Teloneros
Rafael Simancas y Esperanza Aguirre no son almas gemelas. Sus or¨ªgenes y trayectorias dif¨ªcilmente pueden ser m¨¢s divergentes. ?l, var¨®n; ella, mujer; ¨¦l, de izquierdas; ella, de derechas; ¨¦l, inexperto en las tareas de gobierno; ella, curtida en dos concejal¨ªas y un ministerio. Las elecciones auton¨®micas les enfrentan y, sin embargo, su posici¨®n personal ante los partidos que representan es tan similar que comparten parecidas tribulaciones. Tanto para el PP como para el PSOE, en ese festival del 25 de mayo, las grandes estrellas son Alberto Ruiz-Gallard¨®n y Trinidad Jim¨¦nez, mientras que Aguirre y Simancas parecen figurar de teloneros. Ambos son conscientes de que los dirigentes nacionales tienen el m¨¢ximo inter¨¦s en la alcald¨ªa de la capital y coinciden igualmente en su resistencia a ser relegados como candidatos de segunda divisi¨®n.
Los dos est¨¢n decididos a darle a la batalla por la Comunidad aut¨®noma el protagonismo y la proyecci¨®n p¨²blica que, entienden, merece. Sabedora do?a Esperanza de que carece del aparato de comunicaci¨®n y las posibilidades medi¨¢ticas con que cuenta Ruiz-Gallard¨®n en su calidad de presidente regional, ha optado por buscar el consejo de quien llev¨® de la mano a Aznar hasta La Moncloa. El ex secretario de Estado de Comunicaci¨®n y ex portavoz del Gobierno Miguel ?ngel Rodr¨ªguez ha tenido ya varios encuentros y conversaciones telef¨®nicas con la candidata. Un asesoramiento que, al parecer, no entusiasma en la calle de G¨¦nova, tal vez por entender que alguien con esa experiencia y autoridad pueda desviar la estrategia de comunicaci¨®n all¨ª dise?ada.
Lo cierto es que Esperanza Aguirre necesita por encima de todo sentirse segura y apoyada, y buscar¨¢ fuera aquello que no encuentre dentro. Si para encauzar y potenciar su campa?a entiende que ha de montar un equipo paralelo, lo har¨¢ sin pesta?ear, por lo mucho que se juega en estas elecciones y lo ajustadas que van las encuestas. Sabe, adem¨¢s, que no est¨¢ en condiciones de despreciar el tir¨®n de Ruiz-Gallard¨®n y volar sola, en una regi¨®n con un cintur¨®n industrial que ronda el mill¨®n y medio de habitantes. No obstante, bajo ning¨²n concepto quiere quedar difuminada ni asumir un papel de comparsa incompatible con su forma de ser.
Todo esto le suena y, probablemente, lo entienda mejor que nadie su m¨¢s directo rival, Rafael Simancas. Fruto de una aut¨¦ntica carambola pol¨ªtica, en principio su candidatura a la presidencia regional fue para la direcci¨®n nacional del PSOE un puro formalismo sin futuro alguno al suponer que el enemigo a batir ser¨ªa Ruiz-Gallard¨®n.
La maniobra del PP situando de improviso al presidente regional contra la emergente Trinidad Jim¨¦nez les descoloc¨®, quedando su apuesta m¨¢s potente en el peor de los frentes. La candidatura de Simancas cobraba, a cambio, unas posibilidades reales con las que nadie contaba y sobre las que, curiosamente, en Ferraz no muestran demasiado inter¨¦s. Volcados completamente en la candidata a la alcald¨ªa, el opositor socialista a la presidencia regional parece hijo de un dios menor. Es verdad que la figura de Rafael Simancas est¨¢ a¨²n muy desdibujada y que, en t¨¦rminos de imagen, no tiene el potencial de Trinidad Jim¨¦nez; pero el escenario regional resulta bastante m¨¢s propicio para la izquierda que el de la capital. Lo cierto es que toda la maquinaria federal est¨¢ centrada en la candidata al Ayuntamiento y que a Simancas le llevan como de figurante. Sea por error o felon¨ªa subconsciente, la discriminaci¨®n lleg¨® a materializarse en los lemas inicialmente propuestos para la precampa?a. Mientras el de Trinidad Jim¨¦nez rezaba Una alcaldesa para Madrid, el de Rafael Simancas dec¨ªa Un candidato para la Comunidad de Madrid. Tras cursar la correspondiente queja, rectificaron.
Aunque ellos han sabido cuidar su relaci¨®n personal, la situaci¨®n est¨¢ creando malestar en la FSM y tensiones evidentes entre la direcci¨®n nacional y la de Madrid. En Santa Engracia, sede de FSM, algunos se?alan que la diferencia est¨¢ en que unos llegan al socialismo por necesidad y otros por hobby, si bien no definen cu¨¢l de las dos procedencias resulta m¨¢s meritoria. En cualquier, caso esas diferencias nunca ser¨¢n tan abismales como las que separan a Simancas y Esperanza Aguirre. Dos pol¨ªticos vinculados ahora por su escasa vocaci¨®n de teloneros.
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