?Qui¨¦n est¨¢ al mando?
En el horizonte del vig¨¦simo cuarto aniversario de la Constituci¨®n, la crisis del Prestige nos ha permitido observar algunas importantes deficiencias en el funcionamiento de nuestro sistema pol¨ªtico. La primera y m¨¢s clamorosa es la imposibilidad de marcar una clara frontera entre lo que ata?e al Estado central y lo que es propio de las Comunidades Aut¨®nomas, y cu¨¢l deba ser la responsabilidad de cada cual en una situaci¨®n como ¨¦sta. Sin esa delimitaci¨®n previa, los ciudadanos se quedan absolutamente inermes a la hora de pedir la correspondiente rendici¨®n de cuentas. ?Se imaginan qu¨¦ hubiera pasado si el presidente de Galicia hubiera sido del PSOE y hubiera estado cazando durante aquel fin de semana decisivo? (Siempre y cuando el ministro "responsable" no hubiera estado haciendo lo propio, claro est¨¢). O p¨®nganse en el supuesto contrario: ministro del Gobierno cazando y presidente de la Comunidad aut¨®noma al pie del ca?¨®n.
Supongo que aparte de poder establecerse, que se puede, cu¨¢l es la respectiva competencia de Estado y Comunidad Aut¨®noma -qui¨¦n decide en un momento dado qu¨¦ hacer con el buque da?ado, por ejemplo-, ambos tienen la obligaci¨®n de coordinarse y de hacer causa com¨²n. Pero tengo la impresi¨®n de que el sistema incentiva estrategias de emborronamiento de estas fronteras entre competencias para poder eludir ciertas responsabilidades o, en su caso, ponerse las medallas. A?¨¢danle a eso la propia y magn¨ªfica oportunidad que se abri¨® para el BNG de pescar en r¨ªo revuelto y hacer victimismo nacionalista -la ret¨®rica de la Galicia "abandonada por Espa?a" y obligada a "volver a coger las maletas y emigrar"-. Si el Gobierno de Galicia hubiera sido nacionalista no hubiera dejado de aprovechar la oportunidad para exigir m¨¢s cotas de autogobierno para poder enfrentar este tipo de crisis. (Quiz¨¢ ni siquiera hubiera hecho falta que fuera nacionalista). A la ya de por s¨ª importante bronca entre Gobierno y oposici¨®n se hubiera sumado una crisis institucional provocada por los mutuos reproches, y el pobre ciudadano estar¨ªa sin saber en realidad a qui¨¦n imputar la responsabilidad por qu¨¦ actuaciones en particular. Primera lecci¨®n a extraer de esta crisis: la necesidad de dotarnos de una m¨¢s clara y "p¨²blica" distribuci¨®n de competencias entre los diferentes niveles de Gobierno; una mayor coordinaci¨®n y vertebraci¨®n pol¨ªtica, que no tiene por qu¨¦ ir re?ida con los diferentes niveles de autogobierno comunitario.
Segunda lecci¨®n: casi un cuarto de siglo despu¨¦s de la Constituci¨®n seguimos sin comprender cu¨¢l es el papel institucional de la oposici¨®n. Y parece mentira que haya que record¨¢rselo al PP, que tan buen uso supo hacer en su d¨ªa de las posibilidades que ofrece para debilitar al Gobierno. O que se ha beneficiado a lo largo de los dos ¨²ltimos a?os de la "oposici¨®n tranquila" de Zapatero y de su predisposici¨®n a los pactos de Estado. Es rid¨ªculo imputar "falta de lealtad patri¨®tica" a cr¨ªticas de la oposici¨®n que, sin ir m¨¢s lejos, son bastante m¨¢s leves que las que nos encontramos en los principales medios de comunicaci¨®n extranjeros. Y equivale a buscar un blindaje frente a la propia impericia a la hora de resolver un problema que nos afecta a todos. No puede ponerse la mordaza del patriotismo a reproches que, adem¨¢s, han tardado en dejarse o¨ªr y han mantenido un tono constructivo. El reconocimiento ¨²ltimo de Rajoy en las Cortes de que "no est¨¢bamos preparados" o el "perd¨®n" de Fraga son m¨¢s eficaces a la postre que la apelaci¨®n a un difuso patriotismo. Pero tuvieron que esperar al acoso de la oposici¨®n para hacerlo.
Tercera lecci¨®n: un Estado (en todos sus ¨¢mbitos de acci¨®n territorial) que es incapaz de saber vertebrarse con la sociedad civil es un Estado demediado. En una sociedad crecientemente compleja, la efectividad de la acci¨®n pol¨ªtica depende en gran medida de la cooperaci¨®n social y del mutuo acople entre autoorganizaci¨®n social y sistema pol¨ªtico. Uno de los aspectos m¨¢s dolorosos de esta crisis ha sido esta falta de sinton¨ªa entre todo un pueblo en defensa de su medio de vida y la correspondiente acci¨®n p¨²blica. ?Aprenderemos?
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