Percebes "de a 12.000 el kilo" que se quedar¨¢n en las rocas

Arturo Reiriz es el vigilante del marisqueo de la isla de Ons. Cuida de que nadie se salte los periodos de veda y hace lo que puede contra el furtivismo. La marea negra ha hecho in¨²til su trabajo. "La mancha lleg¨® el martes. A eso de las siete de la tarde todo estaba limpio, no se ve¨ªa ni una sola mancha, pero a las nueve el fuel lo hab¨ªa invadido todo en las playas de Pereir¨®, Melide, Curro, Canesol, la Cova, todo. Un desastre". No hace falta que lo diga: el aroma y la marca del Prestige se distingue en cualquier rinc¨®n de la isla.

"La parte de afuera de la isla", contin¨²a, "apenas se ha visto afectada, porque la mancha entr¨® por dentro, por aqu¨ª por la cara de la r¨ªa. ?sa es la zona con m¨¢s percebes de toda la isla, apenas se ven manchas en las rocas, porque la marea lleg¨® alta y s¨®lo manch¨® las rocas por arriba. Ah¨ª si se ve una mancha, nada, de 20 metros o as¨ª, pero alta en las rocas".

Desde hac¨ªa un a?o no se hab¨ªa recogido nada pero ahora, aunque est¨¢ todo repleto, est¨¢ prohibido ir a por percebes. La semana pasada, seg¨²n asegura, ya se estaban vendiendo los percebes en lonja a "12.000 o 13.000 pesetas el kilo [m¨¢s de 72 euros], as¨ª que imagine c¨®mo se iban a poner para Navidad. Yo los he visto limpios pero como ahora no se pueden recoger percebes, pues no hay m¨¢s que decir".

Arturo Reiriz dice que siempre fue pescador. "Yo nac¨ª aqu¨ª. Estuve en dos barcos de pesca pero acab¨¦ de estar en el mar hasta el mo?o, por eso me volv¨ª y cog¨ª esto de vigilante. S¨ª, pescador, que a m¨ª me da igual que me digan pescador o marinero". La visi¨®n de las lagunas que se formaban entre las rocas, ahora llenas de fuel hasta las trancas, le trae otro recuerdo mitad culinario, mitad ecol¨®gico. "En esas lagunas hab¨ªa centollos a montones, grandes, grandes, que estaban buen¨ªsimos, pero ahora vaya usted a buscarlos. No hay ni uno, o por lo menos no se ven".

Pulpo a espuertas

La mujer de Arturo lo requiere a gritos desde la cocina. Gloria Sampedro sale a ver qu¨¦ hace. Los dos son los due?os de uno de los bares de la isla. "Ella es la due?a", dice Arturo. Los trabajadores del mar de la isla, enfundados en los monos blancos de usar y tirar, se han reunido en el bar a comer. Pulpo a espuertas. "El pulpo ¨¦ste lo cogimos como dos d¨ªas antes de que llegara la marea negra, as¨ª que se puede comer tranquilo".

La televisi¨®n atrona el bar, situado frente a los locales de la Asociaci¨®n de Vecinos de Isla de Ons, base log¨ªstica prestada para los voluntarios que recorren la zona para enfangarse de chapapote. En todos los ba?os p¨²blicos de la isla, los lavabos est¨¢n llenos de botes de lavavajillas y aceite de girasol para diluir el fuel. El bar de Arturo y Gloria tiene ya 20 a?os, seg¨²n cuentan casi a la vez. Pero el nombre que tiene desde entonces est¨¢ a mitad de camino entre la premonici¨®n del desastre del Prestige y la desesperanza. Se llama Lo que faltaba, pero en gallego.