Soberbia
El Banco de Espa?a ha vuelto a manifestarse a favor de la Junta de Andaluc¨ªa. Reafirma la competencia de la Consejer¨ªa de Econom¨ªa para determinar la legalidad, o ilegalidad, de la p¨®liza de Miguel Castillejo. Dice que s¨®lo tiene competencias para establecer si la p¨®liza incide en la solvencia de la caja y no en su legalidad o ilegalidad. Como la capitalizaci¨®n de una p¨®liza de 200.000 euros anuales no debe afectar a la solvencia de la caja, nada tiene que decir el banco. Cuesti¨®n distinta es que sea o no legal. Una decisi¨®n que s¨ª le corresponde a la Consejer¨ªa de Econom¨ªa, sin perjuicio de ser revisada en sede judicial.
Sin embargo, y dejando de lado la legalidad o ilegalidad de la p¨®liza pues son los tribunales los que tienen la ¨²ltima palabra, lo que resulta francamente esperp¨¦ntico es el comportamiento del presidente de Cajasur. Un presidente que, por el hecho de discutirse la legalidad de su p¨®liza, no ha tenido ning¨²n reparo en acogerse a la Ley Financiera, y desplazar el control de la caja de Andaluc¨ªa a Madrid. Inexplicable porque, si la p¨®liza es legal, los tribunales le dar¨¢n su raz¨®n. As¨ª, cuando se jubile, adem¨¢s de contar con propiedades por valor de m¨¢s de 1.000 millones de pesetas, podr¨¢ disponer de un secretario que le atienda en su vejez. Por el contrario, si la p¨®liza no es legal, no dispondr¨¢ de esta paguica de m¨¢s de 40 millones de pesetas e ir¨¢ tirando, como pueda, con sus m¨¢s de 1.000 en propiedades.
Claro que este comportamiento puede que sea esperp¨¦ntico, pero no tan inexplicable. Alejar la caja de Andaluc¨ªa s¨®lo porque se le discute su p¨®liza, es colocarse por encima de los intereses de Andaluc¨ªa. Si por su condici¨®n de sacerdote y los v¨ªnculos de la caja a la Iglesia, desobedece las instrucciones del obispado de C¨®rdoba, tambi¨¦n se coloca por encima de su Iglesia.
L¨®gicamente, cuando alguien se sit¨²a por encima de su tierra y de su Iglesia, es porque cree que su p¨®liza, y sus valores, est¨¢n por encima de todos. Un comportamiento que s¨®lo tiene un nombre.
Esperemos que el car¨¢cter y el engre¨ªmiento de una persona no sean los que marquen el destino de una caja andaluza; confiemos tambi¨¦n en que el PP-A invierta la perspectiva y, por esta vez, apueste por la A del PP.
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