¨¢ cumpliendo una condena de 33 a?os de c¨¢rcel por otras tres violaciones. En mayo, las pruebas de ADN confirmaron su confesi¨®n.
Los acusados, negros e hispanos, hicieron confesiones confusas, y uno de ellos equivoc¨® el lugar del crimen
La polic¨ªa intent¨® silenciar el caso porque sigue pensando que hubo m¨¢s de un culpable. Las revelaciones recordaron a los neoyorquinos aquellos a?os de inseguridad. Tambi¨¦n han planteado preguntas muy inc¨®modas. ?C¨®mo pudieron condenar a unos adolescentes sin pruebas materiales? ?Fueron cohibidos por la polic¨ªa? Hay pocas respuestas.
El 19 de abril de 1989, una treintena de peque?os delincuentes tomaron Central Park: asaltaron a ciclistas y atacaron a transe¨²ntes. Hacia las nueve de la noche una empleada de Salomon Brothers de 28 a?os sali¨® tranquilamente a correr. Poco despu¨¦s de la medianoche encontraron su cuerpo desnudo en un charco. Hab¨ªa perdido las tres cuartas partes de su sangre y ten¨ªa el cr¨¢neo hundido. Hab¨ªa sido salvajemente violada.
La polic¨ªa hizo una redada y detuvo a varios de j¨®venes. Al final quedaron cinco sospechosos: Yusef Salaam, Kevin Richardson, Raymond Santana, Kharey Wise y Antron McCray. Ten¨ªan entre 14 y 16 a?os. En los v¨ªdeos de sus testimonios se acusaban mutuamente. Los detalles que luego salieron en la prensa eran escalofriantes. "La cogimos de las piernas", dijo McCray, "y lo hicimos por turnos, encima de ella".
Pero las confesiones eran confusas y en algunos casos ni siquiera correspond¨ªan a la realidad. Uno de ellos equivoc¨® el lugar del crimen, otro habl¨® de pu?aladas que nunca existieron. Los rastros de semen, que en mayo fueron identificados como los de Mat¨ªas Reyes, no coincid¨ªan. Los acusados eran negros e hispanos. Salieron todas las tensiones racistas de la ciudad. "Su ¨²nico crimen fue pertenecer a dos minor¨ªas", dijo ayer su abogado, Roger Wareham.
En el juicio, la v¨ªctima no pudo reconocerlos. Tras permanecer 12 d¨ªas en coma y haber perdido un ojo, se despert¨® sin recordar nada de lo ocurrido. Durante todos estos a?os su identidad ha permanecido secreta. Ahora tiene 41 a?os y vive con su marido en el Estado de Connecticut. Seg¨²n aseguraba su portavoz, ha seguido las ¨²ltimas noticias y est¨¢ escribiendo un libro en el que podr¨ªa desvelar finalmente qui¨¦n es.
En verano de 1990, McCray, Santana, Salaam, Richardson y Wise fueron acusados de violaci¨®n y asalto, y en el caso de Richardson, de intento de asesinato. Todos han cumplido sus condenas, que por ser menores de edad en el momento de los hechos no excedieron de los 10 a?os. Wise que ten¨ªa entonces 16 a?os, recibi¨® la pena m¨¢s larga, 15 a?os. Sali¨® de la c¨¢rcel el pasado agosto.
Cinco meses despu¨¦s, Reyes hablaba. "Me gust¨® mucho su aspecto", dijo Reyes, de 31 a?os, en su confesi¨®n. Cont¨® que la joven, que ten¨ªa cascos mientras corr¨ªa, no pudo o¨ªrle. Cuando tom¨® un camino, Reyes se adelant¨® y le dio con una rama. Al ver que no contestaba, se enfureci¨® y la golpe¨® con una piedra hasta destrozarle el cr¨¢neo.
Un reciente informe de The New York Times ha determinado que los adolescentes estaban en otros lugares del parque mientras tuvo lugar la violaci¨®n, pero no descarta del todo su culpabilidad. El fiscal asegura que no se cometieron errores durante la investigaci¨®n. S¨®lo el juez que se ocup¨® del caso, Charles Tejada, puede anular definitivamente los cargos. Ya ha dicho que no ser¨¢ inminente.
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