Carter, la paz y nosotros
Al ver de nuevo la brillante recopilaci¨®n Impressions d'un segle -realizada por Jordi Muix¨ª y Pere L¨®pez y emitida por TV-3 el 31 de diciembre de 1999-, que tras escenas de Sarajevo, el sida y la pena de muerte, concluye el siglo con la correlaci¨®n de im¨¢genes de Thelma y Louise lanz¨¢ndose con su coche volando al vac¨ªo, el transbordador espacial Columbia y un sat¨¦lite girando sobre la Tierra, no me cabe ninguna duda de que si alg¨²n d¨ªa se prolongara el documental con los hechos acaecidos a inicios del siglo XXI, continuar¨ªa con las im¨¢genes de los aviones suicidas estrell¨¢ndose el 11 de septiembre contra las Torres Gemelas, y se cerrar¨ªa as¨ª la secuencia de im¨¢genes a¨¦reas. El siglo XX comenz¨® en 1914 en Sarajevo con la destrucci¨®n de un orden imperial y el estallido de la I Guerra Mundial, y termin¨® seg¨²n muchos historiadores y analistas, tambi¨¦n en Sarajevo, con la tard¨ªa acci¨®n militar de castigo contra los sitiadores que masacraban la ciudad, en lo que se cre¨ªa que iba a ser el preludio de un nuevo orden mundial. La fuerza se aplicar¨ªa en las intervenciones humanitaria tuteladas y pactadas por la ONU, en unos momentos en que los dictadores, fuesen Pinochet o Milosevic, perd¨ªan su inmunidad. Un nuevo periodo hist¨®rico en el que la Declaracion Universal de los Derechos Humanos, nacida tras el fin de la II Guerra Mundial, pero congelada por la Guerra Fr¨ªa, se impondr¨ªa poco a poco en los cinco continentes.
Pero con el retorno de la familia Bush a la Casa Blanca, su unilateralismo, su desprecio a la ONU, las heridas reabiertas con la defunci¨®n del proceso de paz en Oriente Pr¨®ximo y los injustificables atentados del 11 de septiembre, esa utop¨ªa realista se ha roto. Resulta lamentable la asunci¨®n de la doctrina de una guerra preventiva y una justicia infinita, detr¨¢s de la cual se esconden los compromisos con las compa?¨ªas petroleras y la industria armament¨ªstica. Por ello es hoy por hoy parad¨®jico para quienes desde esas izquierdas y esos movimientos sociales que hace dos d¨¦cadas nos opon¨ªamos a la pol¨ªtica del entonces presidente Jimmy Carter, lo tengamos a ¨¦l como referente, como voz mundial a la que sumarse para rechazar la pol¨ªtica autista de la ¨²nica potencia mundial. En estas semanas de espera al inicio de la guerra preventiva contra Irak, son muy reconfortantes las palabras con las que Jimmy Carter recibi¨®, el pasado martes 10 de diciembre, el Nobel de la Paz. Su autoridad moral como ex presidente y como Nobel le permite descalificar la ceguera de Bush en Oriente Pr¨®ximo, la locura de su guerra preventiva en Irak, las consecuencias de su negativa a acatar la Corte Penal Internacional y su desprecio por los derechos humanos y del medio ambiente.
En muchos lugares de Europa, amplios sectores de la opini¨®n p¨²blica se han movilizado en los ¨²ltimos meses contra la pol¨ªtica de Bush, contra el callej¨®n sin salida al que lanza a esa regi¨®n donde se cruzan Asia, ?frica y Europa, y de confluencia y origen de las tres religiones monote¨ªstas en las que se sustenta la cultura, tanto de los creyentes como de los no creyentes, de la mayor parte del mundo. Pero tanto en Catalu?a como en Espa?a las movilizaciones de protesta han obtenido un eco mucho menor que al habido en otros lugares de Europa. Barcelona y Catalu?a, por una serie de razones, pueden tener un papel importante en esas voces que claman contra el desorden al que nos arroja el unilateralismo de Bush. No s¨®lo por ser la sede del F¨°rum de 2004, o por haberse destacado en otros conflictos como el de Sarajevo en su implicaci¨®n a fondo en la reconstrucci¨®n y reconciliaci¨®n, o porque el alcalde Joan Clos representa hoy la voz de las ciudades en la ONU. Posiblemente, la solidaridad de unos municipios, un foro internacional, la fuerza de las organizaciones ciudadanas, no pueden parar una guerra cuando la decisi¨®n ya ha sido tomada. Pero en tiempos de oscuridad, la palabra y la raz¨®n, sea la de un premio Nobel, sea la de la ciudadan¨ªa y sus pol¨ªticos, es m¨¢s necesaria que nunca. Y siempre, por triste y err¨®nea que sea la guerra, quienes tienen el poder de cambiar las pol¨ªticas, tarde o temprano deber¨¢n retornar al camino de la paz.
Xavier Rius-Sant es periodista.
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.