Lecci¨®n de Osasuna en San Mam¨¦s
El conjunto navarro exhibe estrategia, oficio, entrega y efectividad ante un Athletic hueco
Durante a?os, un sector del f¨²tbol consider¨® que la presi¨®n al contrario era una actitud mezquina que en el fondo escond¨ªa la incapacidad para jugar con sutileza. Luego llegaron Cruyff y el Manchester, por poner dos ejemplos, y se comprendi¨® que la presi¨®n era el principal argumento para jugar al f¨²tbol. As¨ª, se ganaba el bal¨®n y por lo tanto se pod¨ªa apostar por el espect¨¢culo.
Durante a?os se consider¨® a Osasuna como un exponente de la antigua presi¨®n, la de los posesos que corren y chutan sin m¨¢s encandilamiento por el bal¨®n y, que como los vejos ingleses, se hac¨ªa tan dificil doblegarles como que ellos ganaran el partido.
Todo ha cambiado. Como quiere su t¨¦cnico, Vasco Aguirre, Osasuna mantiene intactas las viejas virtudes de la tradici¨®n pero ha evolucionado en el contacto con el bal¨®n: ya no lo rompe, lo acaricia; ya no lo rifa, lo entrega con unas dosis de sensatez que ayer acabaron por enviar al Athletic al cuarto de los ratones.
ATHLETIC 1 - OSASUNA 3
Athletic: Lafuente; Javi Gonz¨¢lez, Lacruz, Murillo, Larrazabal; Gurpegui (Orbaiz, m. 76), Alkiza; J. Etxeberria (Ezquerro, m. 64), Tiko, Yeste (Guerrero, m. 72); y Urzaiz. Osasuna: Sanzol; Izquierdo, Cruchaga, Mateo, Antonio L¨®pez; Rivero (Palacios, m. 89), Pu?al, Mu?oz, Moha (Gancedo, m. 88); Iv¨¢n Rosado (Lekunberri, m. 84) y Aloisi. Goles: 0-1. M. 8. Disparo de Aloisi que da en el brazo de Larrazabal. Mu?iz decreta penalti que transforma el propio Aloisi. 1-1. M. 9. Yeste efec¨²a un saque de esquina y Urzaiz peina hacia atr¨¢s superando a Sanzol. 1-2. M. Mu?oz dispara cruzado, el bal¨®n golpea en Larrazabal y descoloca a Lafuente. 1-3. M. M. 43. Centro desde la derecha al que no llegan ni Aloisi, ni Lafuente e Iv¨¢n Rosado marca a placer. ?rbitro: Mu?iz Fern¨¢ndez. Amonest¨® a Larrazabal, Moha y Pu?al. Unos 38.000 espectadores en San Mam¨¦s.
Osasuna imparti¨® una lecci¨®n en San Mam¨¦s. Lecci¨®n de orgullo, por la entrega intachable; de estrategia, por su disposici¨®n en el campo, esa que se manifiesta veros¨ªmil por la cantidad de rechaces que caen en su pies; por su efectividad, ya que de cuatro disparos a puerta, tres fueron gol y el otro choc¨® contra el poste. Mucho tuvo que ver en ello el tacto de Pu?al, capaz de organizar al equipo y de desorganizar al rival con eso que se llaman faltas t¨¢cticas pero que le dejan el tobillo morado al rival. Y no tuvieron menos que ver Iv¨¢n Rosado y Aloisi, dos delanteros que desnudaron al Athletic en todas sus verg¨¹enzas.
Del equipo de Heynckes no hubo nunca noticias. Con una defensa lamentable (blanda, insegura, desorganizada), un centro del campo tan despistado que ni siquiera acert¨® a ajustar los tacos de las botas, a juzgar por los continuos resbalones, y una delantera ineficiente, el Athletic fue un juguetito para el orden osasunista.
Se podr¨¢ discutir la rigurosidad del penalti de Larrazabal, la no se?alizaci¨®n de una mano de Izquierdo en su ¨¢rea, el infortunio de Larrazabal al desviar involuntariamente un disparo de Mu?oz, el fallo de Aloisi que curiosamente propici¨® el gol de Iv¨¢n Rosado, el error de Gurpegui, s¨®lo ante Sanzol. Lo que resulta indiscutible es que Osasuna control¨® el bal¨®n, acot¨® el campo a su beneficio y despu¨¦s regul¨® el reloj a su antojo. Y que el Athletic, pasado el espejismo de noviembre ha vuelto a su ser, es decir a la mediocridad, con futbolistas fuera de forma (caso de Tiko), verdes (caso de Murillo o Gurpegui), agotados (caso de Larrazabal), confundidos (caso de Yeste), o excedidos de su responsabilidad (caso de Etxeberria o Urzaiz). Es decir la vulgaridad absoluta frente al oficio de Osasuna, un equipo que hace lo justo, pero todos los minutos del partido.
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